Tal día como hoy, Alonso Quesada

Se cumplen noventa años de su muerte por una tuberculosis, cuando «los ojos claros llenos de veinte años azules» llegaron a su vida

Alonso Quesada. |

Alonso Quesada. | / LA PROVINCIA/DLP

Yolanda arencibia

Tal día como hoy, 4 de noviembre de 2023, se cumplen noventa y ocho años de la muerte de Alonso Quesada. Tenía 39 años. Su vida no había sido un lecho de rosas. Y la tuberculosis truncó sus sueños, violentamente, cuando los “ojos claros llenos de veinte años azules” llegaron a su vida para regalarle una ilusión de felicidad. Ya era muy tarde.

Esta mujer dorada

ha querido quitarme la soledad

de pronto.

¿Cómo se quita la soledad

del alma?

Y ella ha sacado un beso

del diminuto estuche de su boca;

un beso que era como esa borla de

los polvos,

blanco y rosado, un poco viejo

y casi sin caricia.

Un beso. iAh

todos los besos que caen en una lo

sa!

Mi soledad está ya repleta de besos.

Quién podrá volver la soledad

sobre el silencio ahora?

¡El gran Alonso Quesada! Esta lectora devota de sus textos, no puede evitar sentir hacía él un sentimiento especial de connivencia; una particular sintonía de ensoñadores de universalidad, aquí, en nuestro mundo pequeño. Leo sus versos y sonrío, compartiendo su ironía.

Ciudad de mar. Buen clima.

Lo dice un libro y el diputado de

la ciudad.

(…)

Clima oficial.

Cortesía del cielo, discreción de La

Rosa

de los Vientos... iCordura zodiacal!

Buen clima. Uniforme clima

como la estupidez. Clima ideal,

económico,

sin gabanes

sobre los

montes

y sobre la

eternidad

de las cosas

vacías (…)

¿Será que, en verdad, «acaso seamos sólo

¿trocitos de ayeres sobrepuestos?»

Hoy, 4 de noviembre de 2023, se cumplen noventa y ocho años de la muerte de Alonso Quesada, repito. Estamos a dos años del Centenario de su ausencia. ¿Lo recordaremos como merece? Nuestro Museo Tomás Morales, el que alberga en Moya el espacio grancanario dedicado a la poesía, espera nuevo responsable. ¿Lo tendrá pronto? ¿Lo permitirá la burocracia institucional?

Afortunadamente —nos dicen—, ahora que los contenidos canarios han entrado con fuerza en nuestros centros de enseñanza se conoce a Alonso más y mejor. Bueno… No estoy muy segura. Allí, en nuestras aulas, estuvieron siempre los grandes como él. Y más libres y puros; estrujadas sus esencias, alejadas estas de cualquier confusión o intención previa. Por otra parte, ¡es tan fácil el “corta y pega” de la rutina, y el bla, bla, bla…!

¿Recuerdan? Recordemos. Los gestores de Planas de Poesía (1950) reconocieron al gran creador que fue Alonso Quesada dedicándole dos de los dieciocho cuadernos que publicaron. Dedicaron el 4, a la sabia agudeza de sus cuentos de Smoking-Room: y el 10 a su mejor teatro, el de Llanura. Y aún quisieron recordarle en otro cuaderno más, esta vez centrado en los textos de Las inquietudes del Hall. No pudo ser, sin embargo. Tropezaron con la Censura temible: lápiz rojo de rechazo en las páginas,18, 27, 32, 33, 34, 42, 46, 49 y 50. Y, unas vez “depurado”, el cuaderno debía ser presentado completo de nuevo. Así eran (¿así fueron?) las cosas. Me reconfortó, sin embargo, descubrir hace muy poco que, en la intención de nuestros planistas para el cuaderno fallido de Las inquietudes del Hall, residía la urgencia de una fecha: «Ha de salir para el 4 de noviembre próximo, fecha que cumple 26 años del fallecimiento de Alonso». ¡Bien por Planas de Poesía y sus gestores!

Festejemos hoy, este 4 de noviembre en 2023, a Alonso Quesada. Y deseémosle feliz centenario en el 2025 que está ahí cerca.

En cualquier caso, no morirá Alonso. Como los grandes escritores, como lo genios, revivirá cada vez que, releyéndolo, levantemos la vista para pensar. O cuando sonriamos, reconociéndonos en aquellas líneas; porque no es fácil recorrer sus páginas sin vernos asomar por allí. ¿Será que, en verdad, repito, «acaso seamos sólo trocitos de ayeres sobrepuestos?