Cabalgata con nubes y claros

La meteorología jugó ayer con las mascaritas dejando a unas secas y otras mojadas durante la Cabalgata, en la que participaron unas 170.000 mascaritas, según fuentes de la policía local, frente a las 200.000 que lo hicieron en la pasada edición. Diez mil de ellas iban montadas en carrozas.

El desfile comenzó sin contratiempo meteorológico alguno a media tarde, a excepción de un ligero y frío viento que no amedrentó a la Reina de Los años locos 20 -Paula Miranda- ni a las primeras damas de honor -Virginia Álamo, Olivia Alonso y Lorea González; solo faltó al desfile la tercera dama, Mónica Monzón-, en ropa interior y cubiertas tan solo con los trajes de pedrería.

Tampoco a la Gran Dama -Carmen Martín- ni el Drag Queen Valkiria - Nelson Rodríguez -, ganador de la pasado edición, que tuvo la fortuna de salir en el cortejo debido a la suspensión del viernes de la gala más transgresora de las Carnestolendas por motivos de seguridad después de una lluvia torrencial a una hora escasa de comenzar el espectáculo.

Valkiria, que llevaba un traje de paje real con corona incluida que lucirá en la obertura de la gala drag que se celebrará esta noche en el parque Santa Catalina, se mostraba "encantadísimo" por tener la oportunidad de participar en la Cabalgata ya que el pasado año solo pudo asistir al Entierro de la Sardina dado que la organización del Carnaval decidió posponer la elección de la drag después de la Cabalgata. "Es mi año", comentaba jocoso, aunque triste por lo sucedido la noche del viernes.

Pero a las ocho y cuarto de la tarde, cuando las mascaritas de la carroza Studio 80 -número 12- desfilaban alegres por los aledaños de Mesa y López, las que aún estaban en León y Castillo recibían un importante chaparrón.

La Cabalgata, en la que desfilaron 125 carrozas -solo una no se presentó a la cita y otra fue descalificada por exceso de aforo- comenzó en el horario preciso, después de que se atrasara una hora la comitiva para que la seguridad y la protección de las mascaritas estuviese garantizada debido a la coincidencia del evento con el partido de fútbol de la Unión Deportiva- Barcelona, en el que la Reina de las Carnestolendas 2016 hizo un saque de honor. El encuentro futbolístico también tuvo que adelantarse para que ambos eventos estuvieran garantizados.

El partido de fútbol en el Estadio de Gran Canaria, un encuentro de baloncesto en el Centro Insular de Deportes y el mal tiempo fueron los causantes de que en esta edición hubiera menos mascaritas en la calle.

La corte real de Los años locos 20 salió desde la plaza de La Feria, esquina con la calle León y Castillo, camino de la plaza Manuel Becerra acompañado por siete batucadas y las comparsas Baracoa, Kisamba, Cubatao, Nuevo Estilo, Chiramay, Bahía Tropical, Lianceiros, Rayo de Luna, Brisa de Volcán y Yoruba.

La Afilarmónica Los Nietos de Kika abrió la comitiva de las murgas, seguidas de Los Nietos de Sary Mánchez, Las Traviesas, Los Chacho Tú, Los Twitty´s, Las Despistadas, Los Melindrosos, Los Trapasones, Los Rockefeller 1981, Las Crazy Trotas, Las Lady's Chancletas, Los Chancletas, Las Tramposas, y Las Susulitas.

Entre las murgas había aparcado su descapotable blanco, con matrícula CRNVL- 20160C, Paco Acosta y Rosa Delia, que el pasado año llegaron en alfombra voladora al desfile La mil y una noches.

La pareja, al más puro estilo gastby, ya había disfrutado del Carnaval de Día y esperaba llegar con fuerzas al Entierro de la Sardina -que este año se celebrará tras la gala de elección de la drag queen y saldrá de la calle Albareda a la hoguera de la playa de Las Canteras- pese a que el automóvil iba sin pedales. "No me ha dado tiempo a instalarlos, aunque llevamos luces", confirmaba Acosta, merendando para entrar en calor.

