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El vigilante en el Olimpo

Neil Gaiman adapta al noveno arte su novela 'American Gods' con todos los elementos de su universo sobrenatural

Una de las viñetas en las que el personaje de Sombra Moon declina entrar en una reyerta. LP / DLP

La figura de Neil Gaiman está relacionada de forma indisoluble a la del autor que cambió el concepto del cómic fantástico con su celebérrima The Sadman, un personaje basado en el folklore anglosajón que se desenvolvía en un ambiente sobrenatural y onírico, alejado de las típicas historias de superhéroes predominantes en el mercado hasta los noventa. Desde entonces y hasta ahora, el guionista británico ha podido ratificar su talento colaborando con los grandes del noveno arte a ambos lados del Atlántico. Pero Gaiman ha destacado también por otra faceta alejada de este medio, pero no por ello más prosaica, y es la de un exitoso novelista cuyas obras se devoran como rosquillas en Estados Unidos, superando en popularidad incluso a sus incursiones en la cultura, digamos, popular. Sin embargo, los fanáticos de su obra son unánimes al considerar que el autor de Casos violentos no llega, en su faceta de escritor, al nivel de excelencia que ha logrado como guionista.

Sin embargo, una excepción a todo esto ha sido American Gods, que supone no solo su obra maestra como novelista, sino que ha logrado la admiración unánime de sus seguidores más exigentes. Y aunque dicho título ya vivió una adaptación a la televisión en 2017, ahora llega su versión ilustrada.

Por este motivo, este American Gods presenta elementos que la hacen indispensable por partida doble ya que Gaiman es el autor de la novela original y del guión adaptado. Para tamaña empresa, el británico ha contado con la colaboración de dos de los ilustradores más competentes del momento que son, nada menos, que Craig Rusell y Scott Hampton. El primero conocido por sus imprescindibles adaptaciones de óperas al noveno arte. Y el segundo por su maravillosa Simon dark. Y a ellos se unen los también imprescindibles Walter Simonson, Colleen Doran y Glenn Fabry. Lo curioso es que el estilo de Hampton es similar a los primeros ilustradores de Sandman como Sam Kieth, Mike Dringenberg, Malcom Jones III. El dibujante crea unas viñetas de perfiles tímidos en los que no hay espacio para la profundidad escénica y que contribuye a recrear un ambiente de austeridad que hace aún más desasosegaste las incursiones del protagonista por los mundos fantásticos.

Sombra Moon acaba de salir de la cárcel y se entera de que su mujer ha muerto. Derrotado, en la ruina y sin saber adónde ir, conoce al misterioso señor Wednesday que le da trabajo como guardaespaldas y le hace entrar en el mundo letal de lo sobrenatural, donde los fantasmas del pasado vuelven de entre los muertos y la guerra entre los dioses está a punto de estallar. Una obra imprescindible que permitirá descubrir nuevos elementos hasta ahora desconocidos incluso a los admiradores más profundos y acérrimos del genio de Portchester.

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