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Pensamiento | El mundo que viene después de la pandemia
Markus Gabriel Autor de ‘Ética para tiempos oscuros’

Markus Gabriel: «Hay que investigar si el coronavirus se originó en un laboratorio de China»

Markus Gabriel en los jardines del Hotel Santa Catalina. José Carlos Guerra

El catedrático y director del Centro Internacional de Filosofía en Alemania Markus Gabriel (Remagen 1980) acaba de publicar ‘Ética para tiempos oscuros’ (Pasado & Presente), donde da a conocer sus recetario moral para abordar una transformación estructural de la vida pública. No tiene pelos en la lengua y le gusta penetrar en los jardines más complicados. En su país es una estrella y un polemista de fuste.

Usted es un filósofo comprometido, sobreexpuesto y al pie del cañón. ¿No sería mejor ver lo conflictos desde una posición más filosófica?

La filosofía es una actividad realmente democrática; es decir, tengo dos lados: como filósofo, y soy universitario, catedrático de una universidad, entonces mis pesquisas en filosofía pura son inaccesibles para los ciudadanos. Pero también creo que es una responsabilidad del filósofo moderno, sobre todo en estos tiempos de varias crisis, de contribuir al progreso humano general, igual que lo tienen los especialistas en medicina o los ingenieros en infraestructuras. Tratamos de contribuir al progreso.

¿Cómo interpreta su popularidad en Alemania?

Digamos que es una cuestión sociológica compleja. ¿Qué rol tiene entonces el filósofo contemporáneo? Claro que disfruto de esta sobreexposición y quiero continuar llevando la filosofía al gran público, con unos libros accesibles para todos. Claro, sigue siendo filosofía pura aunque escrita de una manera que se entiende. Esa es la diferencia con respecto a lo que hago, especialmente con los escritos más complicados de Kant o Hegel.

Vamos a uno de los conceptos de su libro 'Ética para tiempos oscuros', que es el freno que la “intolerancia radical” pone al “progreso moral”. ¿Cree que la democracia se equivoca al permitir que partidos fascistas o neonazis tengan representación en los parlamentos?

Sí, por supuesto que sí. La democracia no es meramente un sistema de elecciones o de administración, es un sistema de valores, es decir, es la justificación de la democracia frente a la competencia china u otra forma de dictadura o imperio. ¿Por qué la preferimos? Es por ello que necesitamos una justificación de la continuación de la democracia en cada momento de su existencia, porque es el sistema menos garantizado de gobierno posible. Precisamente porque su fundamento es la libertad, la cohesión social en un sistema democrático es la expresión de la voluntad libre de los ciudadanos de querer continuar así.

La democracia se equivoca al permitir a los fascismos en sus parlamentos. Hay un sistema de valores

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¿Pero poner límites a esa representación iría contra los cimientos del mismo modelo democrático?

Exacto, la democracia tiene el derecho de defenderse a sí misma, y no según esa idea de que la democracia está abierta a cualquier bullshit. Entonces, la democracia también tiene un fundamento muy fuerte, que es todo un pensamiento filosófico de la ilustración. El nacionalsocialismo en particular, y otros modos como los populismos de extrema derecha son los casos más obvios, pero también la extrema izquierda, son incompatibles con la continuación de la democracia, por lo que deben ser excluidas del parlamento.

Hay que crear leyes...

Hay que hacerlo con razones y no con violencia, con justificaciones éticas y filosóficas. Sería la justificación racional para excluir a los fascistas.

¿Estamos aún muy lejos de que la política del día a día aprehenda lo que usted en su libro llama “hechos morales”?

La política acepta como hecho moral obvio no torturar niños... Entonces, hay hechos morales compartidos por todos los seres humanos, digamos que hay unos patrones de acción compartidos en todo el mundo. Tenemos que trasladar a la vida cotidiana de la política la realización de los hechos morales; por ejemplo, frente a los migrantes, que es ahora mismo un tema prioritario en España. ¿Qué hacemos con ellos? En primer lugar, tenemos que ver el ser humano en el otro. Claro que también hay leyes y fronteras que pertenecen al estado nacional, pero en todo caso lo hechos morales son universales y cosmopolitas, algo que no excluye la existencia del propio estado.

Markus Gabriel durante la entrevista. | | JOSÉ CARLOS GUERRA

Usted es defensor de una “nueva ilustracion”. ¿Por qué sucede que los ideales revolucionarios acaban mutándose y se convierten en un enemigo de la sociedad?

