Tras la lectura del artículo que Fernando Neira le dedica al joven artista canario, Quevedo, en el diario El País, hago la siguiente reflexión. Ya empieza mal el artículo diciendo «algunas banderas Canarias y muchas de Argentina y España...». ¡Cómo no! Cuando sabemos de sobra que, sobre todo, en cada concierto de Quevedo lo que más hay son banderas de Canarias, al igual que en el conjunto de esta generación de artistas representando los sueños del piberío isleño hace en cada punto geográfico de nuestro país. Pero claro, pa rauna cosa que tenemos « estos muyayos», viene el reino a ponerse por delante.
Qué vergüenza de artículo. Primero, por quitarle mérito al pibe. Un joven isleño que se pasó la cuarentena en su casa produciendo música e intentando vivir de su sueño como cualquier joven emprendedor, mientras otros cobraban el ERTE tirados en el sillón. Y así pretendemos castrar los ánimos de nuestros jóvenes que intentan buscarse la vida en un país con un panorama tan incierto para ellos. De verdad que no es justo.
Quevedo y su generación han sido de tener múltiples detalles con su (nuestra) tierra con este mensaje que acompaña siempre de la bandera canaria. Saca tema y, como buen canario, pone nuestra hora antes que la peninsular.
Qué importante es tener gentita de la tierra que está dejándonos en tan buen lugar. Ya les gustaría una campaña institucional que tenga la repercusión mediática que ha tenido ese «vente pa’ Canarias, por la isla voy a darte una vuelta». Poniendo Canarias bien alto en el mapa mundial.
Y sí, serán boberias para algunos que tienen todo bien cerquita, pero para nosotros que estamos a miles de kilómetros de un territorio central que, en ocasiones, parece no conocer nuestra idiosincrasia, son pequeños pasos y detalles para tener dignidad, y sobre todo, preservar nuestra identidad.
No somos la Canarias del «muyayo». Somos la Canarias del viaje, sin billete de vuelta. Del paraíso... ¡Que ya les gustaría a muchos!
De otras canciones sí que se podría decir que sus letras no son nada inclusivas, pero precisamente, es la última sesión de Bizarrap, número 52, en la que colabora Quevedo, la que se puede decir que es un tema con una letra bastante «de buen rollo»: y con ninguna falta de respeto ni discriminación hacia ningún colectivo.
Que no vengan a meterse con el piberío nuestro, porque mis niños, los enlatados y «carcas», son ustedes.
