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Un escritor apátrida

Un escritor apátrida

Al igual que en nuestros días muchos de los que aspiran a ser novelistas tienen que trabajar como camareros o repartidores de pizza, en su juventud Joseph Conrad tuvo que trabajar como navegante para poder escribir. Podemos decir que Conrad fue desde el primer momento un escritor apátrida, y así se percibe en esta Crónica personal, que junto con El espejo del mar, cabe situarla entre los mejores textos autobiográficos del autor de El corazón de las tinieblas. El mar fue la mejor escuela de Conrad: "De otra manera sería muy difícil caracterizar la intimidad y la dura pugna de un esfuerzo creativo en el que la mente, la conciencia y la voluntad han de empeñarse a fondo, hora tras hora, día tras día, apartadas del mundo y con absoluta y rigurosa exclusión de todo aquello que hace de la vida algo adorable".

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