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María Juncal: “La razón de ser y vivir en mi día a día se fundamenta en el baile”

María Juncal, en ‘La vida es un romance’.

La bailaora y coreógrafa grancanaria María Juncal debe su vida al baile flamenco y es una de las grandes referencias en la escena. El baile lo lleva en la sangre como parte de una saga familiar que es historia en el género. Su tía abuela Trini Borrull le acompañó en sus primeros pasos en la danza española antes de que abriera horizontes hacia Madrid. El próximo sábado 27 de febrero, María Juncal baila en el Teatro Cuyás con ‘La vida es un romance’, su última producción, acompañada por la guitarra de Óscar Lago; la percusión de Javier Teruel; y el cante de Juan Triviño, Jonatan Reyes y Jesús Corbacho.

La vida es un romance le permite volver a bailar en la capital grancanaria, en el Teatro Cuyás.

La verdad es que ahora mismo es toda una suerte, un lujo, para nosotros supone muchísimo estar en escena, y para mí tiene una connotación muy especial por volver a casa, poder llevar allí este último espectáculo a Las Palmas y al Teatro Cuyás, donde va estar mi gente querida, la familia, un regreso muy bonito y emocionante, la verdad.

¿Qué se va encontrar el público en este espectáculo?

Es flamenco, con música en vivo compuesta para este espectáculo, y cada uno de los artistas tiene carreras exitosas y llenas de proyectos, y todos han aportado una parte esencial. La vida es un romance es un cancionero que está concebido desde un punto de vista que puede significar el momento de la vida de cualquiera de nosotros y no en orden cronológico; quiero decir que esos momentos nos pueden suceder en cualquier etapa de nuestra vida, antes o después, pero al final es un poco como esa persona que después de muchos viajes llegaba a la plaza y le contaba a los demás las historias que había visto por el camino. Y esa es un poco la sensación que he tenido y que tuve a la hora de concebir La vida es un romance. Son cuatro escenas, completamente distintas en contenido y en su forma: La piel sin mácula, Seguiriya del caminante, Guajira del agua, y el Romance, un poco el instante en que uno toma decisiones importantes acerca de quien es o quién quiere ser. La vida es un romance iene a ser el compendio, el resumen de todas las batallas y las alegrías que nos abren unas puertas y nos cierran otras, hacia qué caminos vamos y hacía cual no, y en definitiva, siempre dejando una puerta abierta porque el camino continúa, nuestras propuestas artísticas, y las sorpresas en la vida siempre están presentes.

Estas cuatro escenas le permiten mostrar las posibilidades del flamenco para retratar esos momentos vitales, unos alegres y de ritmo, y otros más serenos.

Si, eso es lo que tiene la expresión en general y el flamenco en particular con su forma, su potencia y versatilidad. Y efectivamente, de la alegría al desasosiego no hay nada y así sucesivamente, y nos transporta muchísimo la música a cada uno de esos lugares, y en el lenguaje del flamenco, de la danza y la expresión cada una de las piezas tiene unos códigos sobre los que he trabajado para poder expresarme acorde a lo que la escena está apuntando.

Se ha significado en su trabajo por la búsqueda de otras formas de expresión alrededor del baile flamenco, sin olvidar la raiz a que se debe.

A la hora de proyectar el espectáculo no he tratado de gestionar el flamenco como de una forma diferente.

La bailaora María Juncal, en uno de los cuadros del espectáculo ‘La vida es un romance’, que presenta en el Teatro Cuyás. | | VALLINAS

Me refería al conjunto de su trabajo, no a éste en concreto.

Apenas que estamos en un camino ya estamos pensando en el siguiente. Es la ilusión que nos hace vivir y crear, a veces está más apagada, otras más luminosa, pero la constante es permanecer e intentarlo como el caminante que siempre sigue aunque no sabe si avanza o retrocede.

Entiendo que hay voluntad por su parte de seguir avanzando en este quebradizo horizonte. ¿Cuál va ser el próximo paso escénico tras La vida es un romance?

El espectáculo tiene itinerancia y la agenda está ahí, se escribe y se borra sola, y si hay proyectos. Uno maravilloso basado en la historia de un libro que en breve lo podremos hacer público, y es donde tengo puesto ahora toda mi intención y energía. Es la unica manera de seguir adelante, el que queramos mover las cosas.

El último año ha estado marcado por la pandemia con una vida de puertas adentro, ¿Cómo le ha afectado?

Como para todas las personas el confinamiento ha sido difícil, un antes y un después, que ha dejado claro que la certeza no existe en nada. Yo he bailado en mi casa, he hablado con mis vecinos, ¡ soy bailora, lo necesito! ,y he llenado una tabla de mantas y a bailar, porque era imprescindible para poder subsistir literalmente. Por suerte, los libros me han acompañado, los pensamientos, mi familia desde la lejanía también, pero indudablemente lo que nos ha hecho sobrevivir son los sueños, las ilusiones de que esto va a acabar y proyectarnos en el siguiente espectáculo. Haber tenido esa fortaleza de pensar es lo que me ha hecho sobrellevar esto de una manera distinta. Salir ha sido ponerme en forma, sentirme torpe bailando pero con la energía de querer comerte el estudio y de aprovecharlo hasta el último segundo. Bailar me supone el aliento, la razón de ser y vivir en mi día a día se fundamenta en mi baile, y poder estar otra vez en el estudio y hacer realidad el escenario ha sido una bendición.

Imparte clases en el Centro de Arte Flamenco y Danza Española Amor de Dios en Madrid y participa de proyectos de integración cultural en barrios de La Habana, en Cuba.

En Cuba colaboro con el proyecto comunitario A Compás Flamenco en un barrio muy complejo en el que a través de la danza se ha conseguido un milagro, cosas maravillosas, el nivel que han adquirido las niñas, cómo la danza ha permeado en todos los aspectos de su vida y su desarrollo, y cómo han sido capaces de gestionar algunas situaciones desde la disciplina que le ha inculcado el estar en un estudio ante un maestro, es increíble. Y cómo han colaborado las familias para hacer posible que esa escuela a la que se le caían las ventanas ya las tengan. Empezó siendo un flotador para salvarlos de muchas cosas y el resultado es una maravilla. En otra vertiente, enseñar es lo me apasiona, y sobre todo aquí en Amor de Dios, donde me encuentro y donde lo aprendí todo, donde los maestros fueron generosos conmigo hasta el extremo, y me siento en el deber y la deuda de devolverlo.

Hay una tradición, una responsabilidad digamos familiar, en inculcar el baile flamenco a las nuevas generaciones.

En una entrevista hace muchos años me preguntaban cómo me daría por satisfecha, y yo decía pues si yo alguna vez pudiera estar en un libro como mi familia [Risas]. Hemos dado pasos, ya estamos en alguno pero esto continúa, y quisiera ser parte de esa línea de artistas .

Su tía abuela, Trini Borrull, puso en marcha su escuela en Las Palmas en los años 50 del pasado siglo, y usted ha mantenido esa línea. ¿Hay vocación entre sus alumnos y alumnas?

Si la hay, aquí en Amor de Dios te quedas asombrado, viene gente de todo el mundo a estudiar flamenco. Cuando doy clases en otros países te quedas impresionada de la cantidad de afición que hay. Hacerse profesional es marcarse un objetivo y esta es una carrera de mucha decisión personal, nadie te obliga a estar en un estudio y entregarte al mil por mil.

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