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CRÍTICA

La fascinante magia del pentagrama

Un momento del concierto de ayer en Infecar con Cavalli, Araña y Palacios. | | LP/DLP

La música, al igual que las matemáticas, es una ciencia fascinante que se puede transformar en un infierno o en un paraíso para el niño según quién sea la persona que le transmita sus conocimientos. Me explico. La música, como las matemáticas, puede ser una tortura insoportable si el individuo que la enseña es un mediocre al estilo de aquellos profesores que daban clase en institutos de mala muerte de este país hace unas décadas.

Pero la música, como las matemáticas, se puede convertir en la creación más interesante y maravillosa del mundo si el pequeño tiene la suerte de conocer e interactuar con un educador del nivel y la capacidad pedagógica de Fernando Palacios. Durante la mañana de ayer, se representó en Infecar la primera de las tres jornadas de conciertos escolares, previo al concierto familiar que tendrá lugar este sábado, a las 12.30 horas, y al que puede asistir cualquier espectador. Y lo más importante fue descubrir que la música, como las matemáticas, es algo sencillo, entretenido, divertido y, sobre todo, fascinante, de entender.

El cuento de La mota de polvo en la que una partícula va flotando por el espacio y conociendo puntos, peluzas, pulgas o líneas con las que va danzando, con su metáfora correspondiente en los sonidos de una orquesta, es la manera más inteligente de meter al pequeño dentro de un pentagrama, que es la cosa aparentemente más ampulosa y compleja a primera vista para un profano, creyendo que está protagonizando en realidad un cuento de magia.

Porque la atención que profesaron en todo momento a lo que el educador navarro iba narrando era digno de admiración y de crear un precedente para lograr un concepto más real y lógico sobre la docencia. Todo con la complicidad elogiosa de la Orquesta Filarmónica dirigida por Rafael Sánchez Araña y con el protagonistmo de Radovan Cavallin como concertino. Con una evolución aritmética, puesto que las matemáticas y la música son ciencias hermanas, muchos pequeños se adelantaban incluso varios minutos antes a sus observaciones. «¿Qué surge del encuentro de dos puntos?», preguntó Palacios. «La orquesta», respondió una audaz pequeña justo detrás mía. «El contrapunto», respondió el educador.

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