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Un viaje por la Costa Oeste

El grupo neoyorkino Endless Boogie publica un quinto trabajo en el que actualiza las recreaciones psicodélicas de Jefferson Airplane o Grateful Dead

Paul Major de Endless Boogie. LP / DLP

No han existido muchos grupos que hayan basado toda su obra sobre unas mismas pautas o ideas que, lejos de quedar como repetitivas o anquilosadas para sus seguidores, hayan aumentaod el interés a medida que avanzan sus carreras. Y es que esto sólo se consigue si los integrantes de dichas formaciones tienen la suficiente claridad de ideas para ir progresando a lo largo del tiempo añadiendo nuevos detalles innovadores pero sin traicionar sus pautas originales. Normalmente el resultado suele ser decepcionante y hay cientos de casos de este tipo. Pero se me ocurren como ejemplos paradigmáticos de todo lo contrario los de Ramones, The Fall o Bardo Pond por poner casos pertenecientes al punk, el postpunk y el noise respectivamente de tres décadas diferentes.

Pues bien, otro de esos proyectos realmente singulares lo representa esta banda neoyorkina cuya discografía gira alrededor de la esencia del rock psicodélico que inventaran en los setenta Jefferson Airlplane o Grateful Dead, con un añadido del blues de John Lee Hooker y Robert Johnson y algo del sonido Detroit de Stooges y MC5, pero actualizado y puesto al día. Desde su primer trabajo Focus Level en 2008 hasta este Vibe killer publicado el mes pasado, el grupo de Paul Major ha realizado una labor prodigiosa para atraer a ese oyente que haya crecido al amparo del sonido de los setenta de la costa oeste americana. Aquí el grupo comienza con la canción que titula el disco en donde el cantante no tiene reparos en utilizar la voz hablada imitando al Iggy pop de Raw power y que, de alguna manera, sirve como guía para el resto de las composiciones. Y es que estos logros se repetirán de forma aún más afortunada en la magnífica High drag, hard doin' donde la guitarra de Jesper Eklow parece calcar a la de Ron Asheton del Fun house. Y entremedias se incluyen temas como Let it be unknown o Bishop at large, que están más cercanos a la onda del rock ácido de San Francisco de hace cuarenta años donde la guitarra rítmica se convertía en la columna vertebral del sonido. También hay desviaciones por el estilo stoner como Back in 74', y medios blues hipnóticos como Jefferson country.

Lo más curioso es que el grupo se despide con un Whilom totalmente contemporáneo y en donde se crea una atmósfera más parecida a las de Spaceman 3. Una obra para aquellos que aún sueña con el resurgir del pop lisérgico con el mismo entusiasmo con el que lo hicieron Beatles o Pink Floyd.

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