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"En mi obra anticipé temas que hoy se han vuelto más acuciantes"

Exposición 'Interferencias' de Concha Jerez en el CAAM

Exposición 'Interferencias' de Concha Jerez en el CAAM

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Exposición 'Interferencias' de Concha Jerez en el CAAM N. N.

En alguna ocasión se ha definido como "artista intermedia", en homenaje a un concepto del artista fluxus Dick Higgins. ¿Por qué "intermedia" es sinónimo de libertad?

Efectivamente, juego con la idea de intermedia que viene del movimiento Fluxus y de Higgins, quien acuñó este concepto como un género dentro del arte, que es el arte intermedio. Este permite utilizar en un discurso no sólo un elemento, sino distintos elementos, en los cuales hay una implicación mediática, bien sea por video, por televisión, por acciones o por el uso de distintos objetos. Y la combinación libre de esos elementos da pie a una idea nueva y eso me parece interesante.

¿En qué consiste el espacio del "entre", uno de los ejes conceptuales de su discurso?

El espacio del "entre" hace referencia al diálogo entre dos personas, al espacio entre dos actuaciones, tanto interpersonales como a lo largo de diversos momentos de la vida. Incluso a nivel de la relación entre los objetos o de edificios, el "entre" es ese espacio que quieres puntuar como lo que no se ve, pero que está.

Y en cuanto a la idea de "interferencia", ¿concibe el arte sin esa perspectiva crítica?

Me gusta la idea de la interferencia, porque me gusta la idea de que algo que parece lógico, de repente, deja de ser lógico, porque te mueve las neuronas. Eso es lo que está en el sustrato de mi trabajo en relación con las interferencias, que consiste en interferir y en cuestionar determinados temas de la vida. Como decía el creador Wolf Vostell: "Los artistas estamos para quebrantar las reglas e ir más allá de ellas". Y yo estoy de acuerdo. Ahora bien, lo primero que se tiene que hacer en una democracia para ser críticos es educar bien desde la base. Si eso no se hace, la democracia se desvirtúa y, por eso, hay que releerla y, sobre todo, hay que dar pasos para cumplirla. En la actualidad, lo que hacen muchos medios, como la televisión, es deseducar, homogeneizar y manipular, así que la educación es esencial para transmitir una capacidad para criticar y decidir por uno mismo qué hacer y qué no.

Dice que siempre regresa a los mismos temas, como en una espiral, pero ¿en qué ha cambiado su mirada?

Los temas no se eliminan, sino que se van acumulando y, a mi juicio, enriqueciendo. El factor tiempo es muy importante en el desarrollo de las personas y en el desarrollo del arte, pero creo que es así para todos. El arte es mi lenguaje, porque indudablemente tengo una ideología y hay cosas del mundo que no me gustan, y cosas que pienso que, en regímenes democráticos como se supone que es el nuestro, no deberían de hacerse así. Por lo tanto, en el desarrollo de mi obra no soy tanto de romper y recomenzar, porque no creo que uno pueda romper con todo lo que es y piensa, porque el poso queda. Por tanto, más vale asumir el poso y reformularlo. Al menos, eso es lo que yo hago.

En sus comienzos, en la década de los 70, abordó algunas cuestiones sociales, como la autocensura o el consumismo, que en muchos aspectos se han recrudecido en pleno siglo XXI. ¿La realidad también es cíclica, como su obra?

Lamentablemente, sí. Al final, yo los preví en un momento determinado pero, con el tiempo, han engordado tremendamente. En el fondo, yo nunca he buscado tener razón, sino agitar un poco las mentes de las personas. Por eso, no deja de sorprenderme que algunas cuestiones que anticipé en mi obra hoy se hayan vuelto más acuciantes. Y con respecto a esto me inquieta mucho en particular la idea de la autocensura, que es un tema que me parece muy triste y muy real al mismo tiempo, porque hoy se ha extendido a lo laboral, donde uno dice o no dice según convenga. Y así, todo. Por eso, una vez tras otra me he permitido darle distintos formatos a este fenómeno para poner el foco en ello, de manera que la gente sea consciente de que se está censurando. Entonces, tal vez uno se autocensure menos o, al menos, identifique que hay algo en la sociedad que hace que tú tengas que autocensurarte. Luego, otra historia que me preocupa, sobre todo, cuando leo los periódicos o veo los telediarios, no son ya los hechos políticos y sociales que están aconteciendo en el mundo, sino como se están transmitiendo, porque de alguna forma están configurando una forma de ser y de pensar. Me interesa poner el dedo en la llaga en esta cuestión para que la gente sea consciente de que se les está llevando por ahí. Y ahí nace la idea de la interferencia, que he plasmado siempre que he podido, tanto sola como con José Iges, en el mundo de la radio, que todavía te permite interferir en el medio desde el lenguaje artístico. Antes también se permitía en el medio televisivo pero, hoy por hoy, no hay posibilidad de hacer una obra artística dentro del contexto de la televisión, porque está demasiado controlado.

¿En qué medida el arte nos hace más libres?

Siempre hablo del arte como un modo de conocimiento, porque te permite ir definiendo conceptos -no sólo con palabras, sino también con otros elementos- que muchas veces pueden ser abstractos. Ojo, tampoco me gusta determinar estos conceptos de una forma tajante o agresiva, porque las cosas en la vida nunca son tan definidas; cuando lo están es que hay algo de imperativo y los imperativos producen relaciones de verticalidad, mientras que yo voy más por la horizontalidad. Una palabra puede tener distintos significados y esa idea acaba definiendo un espacio conceptual, no constreñido. En el arte, yo no creo tanto en las definiciones perfectas, sino en la idea de la ambigüedad, como un espacio en el que caben distintas lecturas.

Y en este sentido, también ha hablado del arte como esa tensión entre una realidad compleja y los lenguajes que la representan. ¿Cómo se traslada esto a la acción?

El concepto de la acción es la estrategia que uno lleva a cabo para desarrollar distintos comportamientos artísticos. Unas veces, esas acciones son privadas y, otras veces, son públicas. Pero esa idea de obra in situ o de acción me interesa mucho, porque interfiere con este u otro lenguaje directamente en la realidad. También me ha interesado la transposición de cosas que se hacen en privado y pasan a lo público. Yo tengo una serie de obras llamada Jardín de poetas, cuya base está en las voces de los poetas grabadas, que exhibo en voz alta dentro de una obra artística en un espacio público. Lo que hago es trasladarlo la voz de los poetas al espacio público para compensar otros discursos muy nefastos que imperan en el día a día. Esa es la acción.

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