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Cine | Festival de San Sebastián

Arrebato y devoción (a Mario Camus)

El Festival arranca con la promesa de cine plural y con la noticia de la muerte del realizador | Andrés Santana prepara un documental sobre el director cántabro

Marion Cotilard recoge el Premio Donostia en San Sebastián. | | EUROPA PRESS

Arrebato y devoción. El 69 festival de cine de San Sebastián, el más importante de España, el único con la misma categoría que Cannes, Berlín y Venecia, arrancó el pasado viernes ofreciendo, como cada año, promesas de cine diverso y plural. Promesas de nata y flor del gusto de los más variopintos públicos. Es lo que lo hace grande, lo que motiva que los donostiarras lo sigan masivamente y atraiga el interés de miles de visitantes.

El canario que más alto ha llegado en este festival -no se puede llegar más, ganó la Concha de Oro con Días contados (Imanol Uribe, 1994)- es el productor Andrés Santana y nos cuenta por teléfono que esta edición ha decidido en el último momento declinar la invitación que recibe cada año. Hablamos con él desde el restaurante Oquendo, punto neurálgico gastronómico del evento. El productor de Mararía (Antonio José Betancor, 1998) nos adelanta en primicia que su documental sobre el director cántabro Mario Camus está ya en post producción.

Con Camus, director de la inolvidable adaptación de la galdosiana Fortunata y Jacinta a serie de televisión en 1980, Andrés Santana fue director de producción en Los santos inocentes (1984), ahí es nada. Una de las variantes del cine del más importante de los cineastas canarios ha sido homenajear en películas documentales a nombres relevantes del cine español, como el montador Pablo G. del Amo (en Un montador de ilusiones, 2005) y el especialista en efectos visuales Emilio Ruíz del Río (en El último truco, 2008). La película sobre Camus está dirigida por Sigfrid Monleón, firma fija en los documentales del productor de El Trigo Diego (San Mateo).

El canario participó en la producción de ‘Los santos inocentes’, en el año 1984

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A Mario Camus. El día que cierro esta crónica se conoce la noticia de la muerte de Mario Camus. Santana siempre ha llegado justo antes. Ni Del Amo, ni Ruiz del Río llegaron a ver sus películas finalizadas. Camus tampoco lo hará. Intento contactar repetidamente con él. Lo supo a primera hora. «Tenía mucha relación con él, especialmente estrecha desde que empezamos a rodar en marzo pasado, hemos recordado mucho aquella época cuando trabajamos juntos. Era un gran director de cine y, sobre todo, una gran persona», sentencia Santana al otro lado de la línea.

Sortilegios. Con distanciamiento social y mascarillas en las salas a mitad de aforo, el enorme contenedor que es este festival deja suculentas opciones fuera de las posibilidades de visionado ya desde el primer día. Es el caso del documental del peruano Javier Corcuera No somos nada, sobre el grupo musical La Polla Records, en la sección Zinemira, dedicada al cine vasco, o la joya del cine coreano clásico La criada (Kim Ki-young, 1960), en el ciclo retrospectivo Flores en el infierno. La edad de oro del cine coreano.

Los documentales pueden dividirse en dos grandes tipos, aquellos en los cuales el director se mira su propio ombligo (son los menos, pero con mucho predicamento en las ayudas públicas y entre ciertos críticos y festivales) y otros que tratan de descubrir y enseñar cosas que pasan fuera, en el mundo. Estos últimos son los imprescindibles, los que sirven y gustan más al público. Inspirador y aleccionador es Bigger Than Us (Flore Vasseur), producido por la actriz Marion Cotillard, que retrata a una serie de extraordinarios activistas adolescentes y juveniles que despliegan su labor en lugares como Yakarta en Indonesia, Malaui y Uganda en África, Rio de Janeiro en Brasil, Colorado en Estados Unidos o la isla griega de Lesbos.

La precocidad de estos activistas asombra, la mayoría lo son desde la infancia, todos liderando movimientos que persiguen acabar con las terribles condiciones de los lugares donde viven. Las historias encogen y apabullan. Y algunas imágenes asombran, como las del mayor vertedero al aire libre de Asia, donde viven 2.000 familias y 20.000 personas trabajan hurgando en la basura. Entre tantas toneladas de mierda, la película retrata la vibrante belleza con b mayúscula del ser humano. Bigger Than Us es un documental que debería proyectarse en todos los colegios del mundo.

