Tras centrarse diez años en la serie Trent, ambientada en Canadá, el guionista Rodolphe y el dibujante Leo trasladan sus historietas a paisajes más cálidos en Kenia, que transcurre en el país homónimo en una curiosa combinación del género de aventuras y la ciencia ficción. La acción se sitúa en 1947 y las referencias al cine de esa época son constantes. Así, John Remington, uno de los protagonistas, es muy parecido a Ernest Hemingway, y como él es escritor; el nombre de la bibliotecaria Jane Flemming, es un guiño a Ian Fleming, autor de las aventuras de James Bond, y el del aviador Hank Grabble recuerda al popular actor. Lo mejor son las logradas y elegantes viñetas, hábilmente coloreadas por Scarlett Smulkowski, y un guión muy imaginativo, pero que incurre en inexactitudes como mencionar la inteligencia artificial, concepto introducido nueve años después por el informático John McCarthy, o cuando en mayo de 1947 se habla de platillos volantes, expresión creada a partir del avistamiento del piloto Kenneth Arnold el mes siguiente. Incluso se les llama ovnis, traducción de ufo, término acuñado por Edward J. Ruppelt en 1952.