Entrevista | Javier Fuentes Feo Director de la Muestra de Cine de Lanzarote

Javier Fuentes: «Somos un acto de resistencia a favor del pensamiento»

El responsable de la gran cita cinéfila de la isla conejera reflexiona sobre los entresijos, evolución y proyección de la Muestra, así como de la situación general del cine.

Javier Fuentes Feo, director de la Muestra de Cine de Lanzarote.

Javier Fuentes Feo, director de la Muestra de Cine de Lanzarote. / Nora Navarro

Nora Navarro

Nora Navarro

En un año en que la llegada de inmigrantes a las costas canarias y europeas encabezan portadas e informativos, la Muestra de Cine de Lanzarote escoge como eje temático de esta edición el otro lado de la noticia: la emigración; no la llegada, sino la salida; no el miedo al otro que viene, sino la reflexión y comprensión del porqué de su viaje. ¿Cómo se fragua esta elección?

Desde el año 2018 hemos seleccionado en cada edición de la Muestra de Cine un tema que tiene una relación profunda con la isla de Lanzarote, pero que al mismo tiempo se vincula con aspectos fundamentales del planeta. En 2018, elegimos el volcán; en 2019, la sal y las salinas; en 2020, año del Covid, las crisis; en el 2021, el viento; y en 2022, la pesca. Los cinco son temas que han definido y determinado la historia de Lanzarote, pero que al mismo tiempo conectan nuestra isla con el resto de la humanidad. En 2023 hemos decidido tratar la emigración porque entra dentro de esa secuencia temática. La emigración ha marcado de un modo radical la vida de Lanzarote, al tiempo que forma parte de la historia y de la prehistoria de la humanidad. Los seres humanos somos una especie emigrante desde que salimos de África hace más de 100.000 años. Esa conexión entre lo local y lo global va a ser fundamental en la gestión de la temática de este año.

¿Desde qué prismas se aproximarán a la realidad de la emigración en esta edición, que, como en años y temáticas anteriores, desplegarán dentro de la sección Trasfoco?

Como comentaba, ahora que el fenómeno migratorio se analiza sobre todo desde el punto de vista de la llegada, a partir de nociones como integración, adaptación, xenofobia, acogida o rechazo, hemos querido mirar el otro lado, el de la salida. Nos vamos a preguntar acerca de los procesos y los dilemas que se presentan en el momento en que se decide emigrar. Van a aparecer temas como la inhabitabilidad de determinados lugares, la desolación de los sitios que quedan abandonados debido a la emigración, la nostalgia o la ansiedad por tener que dejar a los seres queridos. Queremos abrir el espectro de reflexión sobre una temática que tiene muchísimas aristas. Una de ellos, por ejemplo, es el de las viudas blancas, aquellas mujeres que se quedaban cuando sus maridos se iban con la promesa de volver o de mandarlas llamar y que rehacían sus vidas en los países de acogida, dejando a esas mujeres en una situación desesperada. Todo ello lo vamos a hacer, por supuesto, a través de grandes películas, pero también por medio de pateadas guiadas por la isla de Lanzarote o muchísimas actividades para públicos diferentes.

Este es su sexto año al frente de la Muestra. ¿En qué aspectos observa que ha calado y fidelizado a sus públicos en Lanzarote?

La Muestra ha trabajado desde sus inicios para que las películas más interesantes y creativas que se han hecho a lo largo de la historia se vean en Lanzarote. Siempre hemos presentado esos títulos antes de exhibirlos y, en la mayoría de las ocasiones, también hemos generado un debate público posterior a la proyección para entender mejor lo que habíamos visto. Todo esto ha ido generando una relación con el cine mucho más rica. Las personas que asisten desde hace años a la Muestra disfrutan del cine como un arte que ayuda a pensar y comprender la realidad. Poco a poco, esto ha ido generando un público creciente de personas para quienes la Muestra es una experiencia apasionante y, al mismo tiempo, cultural. Digo «cultural» en el sentido de aquello que nos anima a pensar y a cuestionar nuestros propios parámetros, esto es, en un sentido de reflexión que nos hace crecer.

