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Entrevista | David López

"Tengo la madurez necesaria para crear mis propios cómics de superhéroes"

"El mercado cambió con aquellas ediciones para coleccionistas de superhéroes que dio otro valor al cómic", afirma

El dibujante grancanario David López. LP / DLP

¿Su nuevo trabajo se encuadra dentro de esa tendencia actual de ofrecer una mirada personal al muno de los superhéroes como la de David Rubín?

Blackhead Ironhead es, realmente, una interpretación personal, cómo veo yo a los superhéroes. Y, efectivamente, David Rubín y yo hemos crecido leyendo cómics de Márvel y Dc y en nuestras historias los usamos como un mecanismo para alcanzar nuestro objetivo. En mi caso me permite contar una especie de comedia, más o menos oscura, sobre la familia, que es lo que yo buscaba desde el principio.

¿Y qué importancia tiene este título en el global de su obra?

Es muy importante para mí, porque cuando me quise dedicar al cómic de superhéroes, en un principio mi intención era dedicarme un tiempo concreto, aprender lo máximo, y luego escribir mis propias obras. Y ya he llegado a ese momento. Blackhead Ironhead es la cristalización de un trabajo de muchos años y es una obra de madurez en muchos sentidos. Primero de escritura, porque hasta ahora siempre había escrito sin ninguna intención literaria, pero en este título he sido muy consciente de ello. Y segundo de haber alcanzado la experiencia personal necesaria para crear, ahora sí, mis propios cómics de superhéroes

La protagonista, Alex, va dando bandazos por las calles y el metro durante las primeras viñetas. Luego se muere su padre y se enfrenta a su tío por controlar La Fundación. El esquema está cercano al culebrón.

Pero es que los cómics de superhéroes son un poco culebroneros. Uno de mis favoritos, La Patrulla X de Chris Claremont, es muy culebrón de principio a fin, y eso es lo que más me gusta de él.

¿Y ha sido ese título una referencia a la hora de realizar sus trabajos de superhéroes?

Sí, junto al Spiderman más sufridos y clásico, y a la obra de Rumiko Takahashi, la autora de Ranma. Esas tres son mis influencias más importantes hasta ahora.

Blackhead Ironhead se ha ido publicando de forma periódica en el medio digital. ¿Cómo se gestó la obra realmente?

Primeramente lo hice para una plataforma que formaba parte de una web creada por Marcos Martín y Brian K. Vaughan. La ventaja del digital es que lo publicas para todo el mundo, con lo que sale a la vez en español y en inglés y en un concepto muy moderno. Con este método tú has hecho el cómic que querías y los lectores lo pueden descargar gratis o pagando lo que quieran. De este modo, se establece una relación con el público de confianza. Por otro lado, si no lo consideras, no lo pagas, y si quieres pagas lo que creas que hay que pagar por un cómic en digital. Después surgió de manera natural lo de hacer la edición en papel.

¿Qué tipos de mercado abarcará la obra concretamente?

Por lo pronto ha salido primero en italiano y ahora en español. Hay otro a punto de publicarse para el mercado potente europeo, y la versión americana debería estar a punto para ahora mismo.

¿Cómo empezó su trabajo para las grandes editoriales norteamericanas?

Yo ya estaba trabajando con la serie Espiral, que fue publicada a finales de los noventa en La Cúpula, pero me puse a trabajar para Estados Unidos y vie que con esos personajes crecía mucho profesionalmente. Para mí fue la oportunidad que te dan y que no se puede dejar pasar en la vida. Al final todos esos años me han servido para ir madurando, porque, por ejemplo, yo tenía la parte de la escritura totalmente abandonada. Pero un día dices, 'vamos a probar'.

¿Cuáles fueron sus trabajos más importantes durante esa etapa norteamericana?

Cuando empecé en Estados Unidos hice un poco de Batman, y luego me puse con Fallen Angel, y fueron unos 20 números con Peter Davis en DC. Era algo marciano, pero tuve suerte. Luego llegó una época larguísima con el personaje de Catwoman, que fueron 30 números seguidos que me forjó el carácter como dibujante. Y después de eso ya pasé a Marvel donde estuve haciendo cosas más pequeñas como Hawkeye & Mockingbird que me gustaba mucho. Luego hice Mystic con el que estuve nominado a los premios Eisner. A continuación llegaron Nuevos Mutantes, X-Men, un poco de Spiderman y Capitana Marvel. En 2013 hice Lobezna que fue lo último continuo para Marvel y que lo dejé en el 16. Luego dejé de hacer interiores y me dediqué a hacer sólo portadas y ahora a centrarme en Blackhand Ironhead.

¿Hay tantas restricciones en Marvel y DC de cara a tener control de tu propio trabajo?

Sí, y de ahí el por qué hacer tu propio material. Yo no soy propietario de nada del trabajo que he hecho a lo largo de los años para Marvel o DC. Ahora, con la película de la Capitana Marvel, una de las imágenes promocionales que más se usan es un a portada que he hecho yo, que se vende en muchos sitios, que se hacen muchos pósters, pegatinas, chapas, etc. Y de eso yo solo cobré una vez y nada más. Pero si yo hago material mío, podría licenciarlo y beneficiarme de eso.

Es la eterna queja de los creadores sobre los contratos de las dos grandes editoriales.

Desde el punto de vista creativo, la persona que dibuja los cómics pocas veces es el propietario de su obra, son las ellas las que controlan todo. No es nada nuevo, ni es exclusivo de los cómics, y en mi caso me di cuenta de que llegaba el momento en que cada uno tiene que empezar a hacer las cosas que considera oportunas. Hay muchos casos de grandes autores de cómics cuya obra ha vendido muy bien, pero el beneficio se lo ha llevado otro. Lo que más vende es Marvel, DC se está recuperando y el manga vende mucho. Pero en España, quintando a Paco Roca, que cada vez que publica vende miles, los demás tenemos que compartir.

Parece que cada cultura tiene su propia historia de los cómics.

En España comprar Mortadelos era lo más normal del mundo hace algunos años, era un bien de consumo, de usar y tirar,. En Japón se han mantenido con el cómic popular. Y en América el coleccionismo partió de aquellas reventas de números unos que convirtió al cómic en un bien de alto valor. Luego el cómic francobelga apostó para que se editaran con mucha calidad, con tapa dura, para que los conservasen para siempre.

¿No cree que uno de los peores defectos del cómic de superhéroes actual es cómo cambia de dibujantes la misma historia en muy pocas páginas?

Probablemente, pero la máquina tiene que seguir produciendo, y muchos títulos, ciertamente, cambia de autores rápidamente, aunque yo soy más partidario de que se mantengan siempre los mismos nombres, porque yo compro casi siempre los cómics por los dibujantes y no por el personaje.

También se le da una importancia desmedida al guionista en detrimento del ilustrador.

Hay que tratar a los dos como cocreadores. Pero el lenguaje propio del cómic es especialmente visual. Si tu vas a Amazon a la hora de buscar cómics por autor sólo te sale por el guionista, si quieres de dibujantes tienes que ir ahora a una tienda física y de especialistas.

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