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Esperanza Rodríguez Cerdán: Una feminista en Asturias hace cien años

La genealogía del movimiento de las mujeres en ‘Contra la destrucción teórica’, de Alba González Sanz

Esperanza Rodríguez Cerdán

La complejidad de los debates que hoy se plantean en el feminismo debe servirnos para fortalecer el movimiento. Por eso creemos que es importante volver nuestra mirada al pasado y entender que el camino no ha sido fácil, pero que se han conseguido muchos logros. La construcción de una genealogía propia nos ayudará a conocer las dificultades y las luchas de las mujeres que nos precedieron. A tal fin, recomendamos la obra de Alba González Sanz Contra la destrucción teórica. Teorías feministas en la España de la Modernidad (Oviedo: KRK, 2018). Aquí vamos a considerar el nacimiento hace cien años de una organización feminista y su representante en Asturias: Esperanza Rodríguez Cerdán.

En el siglo XIX comienza a abordarse en España la reivindicación de los derechos de las mujeres. Al principio se puso el acento en el acceso a la educación y pronto se reclamó el derecho de las mujeres como electoras, para lo que fue fundamental el nacimiento de las primeras organizaciones de mujeres. En Madrid, Consuelo González Ramos promueve la creación de la Asociación Nacional de Mujeres Españolas, que llegaría a convertirse en la más estable de las asociaciones feministas de ese periodo. La ANME nace en octubre de 1918 y será su presidenta María Espinosa de los Monteros.

A su derecha está la Federación Internacional Femenina, a la izquierda la Unión de Mujeres de España, asociación progresista fundada por la Marquesa del Ter. En 1920, ya contaba la ANME con una delegación asturiana, de la cual era presidenta María Luisa Castellanos. Para ampliar el tema en Asturias, léase el estudio de Sonia García Galán Mujeres entre la casa y la calle. Educación, feminismos y participación política en Asturias, 1900-1931 (Oviedo: Trabe, 2015).

Enseguida nacerán nuevas asociaciones de carácter sufragista como la Cruzada de Mujeres Españolas y Acción Femenina. Sin embargo, las organizaciones que establecerán las corrientes principales en el camino hacia el sufragio serán la UME y la ANME, que da a conocer su programa en diarios de toda España. En 1919, la revista Asturias, recoge la siguiente información:

La cultísima colaboradora María Esperanza R. Cerdán, ha dado recientemente en Avilés, en Asturias, una conferencia acerca de La injusticia social y las reivindicaciones feministas […] Es el feminismo pregonado por la señorita Cerdán, como el que predica la Asociación Nacional de Mujeres Españolas, algo tan delicado, tan justo, tan necesario para la marcha armónica de todos los elementos que integran la vida social que, sin duda, ha de abrirse fácil paso en la legislación y en las costumbres […] Gracias a las investigaciones de José Manuel Prieto Fernández del Viso, encontramos una noticia el 20 de junio de 1919 en el decenario Castropol en la que se informa sobre la reciente creación de la ANME: […] su Delegada General en Asturias, la culta profesora y escritora María Esperanza R. Cerdán, nos remite en atenta carta un folleto con el programa de dicha institución […] Se trata de una que pudiéramos llamar Liga de defensa de la mujer, donde un grupo numeroso de mujeres españolas solicita el apoyo de todas para conseguir ciertos derechos que ya disfrutan las mujeres de casi toda Europa. 

No sólo era necesario equiparar los derechos de las españolas a los de las europeas, la ANME también planteaba, en nuestro país, «suprimir en la labor manual de la mujer, el intermediario capitalista, procurando por todos los medios posibles que la obrera perciba la máxima remuneración por su trabajo». Dichas reivindicaciones laborales son precursoras de las reclamaciones de las feministas de la segunda mitad del siglo XX. No hay duda de que las pioneras del feminismo español, como María Esperanza Rodríguez Cerdán, abrieron camino en tiempos muy difíciles, si bien tuvieron que esperar décadas para poder ver sus demandas convertidas en realidad. Recordar lo que consiguieron nuestras bisabuelas debe ayudarnos a fortalecer las redes feministas actuales.

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