Arte

Francisco Bordes inaugura una retrospectiva sobre su obra en la Bodega del Parrado

El pintor y escultor presenta sus mejores obras en los últimos seis años este viernes a las 19.00 horas

La Bodega del Parrado, en Tafira Alta, acoge mañana viernes, a las 19.00 horas, la inauguración de una muestra retrospectiva sobre la obra del pintor y escultor grancanario Francisco Bordes realizada en los últimos seis años. Se trata de una oportunidad especial para hacer un recorrido por la historia del arte clásico ya que Bordes absorbe influencias muy variadas que van desde el impresionismo hasta el surrealismo.

Un recorrido por los géneros y estilos más fascinantes de la historia del arte desde la mirada del pintor y escultor Francisco Bordes (Las Palmas de Gran Canaria, 1973). Así se puede definir la muestra Variatio delectat (lo diverso produce deleite) que se inaugura este viernes, a las 19.00 horas, en la sala de la Bodega del Parrado (Cuesta del Parrado, nº 9, Tafira Alta). Una oportunidad para disfrutar del arte en su esencia y una cita imprescindible para los que tengan un concepto puro y clásico de la belleza. Así, mientras los cuadros reflejan influencias que van del impresionismo hasta el surrealismo, pasando por cinetismo, cubismo, expresionismo, realismo o paisajismo, las esculturas están divididas entre unas obras más vanguardistas de tipo poliédricas y otras clásicas de tipo figurativas. La mayoría de los cuadros han sido realizados en óleo sobre lienzo, aunque haya un pequeño grupo de obras en óleo sobre tabla y dos cuadros en acrílicos con spray. La muestra está formada por una treintena de pinturas, 15 esculturas de mediano formato y 30 microesculturas o prototipos distribuidas a lo largo de la nave principal y una escultura de gran formato situada en el jardín. Todas engloban un periodo de tiempo que va de 2018 a 2023 en la trayectoria de Francisco Bordes y que juntas resumen su trabajo más relevante en esos años.

El propio artista presentará su obra este viernes a las 20.00 horas a lo que seguirá un cóctel que se prolongará hasta las 22.30 horas. La entrada es gratuita y la muestra estará abierta al público de lunes a viernes hasta el 24 de abril entre las 18.00 y las 21.00 horas con la presencia del propio artista. Bordes quiere dejar claro desde el principio cómo en su obra prevalece el concepto del cómo sobre el qué ya que, a su juicio, lo contrario ha sido lo que ha llevado a que se frivolice tanto con la pintura actual. «Los pintores siempre han buscado motivos variados para presentar el mundo visible en el que vivimos y el motivo no era esencialmente importante, sino que era un pretexto para presentar el mundo, pero no se obsesionaba con un solo motivo», señala. «Pero en la actualidad la modernidad ha hecho más hincapié en el qué se representa más que en el cómo y eso conlleva una ideología soterrada que va más allá del arte» añade. Esto ha sucedido desde el fin de la vanguardia «como movimiento verdaderamente artístico porque buscaba dentro de la pintura algún tipo de representación inédita, pero no iba más allá de una imagen que se intentaba representar». La crisis de la pintura, por tanto, comenzó a desarrollarse a partir del pop-art que «unió un mensaje de marketing en un producto de venta implícito en la obra», aclara Bordes, y ese es el motivo de la base de la escasa calidad de las obras de muchos pintores actuales. «Hoy en día muchas veces lo que el artista quiere representar va más allá del objeto artístico», afirma. «Y se centra en un mensaje a transmitir». Para Bordes la realidad del arte, en la pintura naturalista, es que el pintor cree, a partir de lo universal, lo concreto. «Cuando pinta lo concreto es como un fragmento de un macrocosmos y creamos un pequeño microcosmos que es la representación de esa imagen elegida» ya que Turner tenía que elegir un determinado paisaje o Picasso un determinado rostro humano. 

Precisamente, el título de la muestra, Variatio delectat, se refiere a esa belleza. «Lo que es igual, la semejanza, no puede generar belleza porque si todo fuera igual no habría comparación entre las cosas para entender lo que es bello o no». Y parafraseando a René Girard, «lo homogéneo es violento», y por eso Francisco Bordes busca la diversidad en los motivos de representación: el paisaje, el retrato, los conceptos oníricos. Realizando un recorrido por la exposición la primera parte se centraría en las pintura que estaría dividida en estilos. La primera parte serían las obras impresionistas naturalistas con títulos como Paisaje de Fataga, realizado in situ «con la dificultad de grabar en tu retina el momento del día que te interesa»; Los jugadores de cartas como un homenaje a Paul Cezanne y a las películas de Lumiere; El farallón de Sardina del Norte en Gáldar, una marina con «una atmósfera, una perspectiva y una luz bastante complicada de captar»; Tahitiana en homenaje a Paul Gauguin, un cuadro de estudio «con todo el exotismo» del pintor francés o Atardecer con castillo y brumas, un paisaje imaginario «en la onda de las brumas de Turner». 

También se incluyen en este grupo Rocas en Jávea como un estudio de una pintura de Sorolla o Dos jóvenes basado en un dibujo de Tépolo. Un segundo bloque estaría formado por las obras expresionistas en «un arte que se aleja de la realidad y donde cobra protagonismo la impronta del pintor que se desliga de la visión más fidedigna de la creatividad en una explosión de colores» con paisajes como Cumbre con bruma que refleja la zona de San Mateo «con pinceladas arbitrarias» o Paisaje del Bentayga con «un punto de vista diferente desde la distancia».

Un tercer grupo importante serían las obras surrealistas u oníricas, basadas en los espacios imposibles de Escher, «con perspectivas que no pueden ser reales» como El mono de Escher donde aparece la escalera que sube y baja al mismo tiempo u Orus y la esfinge con imágenes superpuestas de Egipto. Un cuarto bloque sería el de las obras realistas formada básicamente por retratos como El joven inglés, que es un fragmento del cuadro de Tiziano; María de Austria, reina de Hungría, un estudio original del cuadro de Velázquez o Napoleón Bonaparte, otro estudio de un cuadro de Gros, y hasta un retrato de Frank Zappa. La parte pictórica se completa con otros bloques centrados en el cinestismo inspirado en los animales en movimientos de Muybridge; el cubismo como homenaje a Kandinsky; torsos como la Venus de Praxíteles o Las tres Gracias, o paisajes de la Hoya del Parrado.

La segunda parte, las esculturas, estaría formadas por dos bloques. La primera, las poliédricas, son formas geométricas talladas por medio del radial con nombres de estrellas. Las segundas, las figurativas, han sido talladas con martillo y cincel «con los que se pueden captar máximos detalles» como Búho, con piedra amarilla de Tindaya o Reina de la paz y Cabeza de fauno realizadas con piedra gris de Arucas.