Unos metros más adelante de la plaza La Feria, en dirección el parque de San Telmo, la familia Rivero también esperaba con su BaiFord rojo aparcado el arranque de la comitiva, que aguardaba la llegada de las carrozas para echar a rodar.

El vehículo, con la divisa de un baifo y con chófer incluido, estaba lleno hasta los topes de viandas y bebidas tanto en el maletero como en su interior. El automóvil había costado un mes de trabajo y el artista había sido Honorio Rivero, uno de los veinte miembros de la familia que habían bajado a la capital desde el barrio del Salto del Negro.

La familia, vestidos de coristas y de alcapones, lleva diez años participando en la Cabalgata y siempre idean algo relacionado con la alegoría. Aunque la del año pasado -Las mil y una noche- no les inspiró demasiado y optaron por salir como un clan mafioso. El traje les ha venido niquelado para esta edición de Los locos años 20.

"El pasado año bajamos a la Cabalgata del Sur y un policía nos dijo que le dijéramos al chófer que aligerara un poco más", comentaba Rivero para explicar la verosimilitud que tiene el conductor del automóvil: un maniquí de medio cuerpo que leía un mapa para saber dónde dirigirse.

"Es que lleva un volante de verdad", subrayaba para constatar el equivoco, mientras añadía que al automóvil, con la pegatina de la ITV y las luces reglamentarias, lo único que le faltaban eran también los pedales por lo que había que empujarlo.

La familia, que venía provista de chubasquero por si la lluvia hacia su aparición, afirmaba que tras la Cabalgata de la capital bajarían a la de Maspalomas. "Ya le he dicho a mi mujer y a mis hijos, que si me muero que sigan disfrutando del Carnaval, aunque sea en un día como éste; solo me falta que lo deje escrito en el testamento", sentenciaba el patriarca.

Las primeras carrozas de la Cabalgata hacían sonar sus bocinas a la entrada de la calle León y Castillo, donde ya había público esperando a que comenzara el desfile. Algunas de ellas con los equipos de música y amplificadores cubiertos con bolsas de plástico por si llovía en el trayecto.

Hasta la carroza número 13 no se vio desfilar un carruaje con algo de glamour y estilo para unas carnestolendas tan internacionales como las de la capital. Y mucho menos que las mascaritas fueran conjuntadas. Había tal barullo de disfraces en el interior de los trailler, algunos de dos pisos, que era difícil enmarcar una en una bonita postal para el recuerdo.

A ras de suelo, las mascaritas más jóvenes esperaban que los coches arrancasen para unirse al son musical que más les interesara, mientras se hacían selfies entre ellos mismos o con alguien con algún disfraz divertido.

Entre los que llamaban la atención el de cuatro amigos de Vegueta -Luis, Leticia, Rosi y José Ignacio- que vestidos de negro llevaban sobre sus cabezas unos drones de color blanco con cámaras para rodar el desfile. Por si alguien tenía dudas de qué eran, uno de ellos llevaba la camiseta de Dronaldo.

A las puertas del hotel El Parque, las primas pobres de la cantante Rihanna saludaban a las mascaritas que viajaban en carroza, mientras un grupo de turistas veía el espectáculo desde los ventanales. Las chicas, venidas desde Jinámar, y teñidas de negro "hasta las orejas" se reían de lo lindo meneando sus hermosos cuerpos, entre los que destacaban unos horondos culos y unos pechos sugerentes.

Pocos incidentes

El Centro de Control de Emergencias de La Paterna fue el encargado de vigilar que el desfile transcurriera con normalidad desde la plaza de La Feria hasta Manuel Becerra. Apenas hubo incidentes durante el itinerario y los que hubo fueron de carácter leve como algunos desmayos, problemas etílicos y una pelea.

A las nueve y cuarto de la noche, la última carroza del desfile entraba en la calle León y Castillo en dirección al Puerto, mientras las primeras ya habían llegado desde hace unas horas a su destino. Tras la Cabalgata, la música esperaba en el parque Santa Catalina a las mascaritas. Sobre el gran salón de Los locos años 20 actuaba la Orquesta Tamarindos y Dj Tony Bob. Star Music, el grupo Arena y Dj Ray Castellano, por su parte, lo hacían sobre el Bulevar.