El proyecto Barrios Orquestados recreará un viaje por cinco islas en un musical de concienciación ecológica que reflexiona sobre el ser humano y su relación con el planeta titulado Casamundo: entre el mar y la folía que se representa este domingo, a las 19.00 horas, en el Teatro Pérez Galdós. Dicho espectáculo surge con motivo de la celebración de los diez años del proyecto pedagógico y estará protagonizado por seis actrices, con la participación de 45 músicos de la Orquesta Universitaria Maestro Valle y 200 alumnos de siete barrios de Gran Canaria, procedentes de cinco núcleos entre el sureste y la capital.

Intervienen seis actrices, 200 alumnos y músicos de la Orquesta Maestro Valle

El musical, que dura 80 minutos, incluye doce piezas inéditas, que evocan diferentes culturas en islas imaginarias inspiradas en Lesbos, Cerdeña, Cádiz, Santiago de Cabo Verde y La Palma, y ya tiene las entradas agotadas, pero dispone de una fila cero solidaria que a los que participen se les enviará un dvd con el musical, ya que se trata de un espectáculo solidario que llegará a unos 700 beneficiarios de Barrios Orquestados Honduras, entre alumnado y familias. Antes de la presentación, las jóvenes protagonistas, junto a un cuarteto de cuerda de la Orquesta Maestro Valle interpretaron el tema principal del musical Entre el mar y la folía.

«El musical narra la aventura de seis chicas a bordo del barco Folía, en un viaje que emprenden tras una hecatombe en el continente que habitan y por el que se ven impulsadas a descubrir mundo y buscar un nuevo lugar donde crear su hogar», señaló el director del programa Barrios Orquestados, José Brito, durante la presentación. «Y en esta producción musical han influido diferentes estilos, como es el cantu o tenòre de Cerdeña, la morna de Cabo Verde, la folía canaria y ritmos flamencos y balcánicos».

Brito hizo estas declaraciones en un acto en la Casa de Colón al que acudieron el co-director de la obra, Polo Vallejo; el director de escena, Luis O’Malley; la directora de la Fundación Disa, Sara Mateos; el director de la Fundación SGAE en Canarias, Santiago Aragoneses y el director de la Fundación Auditorio y Teatro, Tilman Kuttenkeuler. Brito explicó que «este viaje, es una propuesta que va más allá de los proyectos habituales de Barrios Orquestados» con una mezcla entre «lo escénico y multidisciplinar», creado de forma colectiva. Se trata de la aventura de unas jóvenes «que buscan respuestas» para así «generar una narrativa en la que se van encontrando en cada isla con lugareños» que encarnan los 200 niños y niñas de siete barrios que son parte de la función.

Para Brito, en la obra se debate «sobre las fronteras», el motivo por el que se «castiga» así al planeta, además de otros asuntos como «la locura de la existencia, la poética del mar, los sueños por una vida mejor» y la necesidad «de cambiar de rumbo», entre otras cuestiones. Polo Vallejo, señaló, a continuación, que la idea nace de los cursos de formación que se celebran cada octubre con Barrios Orquestados y que supone un cambio para mostrar «el potencial del proyecto y crear un trabajo social y musical-escénico para materializar la imaginación», que es «un reto emocionante». Para Vallejo, fue «un trabajo colaborativo en todo, desde el título a la temática» donde han creado «archipiélagos que no son lugares de paso sino lugares para vivir y creadores de vida», mostrando así «la identidad musical desde el punto de vista sonoro y la riqueza extraordinaria de las islas», en una obra que tiene «un continuo juego de palabras y que usa la música como herramienta pragmática de la educación» ya que permite compaginar una parte filosófica con otra humorística.

El director de escena, Luis O'Malley, definido la función del domingo como «un paso importante» para el proyecto y adelantó que habrá «sorpresas» que harán que el público lo pase bien, que es el fin de la obra. La obra trata «de un paso más en la vida, de las decisiones de viajar a otro lado desde un sitio en el que te someten en un viaje para vivir mejor. Pero también es interior, donde se pueden descubrir a si mismos ya que uno siempre cambia desde dentro». Brito finalizó señalando que el montaje vascula entre lo medioambiental y humorístico, con cosas de El señor de las mareas o El País de Nunca Jamás y pasajes divertidos como cuando los niños cantan el silbo gomero.