Esta dialéctica de la ilustracion, muy bien planteada por Adorno y Horkheimer en un libro que lleva ese titulo, podemos frenarla precisamente con los hechos morales. El terrorismo después de la Revolución francesa y todo el fenómeno napoleónico, por ejemplo, ya es incompatible con los hechos morales. Por ello hay que saber que existen, y tener la capacidad de mencionar algunos como ejemplos no implica un dogmatismo total. Es por ello que la ética que planteo en el libro es falible, es decir, tenemos el derecho de cometer errores. Necesitamos por ello un diálogo, y a veces lo contrario frente a extremismos morales como el de la revolución francesa o de la generación woke, como ocurre en algunos casos con el Partido Verde en Alemania.

¿Su diagnóstico de España para después de la pandemia?

España está en una situación crítica. Por un lado, es un lugar extremadamente politizado desde hace muchísimos años, a veces un caos muy creativo y otras destructivo. Pero veo para después de la pandemia una gran posibilidad, también para otros países del Sur de Europa. Alemania falló a la hora de enfrentarse al virus en su primera oleada: aquí hubo un toque de queda extremo, medio fascista, y allí la sociedad estaba libre. ¿Consecuencias? España ya ha salido, y Alemania sigue todavía con el confinamiento. Imagino, por tanto, una España creativa con todos los recursos que tiene, su Historia y su naturaleza, que avanza mucho más allá de lo que sucede en Alemania.

Debe existir una vía intermedia entre el toque de queda y destruir la cultura, y negar los hechos

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Una de sus críticas se dirige, precisamente, contra la figura del estado de alarma por “imperativo virológico”, y afirma que hay gobernantes que se han aprovechado del mecanismo jurídico en beneficio propio. ¿Le podrían confundir con un negacionista?

Sí, es verdad que es un argumento de los negacionistas, pero hay una gran diferencia: yo acepto que existe un “imperativo virológico” que dice que tenemos que salvar el mayor número posible de vidas frente a un virus muy peligroso. Entonces, acepto todo los hechos médicos y científicos respecto a la pandemia, lo que no acepto es que la única manera de resolver es un toque de queda o un estado de excepción; creo que hay soluciones éticamente superiores que tienen en cuenta los daños colaterales, por ejemplo, la desigualdad extrema que ya vemos, como es los ricos cada vez más ricos gracia a la pandemia... Por tanto, no es una crítica negacionista, dado que acepta todas las premisas de los gobiernos mainstream; es una posición, si me permite, distinta a la de Díaz Ayuso, soy menos libertario que ella...

¿Vivir a la madrileña?

Exacto, soy menos madrileño que ella, pero si es verdad que debe existir una vía intermedia entre el toque de queda, cerrar los restaurante y destruir la cultura, y una negación de los hechos.

Hubo un momento dramático en que sentíamos envidia por el modelo de vigilancia digital chino, y que estábamos dispuestos a tirar por la borda el acervo democrático.

Esa idea que tenía muchísima gente en Europa ya es una influencia china, ideología pura. Los que piensan que este país soluciona muy bien la crisis deberían pasar tres semanas allí para entender que se está mejor en Barcelona, con toque de queda, que en Shanghái con puertas abiertas (risas)....

¿Qué opinión le merece que determinado grupo de ciudadanos tenga que firmar un consentimiento si elige AstraZeneca como segunda dosis frente a la opción Pfitzer, recomendada por el Estado? Digamos que la responsabilidad recae sobre el ciudadano.

Es un problema... Es imposible para los ciudadanos entender cuestiones científicas de muy alto nivel. Las personas que conozco, especialistas y científicos de la Universidad de Bonn, me dicen que todas las vacunas aceptadas por la UE son más o menos iguales. Claro, este discurso sobre AstraZeneca parece tener un lado extremadamente geopolítico, estamos en un posbrexit y hay que contemplar la cuestión. Si me hubieran ofrecido AstraZeneca para las dos dosis lo hubiese aceptado también.... Claro que hay un riesgo con todas las vacunaciones, pero en comparación con el Covid-19 es nada, no tiene importancia. Pero es evidente que lo ciudadanos no podemos decidir, son asuntos muy complejos, incluso para los mejores médicos.

El pánico económico de la pandemia ha sido el 'cero turístico'. ¿Cómo va evolucionar desde un punto de vista del comportamiento social?

Tiene que cambiar, esta crisis viene a ser una más de toda una serie de crisis que tienen que ver una con la otra, especialmente la climática. Por ello, el turismo de masas se acaba, en diez o veinte años no va a existir tal como lo hemos vivido. Necesitamos un turismo realmente sostenible desde varios puntos de vista, respecto a la ecología, por supuesto, pero también sostenible políticamente. Es decir, más simétrico: los alemanes vienen también para conocer realmente Canarias; hay playas fantásticas y buenos hoteles, pero lo que hay que ofrecer también entre los europeos es una oportunidad de conocerse uno al otro. Se trata de un turismo muchos menos alienado, y tampoco hay que olvidar que antes de la pandemia Mallorca o Barcelona tenían problemas por la invasión turística. Necesitamos un turismo de simetría, también más españoles en Alemania.

