Teatro

Los siete pecados capitales llegan al Teatro Cuyás

La obra 'Pecados' dirigida por Israel Reyes y Fer Montoya se podrá ver en el teatro capitalino los días 3, 4, 5, 9, 10 y 11 de noviembre

Este cabaret contemporáneo es un «crisol de relaciones personales» en un café-teatro en el que tendrá lugar un juego meta teatral

Ensayo de la obra 'Pecados'.

Ensayo de la obra 'Pecados'. / Alejandro Quevedo

―¿Cuál es tu pecado capital favorito?

―Sin duda, la gula y la lujuria. Son los más divertidos.

La risa de Fer Montoya suena a través del teléfono en la tarde previa a la recta final de ensayos de Pecados, obra dirigida por Israel Reyes y el propio Montoya que vivirá su estreno absoluto sobre las tablas del Teatro Cuyás el próximo viernes 3 de noviembre. Con los siete pecado capitales como telón de fondo, este cabaret contemporáneo muestra un crisol de relaciones personales que representa a los «humanos de hoy en día», tal y como indica Montoya.

―¿Y cómo somos los seres humanos de hoy en día?

―Personas que están en crisis, que buscan algo que no encuentran, que esperan más de lo que tienen delante, que tienen que lidiar con sus frustraciones, con las traiciones de algún amigo o pareja.

El director de Pecados describe así a los personajes que estarán sobre el escenario capitalino la próxima semana, personajes «con los que te ríes» y «de los que te ríes» en una suerte de efecto espejo que hace que las carcajadas que salen de dentro sean, a fin de cuentas, hacia uno mismo.

Presentación de las canciones de ‘Pecados’ en Talleres Palermo con Fer Montoya al micrófono.

Presentación de las canciones de ‘Pecados’ en Talleres Palermo con Fer Montoya al micrófono. / LP/DLP

La semilla inicial de este espectáculo surgió allá por 2016, cuando Montoya escribió un texto titulado Carne que, cuando cae en las manos de Reyes, se comienza a plantear como un teatro musical. Así, ambos directores y Germán G. Arias empiezan a darle forma a la música y a las letras de las canciones que conformarían este Cabaret de la Carne. Lo que era una obra de teatro no musical planteada en diversas ubicaciones, pasó a ser un cabaret ambientado en un café-teatro como espacio único.

El filtro del humor

Y serán los actores de Clapso Producciones los encargados de dotarlo de vida. Saray Castro, Víctor Formoso, Thania Gil, José Carlos Campos y Abraham SantaCruz representarán este texto en el que los espectadores se reflejan y se encuentran los días 3, 4, 5, 9, 10 y 11 de noviembre a partir de las 19.30 horas. Seis pases en los que el cabaret de la carne cobrará vida una y otra vez «en torno a una suerte de mito erótico, el carnicero (un Pepe el romano) que, desde la imaginación de nuestros protagonistas, puede influir en sus decisiones», tal y como se indica en la sinopsis de la obra.

En Pecados, cada escena corresponde a un pecado capital. La soberbia, la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza harán acto de presencia y serán la excusa perfecta para hablar de temas de actualidad como los malos tratos, las relaciones de interés, las formas de relacionarse de la juventud y un largo etcétera. El filtro del humor, siempre presente, es el elegido por Israel Reyes y Fer Montoya para contar «cosas que son más ácidas», como apunta el director teatral.

«No queríamos hacer una comedia blanca o una comedia al uso. Es un texto con acidez y amargura que reflexiona sobre nuestros defectos y lo complas que son a veces las relaciones personales», apunta Montoya.

Pecados es un musical que se inspira en diversas fuentes entre las que se encuentran el musical americano o el cabaret berlinés. Montoya destaca también el trabajo coreográfico de Cristina Pérez, que bebe de esta primera corriente: «Jugamos con guiños a este tipo de trabajo coreográfico. Por otra parte, Israel y yo teníamos muy en la cabeza el cabaret berlinés, divertido pero con un trasfondo duro y amargo. Es un referente mágico», asegura.

―Hay un juego meta teatral en la obra. ¿En qué consiste?

―No te lo puedo contar, eso sería hacer spoiler.

De nuevo, la risa de Montoya hace acto de presencia. Y aclara: «Habrá un juego en el que, de alguna manera, nada es lo que parece y se implica al espectador». Pero ya no puede contar más.

Este cabaret contemporáneo, en el que hay hombres y mujeres «buscándose, mintiéndose y deseándose» busca, en última instancia, conectar con otras realidades que son más cercanas de lo que a priori puede parecer. A eso invita el Cabaret de la Carne: a hablar de relaciones personales, de sexo, de amor, de la soledad. Hablar de temas universales a través de un marco de contemporaneidad que pone en evidencia el individualismo y el egocentrismo de una sociedad que se pierde en las pantallas y se olvida de las historias.