Esperar la apertura de las puertas, correr para lograr un puesto seguro en las primeras filas, junto al escenario y a tiro de piedra del artista, era el objetivo de los primeros seguidores de Juan Luis Guerra que hacían cola horas antes de que comenzase ayer el Todo tiene su hora Tour.

Entre los más madrugadores Miriam Gomes ("ten en cuenta que mi apellido es portugués así que va sin acento y con s al final", decía a los periodistas). Y con ella un numeroso grupo de amigas.

Alrededor de una decena de chicas algunas de las cuales se habían apostado junto a la entrada del recinto desde las once de la mañana para intentar coger buen sitio. "Luego hay que correr todo lo que se pueda para asegurarlo", contaba Miriam, de 37 años y con ascendientes familiares directos de Santo Domingo, de donde procede Juan Luis Guerra, además de su propio cónyuge. "Mi marido no va a poder estar en el concierto porque anda con el Combo Dominicano de gira por Galicia".

Rita, Wendy, Aldina, Abenchara, Gisel, Indira, Nadine y Belinda compartían con ella cerca de las seis de la tarde algo de sombra junto a las puertas del estadio.

Estaban entusiasmadas, todas vestidas con una camiseta en la que se ve al artista preparada por el grupo para la ocasión. "Todos los años toca concierto nuevo, disco nuevo y camiseta nueva", reían.

Con bocadillos y frutos secos se alimentaron durante la espera. "Los conciertos de Juan Luis Guerra siempre te aportan algo. Sales de ellos muy relajada, con una paz interior que no te la ofrece ningún otro artista", cree firmemente Miriam. Ella y sus amigas no se pierden un concierto en la isla del dominicano.

Sin embargo, ayer fue un día de estreno para otros seguidores del artista latino.

Zulema y Haridian Talavera Brito, del barrio de San Nicolás, confirmaban que el de ayer fue el primero que iban a vivir en Siete Palmas y con Guerra. "Queremos bailar un poquito; a mí me encantan la bachata y la salsa", decía Zulema.

"Me gustan las canciones y me parece muy buen cantante", apostillaba su hermana. "Pero dí por ahí que tenemos una queja con la organización: no nos dejan cambiar la entrada normal (que costaba 30 euros) por una VIP (con un precio de 45 euros). Llevo tres días intentándolo y lo único que me dicen es que no se puede. Sin dar ninguna otra razón", se quejaba Haridian.

Apenas unos metros de su lado un grupo de cuatro veinteañeros pasaba el tiempo refrescándose con unos cuantos botellines que sacaban a discreción de una bolsa repleta de hielo.

Yanira Hernández Cazorla vive en Arguineguín y ayer se acercó a Siete Palmas para ver en acción a su cantante favorito. Con ella, los hermanos Jaime y Kenny Quintana Suárez, de Escaleritas, y Fabio Robaina, del de Las Torres.

"Mi viejo lo escuchaba cuando yo era niño, así que conozco su música desde pequeño", explica ba Fabio sobre su afición a la música del dominicano.

Con pasión aseguraba que Juan Luis Guerra está ahora, como entonces, pletórico. "Pasan los años y siempre saca temas que hacen bailar y cantar a la gente. Y eso solo te lo dan los buenos artistas".

Sus amigos asentían porque ellos también oyeron cantar y bailar a sus padres los temas del cantautor latino. Y por ahí se les coló en el corazón. "Es un artista consagrado", según Yanira.

Algo que no contradecía, sino todo lo contrario, Jaime. "Mi madre cantaba sus canciones y yo las escuchaba. ¿Decir cuál es mi preferida?. Eso sería como matar a Guerra. ¿Cómo elegir una entre tantas que te gustan?".

Su hermano Kenny y Yanira no se lo pensaron al decir que, en un concierto, Guerra no sería lo mismo si no estuvieran los 4.40. "No, sin ellos el espectáculo cambiaría porque son los que bailan y aportan mucho ritmo a las canciones".

Entre tanto fan veinteañero y treintañero los había, como no podía ser de otra manera, también talluditos, anteriores o de la generación del propio artista. "Soy una fanática desde el colegio de este cantante", reconocía Juani Pérez que con un puñado de amigos esperaba a que se abrieran las puertas.

Carmen Pérez, Conchi, Idaira y Rita García, junto a Guillermo Reyes y José Santana formaban este grupo de admiradores de Juan Luis Guerra. "Me recuerda las anteriores etapa de mi vida", aseguraba Juani.

A Carmen le encantan los diferentes palos del cantante. "Tiene de todo: bachata, son, merengue..." Algunos de ellos ya estuvieron en el último concierto que ofreció el artista en la isla hace dos años.

Mientras, la espera se hacía un poco cuesta arriba para un grupo de chicas que se había desplazado hasta Siete Palmas poco después de la hora de comer y directamente desde sus lugares de trabajo.

Mónica Cedrés, de La Feria, con Tamara Cano, de Jinámar, y Elena Rodríguez, de Pedro Hidalgo, reconocían estar algo cansadas horas antes de que empezase la fiesta del bachata y el merengue, los cantos de Juan Luis Guerra y los movimientos de los 4.40. "Pero cuando comience el espectáculo se nos quitará todo", confiaba Mónica.