Ana Lilia Martín (La Palma, 1963) es profesora de Artes Plásticas y Diseño en la Escuela de Arte y Superior de Diseño Fernando Estévez de Santa Cruz de Tenerife. Ayer viernes inauguró su exposición Neomorfologismos (I) en el Espacio Cultural ST, que consta de veinticinco esculturas acerca de las cuales habla en esta entrevista.
¿Cuál es el concepto que resume la exposición?
La idea surgió de una exposición anterior que realicé en el Círculo de Bellas Artes de Tenerife, que consistía en una miscelánea en la que experimenté con formas que se fusionaban creando híbridos. De ahí vienen estas esculturas en las que la figura humana y la animal se combinan, pero en esta ocasión mezclo mucho más que eso, porque estas esculturas van acompañadas de una narrativa expuesta en las paredes que contienen palabras inventadas como "embutada", "flotatrópolis" y etc, a partir de las cuales fueron creadas.
¿Unos vocablos artificiales son la fuente de inspiración de sus esculturas?
Efectivamente, todo comenzó como un juego en el cual inventaba una palabra con la que trataba de transmitir ideas o situaciones, y a partir de ellas imaginaba la escultura que podría expresar ese concepto, pero en muchas ocasiones también sucedió todo lo contrario, la escultura dio lugar a un concepto inexpresable, para lo cual tuve que inventar palabras nuevas. Al principio era bastante extraño, pero poco a poco me fui sintiendo mejor en esta dinámica porque me daba mucho juego para crear.
Algunas de sus esculturas muestran personajes monstruosos, figuras zoocéfalas surgidas de la mezcla de las formas humanas con las animales
Tal es la naturaleza humana, por lo que son una metáfora de que el ser humano tiene una parte animal que por mucho que quiera ocultar siempre termina aflorando.
Pero algunas de estas esculturas recuerdan a divinidades paganas e incluso a personajes que aparecen en tratados de demonología
Es posible, pero no trabajo con modelos, a pesar de lo cual tengo la experiencia de que el espectador siempre tiende a tratar de reconocer en mis obras algo que ha visto antes. Muchas veces han señalado esculturas que he realizado comparándolas con estatuas antiguas y debo admitir que a veces estos parecidos pueden existir, pero son fruto del inconsciente, de imágenes de obras que tengo en la cabeza y que empleo inadvertidamente. No se puede desligar el arte de lo que se ha hecho anteriormente, precisamente estoy en contra de esa corriente artística moderna que reniega del acervo precedente.
¿Por qué toda la exposición gira en torno al cuerpo humano?
La figura humana tiene posibilidades increíbles, por eso al crear formas basadas en ella no busco respuestas sino preguntas, interrogantes.
¿A qué se refiere?
Por mucho que el artista siempre parta de una idea, el material con el que trabaja termina orientándolo en una dirección diferente a la que se había marcado. Por eso es fundamental dialogar con el material, que se deja trabajar pero a la vez pone límites al artista, diciéndole hasta donde puedes llegar.
¿Entonces el proceso creativo transforma el objetivo que tenía el escultor antes de la ejecución de su obra?
Sin lugar a dudas el concepto es fundamental, pero también la técnica y el oficio. Los procesos son muy importantes en la creación artística, por eso el trabajo en el taller dice mucho del camino que ha seguido el escultor y a través del cual ha descubierto orientaciones que desconocía, aunque sea algo que progresivamente se está relegando al olvido.
¿Esa concepción del arte está siendo abandonada?
En esta época en la que las posibilidades de crear digitalmente se han multiplicado es muy importante que el artista trabaje con el material, la labor intelectual de un creador debe ir de la mano de la labor plástica. Es muy importante que siga existiendo esa interacción en el proceso creativo.
Sus palabras son muy didácticas, ¿ser profesora de escultura ha influido en su arte?
Me considero muy afortunada porque trabajo en lo que me gusta, llevo veintiocho años dedicada a la docencia y treinta y uno a la escultura, así que por experiencia puedo afirmar que son ocupaciones que se retroalimentan. Me gusta la enseñanza, en la que me dedico a la rama del área tridimensional y siempre trato de que mis alumnos visiten las exposiciones porque son muy didácticas, aportan mucho porque en ellas se comprueba in sito lo que se ha aprendido a nivel teórico, especialmente en el campo del montaje expositivo y de la iluminación.
¿Cuál es el panorama de la escultura canaria?
El artista isleño siempre está en minoría ante cualquiera que trabaje en el continente. A los escultores canarios nos achacan que tenemos currículos muy localistas, pero es difícil sacar nuestra obra fuera de las Islas, la burocracia y los costos de desplazamiento lo complican todo, se necesitan medios para trasladar nuestras creaciones. Es complicado y no recibimos precisamente mucha ayuda desde las instituciones.
¿Existe una pléyade de artistas que es desconocida más allá de las Islas?
Hay una cantera muy importante en todo, no solo en las artes plásticas. Hay gente muy interesante en el Archipiélago que no se conocen fuera.
La diversidad de estas esculturas demuestra que trabaja con muchos materiales
En mis obras empleo textiles, mimbres, metales como el aluminio, el acero y especialmente el bronce, pero el gres es mi material predilecto, porque es con el que me siento mejor trabajando por las muchas posibilidades que ofrece. Esa relación entre forma, diseño, material y lo que se quiere transmitir es fundamental.
Pero su obra resulta algo enigmática. ¿No lo considera así?
El arte radica en comunicar algo que no siempre tiene que coincidir con lo que interpreta el espectador, por eso esta exposición da mucho juego a las interpretaciones ya que los textos que acompañan las esculturas ayudan a que cada cual haga una lectura de acuerdo a sus condicionantes, en eso ha consistido el arte desde el amanecer de la civilización.
