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Entrevista

Juan José Afonso: “Dignidad’ es un thriller político que trata el conflicto ético entre amigos”

“La obra aborda temas como la amistad, la humanidad, la moralidad y la lealtad entre las personas”, señala el director teatral

Juan José Afonso, director de la obra teatral ‘Dignidad’.

Juan José Afonso dirige la obra teatral ‘Dignidad’, que se interpreta este sábado, 20 de febrero, en el Teatro Guiniguada de la capital grancanaria y que está protagonizada por Óscar Bacallado y Vicente Ayala. El texto versa sobre la actualidad política y sobre el concepto de democracia pero, sobre todo, sobre la amistad y cómo le afectan las ambiciones personales. Según Afonso, “hacer política requiere tomar decisiones que pueden bordear lo moral”.

¿Por qué el título de Dignidad?

Dignidad viene de dignitas, en latín. Los políticos que perdían la dignitas eran expulsados de Roma, sus bienes eran confiscados y su vida y la de su familia iban a la ruina. Al que metía la mano en la bolsa de Roma le ocurría eso.

¿Es muy difícil hacer compatibles la política y la moral, como decía Francis Bacon?

Creo que sí, porque hacer política requiere estar tomando decisiones sobre muchos temas y, a veces no es algo fácil, tampoco evitar que bordeen lo moral. Las circunstancias impulsan a que haya que tomar determinaciones muy difíciles en momentos complicados. La obra habla de política como un ejemplo, pero no es el centro de la función que se refiere a seres humanos que tienen problemas éticos, con la propia moral y la que predican.

Durante la obra hay aspectos inesperados que se desvelan y que ponen en riesgo la amistad de los personajes...

Se trata de un thriller con trasfondo político, pero en realidad es una historia de amistad, humanidad, sensatez, moralidad y lealtad entre las personas. Cuenta la historia de dos amigos de siempre que en una noche se descubren de verdad y encuentran que no llevan la vida que querían. También es una historia de ambición, de conocer los límites que debe marcarse cada persona. No todo vale.

¿Qué pensamientos políticos son los más destacables?

Han asistido muchos políticos a ver la obra porque ya se ha representado en muchos lugares y países. Al estreno en Madrid vino Alfredo Pérez Rubalcaba. Como casi siempre hacemos un debate posterior dijo que le apasionó la función y que había visto sobre el escenario muchas cosas metafóricas, pero que él había vivido en la política. A muchos otros políticos que han ido a ver la obra les hace gracia y a otros tantos, les parece que puede ocurrir en realidad.

¿Qué recepción de público tienen estas piezas con contexto político? ¿No resultan densas o demasiado intelectuales?

El público va a entender muy bien la función porque se sigue fácilmente en su formato de thriller y, además, van a aparecer muchos aspectos de actualidad que incumben a los entresijos de un partido político y las traiciones. En un mismo partido la armonía no suele ser lo habitual sino que hay, desde siempre, luchas internas fratricidas, y más hoy en día. Los espectadores no van a considerar la pieza muy intelectual porque se narra la historia entre dos amigos. Se trata de una trama sencilla y habitual. No contiene nada intrincado ni un lenguaje que no se pueda entender. Es una obra emocionante y con mucho humor negro.

Los protagonistas tienen deseos, ambiciones, ilusiones y miedos...

Sí. Son dos hombres a la cabeza de un partido que puede llegar a la presidencia del Gobierno. Dos personas llenas de ilusión que se conocen desde la infancia y cuya carrera les ha llevado a este momento de toma de decisiones importantes. Se encuentran en un momento de la vida en que el ser humano debe ser muy ambicioso en sus metas.

¿Cuál sería entonces el perfil psicológico que interpreta el actor Óscar Bacallado?

Óscar interpreta a Francisco. Domina la trama porque sabe lo que va a ocurrir dado que tiene todos los datos de lo que va a pasar. Dosifica frente al amigo toda la información que posee y que desconoce el otro personaje. Es un juego del ratón y el gato en que Bacallado es el gato porque tiene el poder en sus manos. Hay momentos de la función en que parece lo contrario, pero es él quien domina la trama.

¿Y el de Vicente Ayala?

Sería el ratón, la persona que es convocada sin saber lo que va a ocurrir porque los datos los tiene Francisco. Cree que es una reunión normal, un encuentro informal y ocurre que no es así, que esa noche les va a cambiar la vida y se va a trastocar todo lo que tenían ambos pensado de presente y futuro.

Se trata de una historia sobre amistad, poder y ambición…

La parte de amistad es la más destacable, el creer que tienes un amigo y no ser así, en realidad. No es tampoco una historia de buenos y malos. Ambos personajes poseen aristas muy destacadas, positivas y negativas.

¿Le resultó complicado dirigir esta obra?

Lo he hecho varias veces con varios repartos diferentes. Es una obra muy placentera y maravillosa de dirigir porque presenta un texto y una palabra muy cuidados, sin nada de artificio, solo dos hombres hablando. Hay que hacerla bien para que no aburra, pero no es así. Los ensayos han sido muy entretenidos, tanto en Canarias como en Madrid cuando se interpretó en los Teatros del Canal y después en los Teatros Luchana con distinto reparto. Supone una función agradable de ver y de la que sales hablando.

¿Qué tipo de aspectos se suelen comentar entre el público a la salida de la función?

Te planteas preguntas tales como si la gente puede ser, en realidad, así como parece, o si el ser humano es capaz de esconder tantas cosas. Por supuesto que lo hace. Provoca plantearte lo difícil que es conocer a alguien totalmente porque te puedes haber confundido, algo que sucede muy frecuentemente.

En definitiva, ¿cómo definiría el mensaje que quiere enviar el autor del texto, Ignasi Vidal?

Fundamentalmente, se enfoca hacia una historia de amistad y lealtad. Todo lo que ocurre entre estos dos políticos podría pasar entre dos médicos. También es importante destacar la dignidad que se precisa para ser querido y respetado por el resto. Al haber un trasfondo político se aprecian las costuras de la democracia que, como se ha dicho siempre, no es perfecta, pero el mejor de los regímenes hasta que se demuestre lo contrario. Tiene imperfecciones, obviamente y la gente sin escrúpulos los utiliza, pero la política es necesaria e imprescindible para que funcione una sociedad. Invade todo, y puede servir para que las personas vivan en mejores condiciones.

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