La Cotillard

La actriz parisina Cotillard compareció en rueda de prensa con motivo de la concesión este año del Premio Donostia. «El Premio Óscar por el papel de Edith Piaf fue un antes y después en mi carrera, me brindó acceso al cine mundial, el sueño se amplificó con él», empezó afirmando. Sobre el trabajo actoral explico que «los actores dependemos de los deseos de los demás, así que tengo que dar las gracias a los directores por la suerte que he tenido porque hayan proyectado sus deseos a través de mí». Sobre las claves de su trabajo dijo: «Cuanta más diferente es el personaje de mi forma de ser, más me gusta. La imaginación y la observación son claves en el trabajo actoral. El ser humano me apasiona y la razón por la que soy actriz es para acrecentar mi conocimiento sobre él».

Con el pelo recogido en un pequeño moño, elegantemente vestida con pantalón rosa, una blusa blanca con cuello redondo roto que hacia más distinguido su rostro y unos hermosos pendientes de plata que brillaban realzando sus rasgos faciales cuando la luz de flashes y focos incidían sobre ellos, Cotillard fue interpelada en varias ocasiones sobre el altísimo nivel del cine francés y el reconocimiento que tiene en su país, en comparación con lo que pasa en España: «Francia es un país de cine», contestó, «allí nació y forma parte de nuestro ADN cultural. Tenemos la suerte de tener una gran riqueza cinematográfica y nos beneficiamos del apoyo del Gobierno, que es necesario. El cine ayuda a cuestionar el mundo, y para los franceses es muy importante cuestionarlo todo. Sobre por qué no es así en España no sé qué contestar». Yo le hubiera dicho que lo que pasa aquí ya no lo arregla ni el médico chino.

A Marion Cotillard los canarios tenemos el derecho de sentirla más cercana. Ella fue la protagonista con Brad Pitt de la interesantísima Aliados (Robert Zemeckis, 2016), la película que fue filmada en la ciudad de Las Palmas como si fuera la ciudad marroquí de Casablanca durante la Segunda Guerra Mundial y que ha sido la que más expectación ha generado entre los grancanarios desde Tirma y Moby Dick, rodadas en 1954. Aquella película, con inolvidable -y tórrida- secuencia en el interior de un vehículo en medio de una tormenta de arena en Fuerteventura, supuso -se decía- su romance con el actor estadounidense y la gota que colmó el vaso de Angelina Jolie, que después de ese filme inicio los trámites de su sonadísimo divorcio. Pitt ofreció su jet privado a Cotillard para desplazarse del festival de Cannes -donde se encontraba- a Gran Canaria, mientras él tomaba el avión desde Heathrow (Londres) con el resto del equipo. Un día inolvidable, pues fue el 18 de mayo de 2014, el mismo del atentado islamista contra un avión de EgyptAir que se estrelló en el Mediterráneo frente a El Cairo, y que había despegado horas antes del mismo aeropuerto londinense.

Intempestiva y feroz

Nunca desfallezcas. Si a la salida de una película como Titane, de la francesa Julia Ducournau, última ganadora de la Palma de Oro del festival de Cannes, de repente te pilla una lluvia intempestiva y feroz, y a tu alrededor no ves más que gente igual que tú corriendo en desbandada, despavorida, piensas que todo eso quizás también tenga que ver con la extrañísima película. Lo cierto es que el primer día del festival fue un día caluroso de sol radiante, pero llegó Titane y la climatología cambió.

Hay películas cuyo punto de partida no se había visto nunca. Por eso son impredecibles. En el caso de Titane, que cuenta la historia de una joven que es asesina en serie y además está embarazada… de un automóvil. Un Cadillac enorme, por más señas. Mientras dicto esto a mi teléfono móvil, dos altísimas y exuberantes mujeres francesas, empapadas, una negra y la otra de rasgos norteafricanos, se colocan a mi lado en la puerta del McDonald de la Alameda del Boulevard donostiarra para protegerse de la lluvia. Parecen sacadas de la película.

No te rindas. La joven andrógina ha cambiado su fisonomía, ha disimulado su pecho y su barriga incipiente de embarazada, y acaba acogida como hijo varón por un excéntrico jefe de bomberos que es Dios para su cuadrilla. Ella, Alexia, por lo tanto, es Jesucristo.

A Marion Cotillard, los canarios tenemos derecho a sentirla más cerca por el rodaje de ‘Aliados’

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Todo lo demás que se cuente de la fantástica Titane sobra, es de esas películas que hay que ver para creer. Eso sí, no es para cualquier tipo de espectador. Tiene momentos de gran violencia, propios del cine de terror extremo, en los cuales te ves obligado a apartar la vista de la pantalla. Pero debes quedarte hasta el alumbrador final. Como reza la inscripción en tipografía rosa sobre la camiseta verde sin mangas de Alexia: «Never give up», «nunca te rindas». Todos los que somos y hemos sido no cabríamos vivos sobre la tierra. Por eso morimos, como ayer lo hizo el gran Mario Camus, como quizás también lo haga Alexia, para dejar generosamente nuestro espacio a nuevas criaturas. Exprímelo por eso mismo mientras lo tengas.

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