Una imagen de la inauguración de la 13ª Muestra de Cine de Lanzarote, el pasado jueves. | | LP/DLP

Una imagen de la inauguración de la 13ª Muestra de Cine de Lanzarote, el pasado jueves. | | LP/DLP / Nora Navarro

¿En qué medida desempeña la isla de Lanzarote un papel tan protagonista como el propio cine en la Muestra?

Hace seis años, cuando llegué a la dirección del proyecto, le comenté al equipo que no quería asumir la dirección de una propuesta cultural por el mero hecho de hacerlo. Les planteé que si asumía la dirección de la Muestra sería sólo si sentía que esta tenía un valor y un interés para la gente de Lanzarote y para la propia isla. Fue entonces cuando surgió la idea de transformar un festival que podríamos llamar de tipo «general» en un festival específico para un lugar, es decir, un festival que tiene sentido y está hecho para un contexto preciso y concreto, y que no podría hacerse del mismo modo y con el mismo contenido en otro entorno. Pero todo ello sin perder de vista que todo lugar específico está conectado con el resto del mundo. Así pues, decidimos que, a partir de entonces, Lanzarote, esto es, nuestro hábitat, sería el gran protagonista. A través del cine, que es un arte en el que quedan plasmadas miradas sobre distintas épocas y lugares, empezamos a conocer mejor nuestra isla. Poco a poco abrimos el espectro hacia otras experiencias, como las pateadas guiadas o el reconocimiento a personas que ha sido importantes por el trabajo que han realizado, como las conserveras, los pescadores o los emigrantes.

Precisamente, una de las particularidades de esta muestra de cine es que ofrece mucho más que cine, ya que su programación engloba talleres, pateadas, actividades infantiles, encuentros y debates. ¿Esta diversificación es el camino para atraer a nuevos públicos hacia otras miradas sobre lo cinematográfico?

En mi experiencia como gestor cultural he notado en ocasiones que en el sector cometemos un error sin darnos cuenta. Un error que me atrevería a calificar de grave. Solemos dar por hecho que la cultura es fundamental para la gente y, aunque esto pueda ser verdad, lo cierto es que en ocasiones no es del todo real por que la gente no termina de verlo o de sentirlo. He conocido a grandes artistas o incluso a importantes gestores culturales que sentían que su profesión era fundamental, y se olvidaban por ello de que tenían que trabajar para que la sociedad tomase conciencia de que eso que decían o pensaban era necesario. Lo daban por sentado. Con esto lo que quiero decir es que, aunque yo considere que una película de Jonas Mekas es una experiencia cultural importante y necesaria para la gente, tengo que encontrar los caminos y los medios para que quienes no estarían en principio por la labor de acercarse a ella lo hagan y salgan de la proyección con gran entusiasmo. Todas las actividades que hacemos en la Muestra son fundamentales en sí mismas, pero al mismo tiempo tienen la fuerza de acercar a la gente a campos o propuestas a las cuales no se acercarían motu proprio. Las pateadas llevan a la gente al cine, pero el cine también lleva a la gente a querer conocer lugares o formas de vida que no conocían antes de entrar en la sala. De modo que se trata de generar siempre más y mejor público, en el sentido de más activo, más crítico y más vinculado en términos sociales.

Nuestro sistema de deliberación del jurado es abierto, que es algo que no ocurre en ningún otro festival del mundo

Luis Miranda, director del Festival de Cine de Las Palmas, manifestó una vez que las nuevas generaciones adolecen de falta de formación sobre la historia del cine del siglo XX. ¿Coincide con esta reflexión? Y por otra parte, ¿acude gente joven a la Muestra?

