El Hércules solitario del Museo Néstor

Los planes de reforma del Museo Néstor continúan 'atascados' a la espera del visto bueno de la Comisión de Patrimonio

El lienzo 'Hércules levantando el túmulo de Pirene' del pintor canario Néstor de la Torre es el único trabajo del artista que permanece dentro del museo

El cuadro 'Hércules levantando el túmulo de Pirene', pintado por Néstor de la Torre

El cuadro 'Hércules levantando el túmulo de Pirene', pintado por Néstor de la Torre / lp/dlp

A la capital de Gran Canaria le sangran una serie de heridas abiertas que no sanan, y que cada cierto tiempo salen a flote de nuevo en el debate político. Una de ellas es el Museo Néstor. El gran problemón sin solución para el que aún no se logra dar con respuesta. Las obras de restauración del edificio, dilatadas en cinco extensos años, además del pésimo estado del inmueble, obligaron a trasladar el legado del artista Néstor de la Torre a un lugar que permanece secreto. El director de la pinacoteca, Daniel Montesdeoca, guarda bajo llave los cuadros de Néstor en una ubicación inconfesable, donde esperan turno para ser restauradas y devueltas a su lugar de origen. Hace casi seis años, la dejadez echó el cierre al museo, y a día de hoy, la casa sigue sin barrer.

Burbuja de silencio y sosiego. Una mañana azul de noviembre, el personal de mantenimiento empaturra los jardines del Hotel Santa Catalina. El vergel da la bienvenida a un grupo de turistas desorientados por la travesía del aeropuerto a la ciudad. Aquí reina la calma, hasta que la burbuja aislante estalla por el repicar descompasado de los ruedines del equipaje contra los senderos hechos de tierra. Esos caminos, que han visto pasar a incontables figuras ilustres de la historia, desembocan en una de sus vertientes a la entrada del recinto al Pueblo Canario, que abraza entre sus muros al Museo Néstor.

En el patio exterior de la pinacoteca de Néstor Martín Fernández de la Torrez, una valla amarilla cierra el paso a los visitantes, el espacio cede al paso del tiempo y las humedades atraviesan la fachada del histórico edificio. Las obras de restauración del complejo, que en un comienzo se plantearon para durar apenas unos meses y estaban orientadas a mejorar las condiciones de accesibilidad al inmueble, se han dilatado en el tiempo casi seis años.

Fachada principal de entrada al Pueblo Canario

Fachada principal de entrada al Pueblo Canario / Juan Carlos Castro

A pocos metros de la casa del ilustre pintor, los viajeros continúan camino a la recepción del Hotel Santa Catalina. Sin inmutarse, cruzan delante de un hombre que permanece sentado en la terraza del hotel. Esta mañana de noviembre en particular viste traje de lino y corbata rayada con tonos rojos y negros. El hombre invisible en su labor para muchos, pero visible en los espacios culturales canarios se llama Daniel Montesdeoca. Regidor del Museo Néstor, al que se ha encomendado en cuerpo y alma. Si lo desea, el lector puede encontrar a este hombre tan peculiar barriendo la entrada del museo, limpiando los suelos de la pinacoteca, o bien involucrándose en pintar las paredes de su interior, pero su labor quedó frustrada hace cerca de seis años, cuando la galería echó el cierre.

Los trámites administrativos siguen encallados. A principios del presente año, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria presentaba al Patronato de la Fundación Museo Néstor los detalles del proyecto básico para dar luz verde a las obras. El cambio de legislatura no mermó los trabajos del Consistorio en el inmueble, y ya en agosto, confeccionaba un informe sobre el subsuelo del Museo Néstor para valorar los daños y el origen de las humedades que afectan al complejo. La situación, por ahora, permanece sin mayores novedades, pero la sociedad canaria echa de menos esta institución cultural, que forma parte del imaginario colectivo de muchos.

"Cuando sea la licitación, estaremos al menos a dos años para que podamos estrenar el museo"

Los continuos trabajos de investigación elaborados desde la clausura del museo el 11 de diciembre de 2017, estuvieron sujetos a la coyuntura de la pandemia y las adversidades que padeció la sociedad canaria más tarde. "Yo no veo que el Covid-19 sea una excusa para que se haya tardado tanto", reconoce el director del museo Daniel Montesdeoca. Las labores de restauración es la gran asignatura pendiente de este inmueble. Nunca ha recibido tratamientos de mantenimiento desde su inauguración en el año 1956. Lo que lleva a que el inmueble languidezca por un desfasado sistema eléctrico, humedades, estructura en mal estado, accesibilidad. Montesdeoca calcula que se tendrá que organizar un trabajo meticuloso que involucre a carpinteros artesanales y ebanistas. "Las cubiertas del museo están en un estado lamentable que habrá que levantarlas todas y volverlas a rehacer", esclarece.

Mal estado del Museo Néstor

Mal estado del Museo Néstor / Juan Carlos Castro

¿Cuándo volverá a abrir sus puertas el espacio? Es la pregunta que se hace la sociedad canaria, deseosa de volver a frecuentar los patios y deleitarse de los cuadros. El director del propio museo, quizás el ciudadano más exasperado por verlo abierto al público, responde: "cuando sea la licitación, estaremos al menos a dos años para que podamos estrenarlo".

