Los accesos narcolépticos en los que Luisito Cadalso, el niño emisario y cuasi-mágico de Miau, se comunica con Dios para trazar los diálogos suprasensoriales más ingenuos y memorables de esta novela breve galdosiana, se reescriben en clave musical bajo el epígrafe Miau, una farsa celestial.

El tándem artístico formado por Juan Carlos Guerra y Fran Villalba, con el equipo de GC Diseños en la producción, adapta esta novela breve de Benito Pérez Galdós, publicada en 1888 dentro de su nómina de "novelas españolas contemporáneas", y que sube el telón en calidad de estreno absoluto los próximos 5 y 6 de marzo en el Teatro Guiniguada, en homenaje a la conmemoración del centenario de la muerte del escritor grancanario (1920-2020).

Su singularidad estriba en que esta versión escénica no solo se focaliza en el personaje de Luisito Cadalso, nieto del protagonista original de la novela, Ramón Villaamil, sino que además enhebra sus conversaciones deíficas con las melodías jazzeadas de Cole Porter, compositor musical canónico de Broadway, en un vis a vis arropado en directo por el piano bajo la dirección musical de Borja Arias.

Intérpretes

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Por su parte, la actriz canaria Ester Brito y el madrileño Alberto Aliaga, ambos asiduos del género del teatro musical, interpretan al pequeño Cadalso y al mismísimo Dios, respectivamente, con la única compañía del pianista Francisco Fernández en directo desde el escenario.

"No me conoces? ¿No sabes quién soy?" (...) "Luisito le miró mucho. Su cortedad de genio le impedía responder. Entonces el señor misterioso, sonriendo como los obispos cuando bendicen, le dijo: Yo soy Dios. ¿No me habías conocido?", reza el pasaje que inaugura esta entrevista onírico-visionaria en Miau.

Pero es el trasfondo social de esta novela realista, en la que Galdós satiriza el Madrid burocrático y administrativo de finales del siglo XIX, lo que despertó el interés de los autores para adaptarla a escena. " Miau es una novela muy curiosa, porque es una de las pocas, por no decir prácticamente la única, en la que aparece de forma explícita el personaje de Dios, teniendo en cuenta que Benito Pérez Galdós era ateo y anticlerical", apunta Juan Carlos Guerra. "Pero es que no solo es particular el hecho de que aparezca Dios, sino el tratamiento que hace de Dios en la novela, ya que no lo muestra como defenestrado o malvado, sino que presenta a un Dios bueno y comunicador", añade el autor.

Además, como en el conjunto de la obra galdosiana, el creador subraya la vigencia de este retrato sociocrítico, aplaudido por su coetáneo Leopoldo Alas (Clarín), y que gravita en primer término sobre los avatares de Ramón Villaamil, un íntegro y fiel empleado del ministerio de Hacienda que ve con angustia cómo queda cesante a solo dos meses de su jubilación.

"Indudablemente, el mensaje fundamental de Miau nos revela que en la época en que vivió Galdós ya imperaba la corrupción dentro del entramado político y el funcionariado, que es algo que, a todas luces, se puede extrapolar a hoy en día", señala el director.

Sin embargo, el gran desafío al que se enfrentó el equipo del montaje consistió en adaptar tanto el lenguaje galdosiano para la escena contemporánea como las letras de las canciones de Porter, que fueron adaptadas y traducidas al español para el montaje. En este sentido, Guerra revela que "lo que buscábamos es que las canciones continuaran o, al menos, complementaran la acción de la obra, porque nuestro objetivo era concentrar en el espectáculo toda la información posible que nos brinda la novela". "Pero en el caso de las partituras de Porter hubo que adaptar muchísimo las letras, porque una de sus peculiaridades es que mete sílabas en la melodía vocal donde nosotros no meteríamos ni media, y eso es muy complicado de trasladar al español", añade.

A este respecto, este equipo especializado en el género del teatro musical decidió apostar por el legado "visceral, divertido y jazzero" del compositor estadounidense como revestimiento melódico debido a que representaba un contrapunto de la estampa española y decimonónica de Galdós. Sin embargo, lo que permanece incólume en la adaptación es la perspectiva irónica que atraviesa Miau.

"Sí, hijo mío, bienaventurados los brutos, porque de ellos es el reino... de la Administración", recoge una de las reflexiones iniciales de la novela. Y es que, en palabras de Guerra, "Galdós es muy irónico y nosotros hemos querido llevar toda esa ironía de la obra al montaje y, sobre todo, a esa relación entre Dios y el niño". Para el espectador ajeno a esta novela breve, las interlocuciones celestiales de Luisito Cadalso, cuyas abstracciones se materializan a partir de síntomas como la "pesadez de cabeza, sopor y frío en el espinazo", no constituyen sino el comodín narrativo de Galdós para desplegar sucesión de acontecimientos de Miau. Y lejos de doctrinas o aleccionamientos dogmáticos -y sin ánimo de cometer spoilers-, el gran tema de la novela pivota alrededor del libre albedrío de los seres humanos.

"La obra toma como punto de partida ese planteamiento porque es algo que el propio Galdós pone muy en claro: que su Dios es un dios que ha dado al ser humano el libre albedrío para hacer el bien o para hacer el mal, para corromperse o para hacer buenas obras, lo cual es una perspectiva muy interesante y moderna", concluye Guerra.

Con todo, los ensayos de Miau, una farsa celestial arrancaron hace un mes en Madrid, donde residen el actor Alberto Aliaga y el pianista Francisco Fernández, pero enfilarán la cuenta atrás con los últimos ensayos con vestuario y atrezzo en el Teatro Guiniguada a partir de la semana próxima.

Asimismo, su hoja de ruta contempla el estreno absoluto del espectáculo en la ciudad natal del escritor grancanario, pero el plan es regresar después a Madrid, ciudad de acogida de Galdós, con el objetivo de hacer temporada en uno de los grandes teatro de la capital. "Aquí en Madrid también se está celebrando muchísimo el año galdosiano", puntualiza el equipo, que espera el estreno absoluto del montaje "con mucha ilusión y expectación".

Las entradas para el espectáculo pueden adquirirse en los canales habituales de venta del Guiniguada, tanto en la misma taquilla del recinto como a través del portal de venta de entradas www.entrees.es, al precio único de 15 euros.