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Un balance tortuoso

Nick Cave reflexiona sobre su obra en 'Lovely creatures', en el que recopila las canciones que, desde su punto de vista, son esenciales en toda su trayectoria

Nick Cave and The Bad Seeds en directo. LP / DLP

Sólo hay que ver el magnífico documental sobre Nick Cave titulado One more time with feeling para entender cuál es la situación anímica por la que atraviesa el genio australiano desde la muerte de su hijo. Y es que lo que debió de haber sido una película sobre su actual inquietud artística, y más concretamente, sobre la grabación de su último trabajo, Skeleton tree, se convierte en la desazón vital que produce la pérdida de un ser querido.

La obra, es cierto, transmite el mismo dramatismo que el filme, pero sólo los seguidores acérrimos del ex Birthday Party, comprenderán la verdadera dimensión que esta tiene en su discográfica. Y es que Nick Cave, al igual que Neil Young, Iggy Pop, o Van Morrison, es un artista al que sólo se le entiende cuando uno ha escuchado y digerido bien el conjunto de su obra por sus continuos vaivenes estilísticos. El autor de From her to eternity es consciente de todo esto y quizás por eso, ha considerado que había llegado el momento de publicar un recopilatorio seleccionado por él mismo como este Lovely creatures a modo de testimonio de cuatro décadas . Pero, es que además, el trabajo aparece en diferentes formatos, a razón del nivel de admiración que el consumidor pueda tener sobre su figura. De este modo, hay un doble CD de 21 canciones para los profanos, un triple CD de 45 temas para los más avezados. Y una edición superdeluxe que incluye tres CD y un DVD con contenido audiovisual inédito para sus fans más acérrimos.

Sobra decir que Nick Cave representa mejor que ningún otro artista la evolución de la música contemporánea. Empezó en el punk con The Boys Next Door en los setenta. Poco después se pasó al rock gótico con esencias de no wave en los magníficos Birthday Party. Y desde 1984 hasta ahora arroja un saldo de 16 trabajos todos fascinantes e intensos. Pero viendo cómo se decanta sus gustos, comprobamos una preferencia por el disco de 2013 Push the sky away ya que es del único que incluye tres temas en los que el minimalismo más opresivo sirven para que Warren Ellis descargue los loops a su antojo. Se incluyen dos de los discos de 1988 Tender prey, 1990 The good son, 1994 Let in love, 1996 Murder ballads, 1997 The boatman's call y 2004 Abattoir Blues / The Lyre of Orpheus, lo que viene a reafirmar que ha sido durante los noventa cuando Cave ha alcanzado sus mayores cotas de lirismo y profundidad literaria. Las maravillosas Loverman o The weeping song así lo atestiguan.

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