No hay seguidor más asiduo a la obra de Néstor de la Torre que Daniel Montesdeoca. Su proyecto de reestructuración del espacio y unificación de la ermita, el Pueblo Canario y el Museo Néstor fueron el motivo de que asumiera la directiva de la pinacoteca. En este sentido, Montesdeoca defiende un plan más centralista administrativamente, que le dé más competencias para poder actuar de manera eficaz en los trámites burocráticos que atañen a la pinacoteca. "No puede ser que cultura, el museo, esté con patrimonio por un lado, y que el resto de las instalaciones pertenezcan a turismo. Tenemos que pensar en un proyecto unificado que englobe todo: las tiendas, el bodegón del pueblo canario, la ermita... Todo tiene que estar unificado bajo el paraguas del museo", sentencia.

Estado de los cuadros

Las lluvias torrenciales de la tormenta tropical Hermine, que tocaron las Islas el año pasado, afearon en gran medida el estado del edificio. La valoración posterior que se hizo de los daños en la galería, aseveraron la necesidad de extraer a toda prisa las obras de arte que se mantenían expuestas. Caídas de cascotes, e inundaciones: este es el lamentable estado del edificio, considerado Bien de Interés Cultural. Esta situación demostró que el espacio no reunía las condiciones mínimas para ser un espacio seguro de conservación para los cuadros pintados por Néstor.

Una operación con precisión quirúrgica extrajo todos los óleos centenarios que forman parte del patrimonio canario, entre los que se encuentra la reputada serie Poema del Mar. La gran mayoría de ellos sobrepasan el siglo de edad y necesitan con urgencia un tratamiento de mantenimiento y restauración. La sustitución de los marcos de carácter industrial, por otros más artesanales, e incluye el tensado y la limpieza del óleo. Montesdeoca planea el proceso de restauración de los cuadros en sincronía con el proceso de restauración del inmueble.

El paradero de los cuadros en la actualidad es desconocido. Con cierto misticismo, el director del museo confiesa que para garantizar la protección del patrimonio, las obras están guardadas bajo llave en una ubicación que debe permanecer secreta. Al más puro estilo Misión Imposible, las colecciones están escondidas detrás de "muchos elementos de seguridad" y "varias puertas", donde permanecen custodiadas.

Dentro, el Hércules nestoriano se ha vuelto a quedar solo. En la 'casa' del artista queda únicamente su piano, un par de muebles y un descolorido Hércules levantando el túmulo de Pirene. "Ese cuadro en concreto nos va a suponer un problema por su dimensión", comenta Montesdeoca. Los trabajos de recuperación están estimados en aproximadamente nueve meses dedicados a esta pieza, y su restauración implicaría la participación de varios profesionales en el proceso, ya que la labor se desempeñaría por secciones.

Este es el último cuadro colgado en las paredes del Museo Néstor, atrapado en el interior del recinto por su tamaño descomunal. "No encontramos un espacio con las dimensiones suficientes para almacenar ese lienzo y poder restaurarlo". El gigante de Hércules permanece dentro del recinto, observando con una mirada cargada de ira, menos penetrante a causa de haber perdido saturación en la pintura. "El cuadro en sí no está en mal estado, pero le hace falta una limpieza, le hace falta embarnizarlo porque se ha oscurecido y sus colores están muertos", declara el director.

La mitología griega y Néstor

Cuentan las leyendas clásicas que Hércules puso rumbo hacia la Península decidido a acabar con el gigante antropomorfo Gerión. En su travesía arribó a las tierras célticas del rey Bébryx. Hércules quedó prendado de la hija del terrateniente, llamada Pirene. Aprovechando la ebriedad como excusa, Hércules sedució a la joven. Poco después continuó su camino, dejando atrás aquellas tierras y a Pirene. Aquel "desliz" tuvo sus consecuencias, pues la mujer quedó embarazada, y de sus entrañas nació una horrible serpiente fruto de una maldición. La princesa asustada por aquella criatura, huyó al bosque para aislarse, pero para su mala fortuna sus gritos de lamento atrajeron una manada de fieras, que la mataron y devoraron.

La historia prosigue cuando Hércules completa su hazaña, y una vez finalizada su misión en el mar, decide regresar en busca de Pirene. Al conocer el fatal destino de su amada. Buscó lo que quedaba de ella, y dio sepultura a sus restos bajo las piedras para evitar que los animales salvajes continuaran devorando el cadáver de la desgraciada princesa. El relato mitológico manifiesta que Hércules puso tantas piedras que dio forma a una cadena de montañas. De su ira, prendió fuego al túmulo colosal, alumbrando la noche y permaneciendo ardiendo durante varias semanas. Los griegos navegantes por la costa peninsular contemplaron el ardiente escenario, al que dieron el nombre de 'Pirineo', que significa "montaña nueva de fuego".

Néstor de la Torre murió en el año 38, pero el legado que dejó en el Archipiélago es incalculable. Durante su vida, obtuvo inspiración de relatos como este, pertenecientes a la mitología clásica. Una historia trágica, como ocurre en muchas otras narrativas de mitos griegos, y que vaticinaba de forma irónica cuál sería el destino al que se vería abocado el cuadro. El Hércules de Néstor vigila con mirada triste el deterioro del lugar en donde ha estado expuesto desde 1956, esperando pacientemente a compartir espacio de nuevo con el resto de la colección nestoriana.

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