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Incesante

Incesante La Provincia

Hay artistas que desarrollan su carrera al margen del tiempo, artistas cuya creatividad continuadamente crece y que suplen la energía de la juventud que constantemente decae con la maestría en la ejecución de los detalles y con la invención de nuevas melodías, atrevidas texturas, novedosos movimientos y exquisitas letras. Estos artistas van con el correr de su época y son capaces de adelantarse a su momento y regalar a la humanidad obras de vanguardia hasta el final de sus días. Son estos artistas los que trascienden la materia y las horas y se codean en el ámbito de los dioses.

Al talento de los artistas cuyo poder no cesa quiero rendir homenaje celebrando la obra de Eugenio Padorno. Porque la palabra de Eugenio Padorno está hecha tan de siempre como la palabra de Valente o Aleixandre o Paz o Vallejo o Gorostiza o su hermano Manuel, y porque es Eugenio de una clase de hacedor de las artes y las letras que escasea y cuya cosecha mejora más allá de la vida y más acá de la muerte; como Kraus, que depuró su arte hasta el final para que resuene hoy mejor día a día, como César, su obra más viva que nunca en esta era de crisis medioambiental, como Bowie en la conmoción de sus últimas creaciones, como la sonoridad sofocante de un Fripp hiperactivo, como McCartney, aún inspirado, como las coreografías que inventa Carolyn Carlson y que a otros deja la responsabilidad de ejecutar.

La voz de Eugenio Padorno es imparable, surge con la fuerza de un impulso de origen inexplicable y se eleva junto a las artes y las letras que no cesan de decir porque las potencialidades de su obra escrita y de su obra por escribir están en permanente gestación. Son las cosas de la poesía, de la poesía que perdura y que a todas las artes hermana. La poesía de Eugenio Padorno nace mirando el porvenir, desde la de su primer libro, Para decir en abril (1965), pasando por Septenario (1985), Paseo antes de la tormenta (1996) y La echazón (2010), y pasando también por la de sus más recientes títulos, Donde nada es todo lo asible (2015) y su antología Acaso sólo una frase incompleta (2018), hasta la de los títulos revisados y de inminente publicación y hasta la de aquellos otros aún en esbozo, que descansan con notas y tachaduras sobre una mesa y aguardan su versión definitiva.

Cargada de futuro nace la poesía de Eugenio Padorno, cargada con flechas de ética y de estética, el carcaj bien provisto de palabras compuestas y recompuestas, y ordenadas, desordenadas y vueltas a ordenar para hacer que el abecedario y la gramática y la poética y la retórica sean el fin último del gozo mental de una sensibilidad que debería ser cultivada para con la aprehensión de la belleza lograr trascender, siquiera por un instante, los límites caprichosos de la carne. Gracias Eugenio, por mantener siempre tensado el laborioso arco del lenguaje.

José Manuel Marrero Henríquez es escritor y profesor titular de Teoría de la Literatura de la ULPGC

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