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Director, actor y dramaturgo

Claudio Tolcachir: “El mundo se vio beneficiado por un genio al que condenó a la vergüenza”

El director, actor y dramaturgo Claudio Tolcachir. | | LP/DLP

El actor, director y dramaturgo argentino Claudio Torcachir (Buenos Aires, 1975) se asoma a la vida del matemático Alan Turing en 'La máquina de Turing', de Benoit Solès, que se representa este mañana y el sábado en el Teatro Cuyás, con Daniel Grao y Carlos Serrano en el reparto. Tolcachir dirige este viaje al mundo privado de un personaje cuyos éxitos se apagaron tras ser condenado a la vergüenza por salirse de la “normalidad” de la época en que vivió. “Todos tenemos que pensar quién es Turing hoy, a quienes estamos dejando afuera por ser diferentes”, explica el director en esta entrevista.

La historia de Alan Turing va mucho más allá de su rol de célebre matemático capaz de descifrar el código de la máquina ‘Enigma’. ¿Qué le motivó para acercarse al personaje? ¿Cómo afrontó la adaptación de la obra y qué cuestiones quiso poner de manifiesto sobre su vida?

Me acercó la obra la productora Olvido Orovio. Conocía muy vagamente el rol de Alan Turing como matemático, inclusive cuando la guerra, pero no conocía su mundo personal y todo lo que había tenido que vivir y sufrir por ser quien era, y esto es lo que más me conmovió y lo que da sentido hacer la obra. Sentí que esta historia habría que contarla porque, hace muy pocos años, el mundo se vio beneficiado por un hombre apasionado, genial y brillante, y ese mismo mundo lo condenó a la vergüenza, al dolor físico, a la cárcel, a la castración química. Y es muy importante asumir que nosotros somos parte de esta sociedad, que nos pasa a nosotros con los diferentes, con los que no entran en nuestra normalidad, ya sea por una cuestión ideológica, religiosa, cultural, de nacionalidad, esto se sigue repitiendo y esta obra es una llamada de atención para todos, más allá de que esto pasó con Turing, como tratamos nosotros a los Turing de hoy, a los que no comprendemos, a los que son diversos. Es una historia apasionante y lo amo profundamente, todos nosotros lo amamos y lo interpretamos con ese respeto de quien fue alguien excepcional. En cuanto a la adaptación, el texto no está modificado, fue el que recibimos de este autor francés, y lo que aporta nuestra versión, creo, es la calidad de la actuación. Tenemos dos actores extraordinarios que lo hacen con una verdad, una entrega y un juego descomunal, y todo el armado desde la escenografía, las luces y el vestuario permite al espectador entrar en ese mundo privado de Turing, con delicadeza y mucha magia, que permite al público hacer ese viaje a su mundo privado de una forma muy orgánica y sutil. Estoy muy orgulloso de este trabajo.

¿Es la historia de un héroe al que la historia le arrebató el éxito en vida?

Pensar que es un héroe me gusta, es un tipo extraordinario, lleno de dificultades, de incapacidades, que ha luchado contra el mundo que le tocó, y sin embargo ha dejado su huella, y ha salvado miles de vidas, y ha aportado a la evolución de la humanidad. Alan Turing tiene que ver con nosotros todos los días, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, y seguramente la mayoría de la gente no sabe que le debe tanto a este hombre. Es de los héroes que nos gustan, de los que van por la calle y no son queridos por la sociedad, nadie les invita a un café, sin embargo han aportado para que todos nosotros estemos donde estemos.

“Tenemos que pensar quién es Touring hoy, a quiénes dejamos fuera por ser diferentes”

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Un robo en el domicilio de Turing pone sobre la mesa su condición de homosexual, y con ello se apaga su vida por la humillación y demás vejaciones que padeció. ¿Este suceso le permite escarbar en la moral de la época y cómo tuvo que sobrellevar Turing esta situación?

Esto que es real, sucedió, y que aparece en una pregunta en la obra: ¿Por qué hice la denuncia? Una denuncia torpe y sin sentido que de alguna manera lo incriminó a él. Entonces se pregunta si fue un error, la necesidad que tenía de hablar de algo, de dejar de esconder, y creo que esto puede ser de lo más importante: cómo una sociedad puede obligar a la gente a vivir en secreto lo que es, gente que no daña a nadie, simplemente desea o vive de una manera diferente. Es el núcleo temático de la obra, ¿qué pasa hoy con Turing? ¿Qué pasa con cada uno de nosotros con Turing? ¿Cómo lo habríamos tratado? ¿Lo habríamos comprendido, cobijado, soportar lo particular que era? Creo que es importante recordar que esto ocurrió hace poquísimos años, pero al mismo tiempo tenemos que pensar quién es Turing hoy, a quiénes excluimos por ser diferentes. Este es tambien el sentido del teatro, hacernos preguntas sobre nosotros mismos.

¿Era pertinente poner en su sitio al protagonista?

Todo esto está pensado como un gran homenaje a Turing, que él pudiera contar en primera persona qué hizo, qué le pasó, en qué se equivocó, qué le sigue torturando, poner en su lugar al protagonista, y que tiene que ver con quien lo hace, en el caso Daniel Grau, que es unos los actores más sutiles, honestos y sensibles que he conocido, y para mí era imposible pensar en otro actor para el rol, sabía que con él tenía el socio más adecuado para un desafío tan grande, un actor que defiende la verdad con uñas y dientes, y con la gran dificultad de componer un ser totalmente lejano a él. Y lo mismo en el caso de Carlos Serrano, que afronta muchos personajes, como el acompañante de Turing, para contar la historia. Los actores hacen que el público vea a Turing en una escala real y humana.

¿Cómo ha funcionado la obra en otras salas en este contexto de pandemia donde se ha podido representar? ¿Qué ha supuesto volver a las salas y tener de nuevo, en condiciones bien distintas, al público delante?

Fue muy emocionante poder volver al escenario, siempre tenía muchas dudas de poder lograrlo mientras ensayábamos, y lo que más me emocionó fue escuchar al público en las charlas posteriores a cada función hablar de cuánto había extrañado el teatro, la ceremonia presencial de estar todos juntos, de compartir la experiencia del teatro. No solo lo extrañábamos quienes lo hacemos, sino también el público que ama ir al teatro cada semana. Además del valor de la obra creo que hubo un valor especial para muchos espectadores, su primera obra después del confinamiento. Nos da vida y sentido hacer teatro, cuando no lo podemos hacer hay algo de nuestra vida que está inconcluso.

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