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María Rodríguez y Lidia Esther Díaz, finalistas del Premio de Fotografía Enaire | LP/DLP

Fotografía

María Rodríguez y Lidia Esther Díaz, finalistas del Premio de Fotografía Enaire

Sus trabajos formarán parte de una exposición colectiva en el Real Jardín Botánico de Madrid

La arquitecta y fotógrafa María Rodríguez Cadenas (Las Palmas de Gran Canaria, 1988) y la fotógrafa y docente Lidia Esther Díaz (Arrecife, Lanzarote,1972) se erigen entre las finalistas de la 16ª edición del Premio de Fotografía de la Fundación Enaire por sus fotografías de arquitectura Torre de Ciudad Alta (2021) y Eco-003 (2022), respectivamente.

María Rodríguez y Lidia Esther Díaz, finalistas del Premio de Fotografía Enaire

Ambas obras formarán parte de la exposición colectiva Premios de Fotografía Fundación Enaire 2023, que se exhibirá desde el 31 de mayo al 3 de septiembre de 2023 en el Real Jardín Botánico de Madrid, en el marco de la inauguración oficial del festival internacional PHotoESPAÑA 2023.

Los trabajos de las dos creadoras canarias fueron seleccionadas sobre un total de 800 candidaturas, que en una primera fase redujo la criba a una treintena de candidaturas. Luego, en una segunda fase, el jurado falló tres obras premiadas de esta edición, así como 14 fotografías finalistas -entre las que se encuentran las de Rodríguez y Díaz- y una Mención Especial de PHotoESPAÑA.

El jurado ha estado formado por destacados gestores culturales y artistas de reconocido prestigio nacional e internacional: Daniel Canogar, artista visual; Claude Bussac, directora de PHotoEspaña; Semíramis González, comisaria independiente; Beatriz Montero de Espinosa, directora gerente de Fundación ENAIRE; y Ángeles Imaña, directora de Conservación y Proyectos Culturales de Fundación ENAIRE, en calidad de secretaria.

Recorridos

Torre de ciudad Alta (2021), de María Rodríguez Cadenas, se enmarca en su proyecto fotográfico Isla-Ciudad, que nace de «la toma de conciencia de un lugar a través de proceso fotográfico». «Una manera de entender los escenarios de las ciudades como espejos donde investigar los procesos internos a través de los procesos urbanos y paisajes cotidianos de las áreas periféricas», indica la autora.

María Rodríguez Cadenas es arquitecta, fotógrafa y violinista. Su experiencia profesional se divide entre Alemania y España, donde en los últimos diez años ha ejercido la arquitectura y pergeñado su trabajo fotográfico con la realización de encargos, proyectos personales, culturales y de divulgación de la Arquitectura, que ha expuesto de manera individual y colectiva en ambos países.

En concreto, su proyecto Isla-Ciudad vio la luz al abrigo de una muestra en la sección de Arte del Ateneo de La Laguna, en Tenerife, sobre la que el escritor, crítico y catedrático de Literatura Española Nilo Palenzuela escribió esta reflexión: «La isla-ciudad por la que transita [María Rodríguez Cadenas] está en el limes, en el espacio-luz del límite; las imágenes fronterizas que imprime hablan tanto de la desaparición como de lo que ha de recordarse para seguir siendo habitante de la ciudad. Transgredir sigue siendo una manera de subsistencia…, mientras se pueda. La ciudad trae acordadas sobre el rostro imágenes que aparecen y desaparecen, y que regresan para interrogar sobre lo que se construye y, no en menor medida, sobre lo que destruye».

Por su parte, Lidia Esther Díaz es fotógrafa, artista visual y profesora de Proyectos Fotográficos y Teoría de la Fotografía en la Escuela de Arte y Superior de Diseño Gran Canaria. Con un pie en lo analógico y otro en lo digital, su mirada gravita sobre cuestiones como la identidad, la degradación del medioambiente o el patrimonio artístico.

Su trabajo Eco-003 se aglutina bajo el paraguas de su proyecto artístico Eco, «un prefijo que se antepone a cualquier palabra como sinónimo de sosteniblidad», indica la autora, «pero el eco también se define como la repetición de un sonido producida al ser reflejadas sus ondas por un obstáculo o como un sonido que se percibe débil». La citada imagen retrata la planta fotovoltaica de Pedro Barba, en La Graciosa, que la artista define como «un eco, una advertencia silenciosa». «Un símbolo de apariencia distópica que nos avisa del peligro de repetir una y otra vez las mismas estrategias sin promover un cambio real en nuestros modos de vida y de consumo», apunta.

«He decidido recrear los espacios exteriores e interiores de la planta solar generando unas configuraciones arquitectónica ficticias, mediante la yuxtaposición de vista parciales y fraccionadas del recinto. Con ello deseo generar una metáfora de nuestra mirada, que se recrea en lo puramente estético, que anestesia nuestra percepción y nos inmoviliza para generar cambios reales», concluye.

Arriba, la fotografía ‘Torre de Ciudad Alta’ (2021), de la arquitecta y fotógrafa especializada en arquitectura María Rodríguez Cadenas. Abajo, la fotografía ‘Eco-003’ (2022), de la fotógrafa y artista visual Lidia Esther Díaz. |

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