- Sí. He estado diez años trabajando con la Compañía Nacional y he sido el asistente de Nacho, por lo que ahora quiero evolucionar y trabajar con otros nuevos coreógrafos. Fui asistente de Maurice Béjart con 25 años y llevo más de 20 años ensayando. Me gustaría quedarme en España, pero al haber pocas compañías aquí es difícil. Me gustaría que a toda España le interesara mi compañía y poder tomar las decisiones que me parecieran correctas.

- ¿Qué diferencias habrá con respecto a su trabajo en la Compañía Nacional?

- Habrá una identidad más contemporánea. Nosotros, en la compañía, teníamos una identidad que no era ni clásica ni contemporánea, sino más bien neoclásica. No hace mucho tiempo que existen compañías de danza y por eso éste es un arte muy joven. La danza empezó con Luis XIV en Francia, pero desde que surgió una compañía sólo ha pasado un siglo y por eso creo que es un arte en el que todavía hay que investigar mucho.

- Suena extraño, porque a Nacho Duato se le criticaba el que fuera muy contemporáneo.

- Hay que cuidar las etiquetas porque, desde mi punto de vista, no era contemporáneo. Ahora está llegando el hip hop y la fisicalidad que tiene es muy interesante. Hay coreógrafos que a mí me interesan y que han trabajado con los monjes de Shaolín, con actores, con rock, y en el mundo de la danza aún hay mucho por descubrir.

- ¿Cree que la apertura al clásico de la compañía es una reacción a esas críticas?

- Me imagino que sí, que ha tenido que ver. Pero no hay que olvidar que la Compañía Nacional de Danza ha sido uno de los mejores embajadores de España por todo el mundo, y todo eso lo ha conseguido Nacho.