Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Ángel Pérez | Igualmente Produce

Opinión

Y si...

En algún momento de eso que llaman madurez aparece la necrosis, la plaga minadora del "y si?" y ya todo cambia. Los besos robados mueren porque "y si ella piensa que soy un aprovechado"; las visitas sorpresas mueren porque "y si ellos prefieren estar solos"; las escapadas de fin de semana mueren porque "y si me llega un gasto que no espero"; las llamadas del domingo por la tarde mueren porque "y si él piensa que sólo lo llamo porque estoy aburrido".

El "y si?" es una patología silenciosa, que te resta, te limita, te coarta, te seca, te frena. Cada vez que el "y si?" aparece en tu mente, desaparece una oportunidad de sorprender y sorprenderte, de sentir el placer del riesgo, de saborear la incertidumbre y dejarte llevar. "Y si voy y no me gusta", "y si me gusta y me acostumbro", "y si ella piensa que yo lo pienso ", "y si me quedo en ridículo", "y si me quedo sola", "y si llueve y no salgo", "y si salgo y llueve", "y si empiezo y fracaso". El "y si?" es amante de la rutina, hermano de la pasividad y enemigo de la innovación y el emprendimiento. Cuántas empresas, cuántas declaraciones de amor y de intenciones, cuántos deseos, sueños, proyectos y palabras se han quedado en un "y si?". Por eso invoco al aún virgen 2016 para que al eterno salud-dinero-amor-paz añada la cura del "y si?" y vivamos la energía del arrebato, la frescura del impulso-acción, el calor de las bajas y buenas pulsiones, la verdad de la espontaneidad, el miedo de comenzar sin seguridad del cien por cien y a sentir la bendita desnudez del "lo hice sin pensar".

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.