El filósofo en otro momento de la entrevista. | | JOSÉ CARLOS GUERRA

'Ética para tiempos oscuros' dice el título de su libro. Nunca mejor dicho para el momento en que unas 'fuerzas oscuras' ocupan el Capitolio de los EEUU, ¿no?

(Risas). Sí, es un buen ejemplo...

Trump se ha ido...

Bueno, ahí está Xi Jimping, que es el dictador más peligroso, tiene mucho más poder que Mao, que ya era de por sí un horror para la humanidad. Tenemos que abordar la cuestión de China. En estos días, Joe Biden ha encargado informes a sus servicios de inteligencia al considerar probable que el virus tiene su origen en un laboratorio, que puede que no sea intencional. Pide una investigación seria, y eso es importante, ver qué sucede en China.

Nos encontramos en un siglo asiático, nada lo cambiará, pero después viene el siglo africano

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¿Son las fuerzas oscuras?

Muy oscuras... Conozco un poco a China, entiendo su idioma. Tanto Europa como EEUU están en plena ciberguerra con varias naciones, y también de EEUU con la UE. Biden no ha cambiado la situación que dejó Trump. El Occidente ya no existe, y es por lo que necesitamos otra forma de geopolítica. Es lo que me lleva a plantear en el libro una geopolítica ética; para Europa sería una buena estrategia una alianza con África. Ahora mismo nos encontramos en el siglo asiático, nada lo cambiará, pero lo que viene después es el siglo africano. Y ahora es el momento de cooperar...

Pienso en el conflicto de España con Marruecos.

Tenemos siempre el mismo problema con África, que todavía no la respetamos. Claro que hay una situación económica y un rey que ha empujado el éxodo a Ceuta, no sabemos todavía con qué tipo de instrumentos. Pero insisto, tenemos un problema de respeto. Conocemos toda la prehistoria colonial, la hemos estudiado. Ahora China está en lo mismo. En este sentido, una de las funciones del libro es que la ética compensa, que lo valores éticos lo son para el futuro, para unos mercados sostenibles.

¿No tiene una opinión muy positiva del teletrabajo?

La esfera pública y la vida privada tienen que seguir separadas, la falta de una vida privada es vivir en la vigilancia total, trabajamos más, como ha ocurrido en la pandemia con los que tenían trabajo. Los derechos de los trabajadores, alcanzados en una lucha de 200 años, acaban siendo destruidos en dos meses.

Se define como un demócrata radical, ¿qué significa?

Quiero que la democracia sea una caja de herramientas para el progreso humano, mejorar la situación de todas las personas desde la igualdad, la libertad y solidaridad. Se trata de una lucha continua, perpetua, que nunca acabará, la democracia no tiene fin y la única meta que tiene es, efectivamente, la democracia, que tiene la forma de lo que Kant llamaba la autonomía.

¿Cómo observa las políticas de las identidades?

Creo que la identidad no es compatible con la democracia, porque se trata de un sistema de diferencia no de identidad. En la democracia siempre hay espacio para los que todavía no conocemos. Y cada discusión identitaria, sea de izquierda o de derechas, de género, de sexo o de raza...

¿La ley trans?

En las democracias las personas trans tienen los mismos derechos que los otros, no hay ninguna razón para un discusión. Como digo en el libro, la minoría en cuanto tal no tiene derechos, puesto que podríamos pensar lo mismo de los pedófilos, de las que quieran. La democracia es un sistema para todos, menos para los criminales y los trans no lo son, son personas como yo y los otros. Entiendo que un hecho moral obvio es que tenemos que integrar con todos los derechos posibles nuestros amigos y amigas trans. No merece una discusión. Y donde hay violencia psíquica o física respecto a una persona trans es igualmente mala como la violencia respecto a una persona blanca, heterosexual, patriarca... La violencia es el problema y no el objeto de la violencia.

Necesitamos un turismo sostenible desde la política, más simétrico, porque las masas se acaban

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Para cerrar, la ética de la verdad en el periodismo sufre un ataque despiadado por el bulo, la mentira o la filtración interesada. ¿Se impondrán?

Siempre ha sido importante, pero ahora más que nunca es necesario que los periodistas defiendan la cualidad de su trabajo, porque también es una especialización. No es algo que cualquier persona pueda hacer, hay una gran diferencia entre el periodismo con capacidades del de las discusiones en twitter. Como sabemos gracias a los libros de Habermas, el periodismo está en el nacimiento de la ilustración, y es por ello que necesitamos más periodismo con cualidades. Los gobiernos tienen que entender que para combatir los ciberataques tenemos el periodismo.

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