Por supuesto que estoy de acuerdo con Luis Miranda. Es más, creo que las nuevas generaciones no sólo adolecen de una falta de formación sobre la historia del cine, sino que adolecen también de algo mucho más grave. Desconocen cómo funciona realmente el mundo audiovisual. A pesar de estar inmersos en él y de haber nacido dentro de sus códigos y circuitos, hay una gravísima falta de conocimiento sobre sus estructuras y propósitos. En realidad no es algo que le pase sólo a las jóvenes generaciones, le pasa a gran parte de la sociedad. Es una situación muy extraña y preocupante. Vivir en un mundo, el de las imágenes, que tiene una fuerza determinante, y no tener prácticamente ningún control o conocimiento acerca del mismo. Desde la Muestra tratamos de poner remedio a esta situación haciendo todos los años sesiones educativas a las que asisten más de mil estudiantes. Les ponemos una película especialmente seleccionada y proponemos un extenso debate con una persona escogida para la ocasión. Suelen funcionar muy bien. Este año hemos elegido una película extraordinaria para que sean conscientes de que hay que tener una mirada muy crítica con aquello que recibimos en las pantallas.

Claro, porque el cine y, sobre todo, ese «otro cine» de sello autoral, alternativo o experimental, lejos de los esquemas convencionales, conforman el corazón de este encuentro. En este sentido, ¿considera que faltan espacios que programen o promueven este tipo de cine en Canarias? Una de las críticas habituales es que no existe público suficiente para esta oferta en Canarias, ¿cuál es su experiencia?

Es fundamental que existan espacios de reflexión, debate, análisis y crítica, en el campo del cine, pero también en el de la literatura, la filosofía o las artes plásticas. Esos espacios abren el mundo, lo cuestionan, lo replantean. Su cierre o desaparición es realmente una catástrofe. De lo contrario, uno de los logros más extraordinarios que ha tenido la humanidad, que es el proceso ilustrado, con todas sus contradicciones y problemas, quedará completamente desmantelado. Cuando desaparecen las salas de cine independiente, el daño a nuestra capacidad de ver el mundo de otras maneras resulta terrible, es algo que sólo se entiende con una mirada de largo recorrido. La Muestra de Cine se hace precisamente como un acto de afirmación y de resistencia a favor del pensamiento y, por tanto, del cine que hace pensar. Esa es nuestra convicción.

Esta es la edición más internacional de la Muestra de Cine, con una programación de más de 70 personas procedentes de diferentes lugares de España y de países como Brasil, Lituania, Argentina, Chile, Rumania, Italia, Cuba, Reino Unido o Francia. ¿Cuál diría que es la clave de esta internacionalización?

En estos últimos cinco años la Muestra ha logrado tener una identidad propia. Hemos querido repensar lo que significa hacer un festival de cine en pleno siglo XXI, cuando las plataformas digitales han transformado completamente nuestra relación con las películas. Hemos llevado a cabo varias apuestas que modifican un poco la lógica habitual. Por ejemplo, no tenemos interés ninguno en los estrenos de las películas, es más, se los hemos cedido en ocasiones a otros festivales que tenían lugar antes en el año, para que las películas se viesen en cuantos más sitios, mejor, que es nuestra filosofía. No queremos tener la exclusiva de ningún título, sino generar interés y repercusión a través de otros mecanismos para que la cultura tenga mucha fuerza. También hemos cambiado el sistema de deliberación del jurado, que en nuestro caso es abierto. Esto no ocurre en ningún otro festival del mundo. Quienes han venido a participar en los últimos años han quedado fascinados con el formato. Pero lo más importante, pienso, es haber generado una relación intensa con la isla y el territorio. Para quienes hacemos el proyecto, el cine no es una experiencia de personas cinéfilas obsesionadas con estar en una sala oscura, sino un arte que tiene la mágica capacidad de conectarnos con la realidad. Eso lo hemos potenciado al máximo y las personas que han venido a la isla han quedado fascinadas. Todo eso, junto a una programación que es siempre extremadamente rigurosa, es lo que creo que le ha dado ese reconocimiento internacional al proyecto.

Esta edición concede su Premio Honorífico a la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, en Cuba, uno de los centros educativos más reconocidos e importantes de todo el mundo. ¿Por qué es importante reivindicar las escuelas de cine?

La Muestra concede siempre su Premio Honorífico a instituciones o personas que hacen posible que el cine sea más interesante, reflexivo o profundo, pero que no suelen recibir este tipo de premios por no gozar de fama entre el gran público. Lo que nos interesa es poner sobre la mesa el hecho de que el cine, como tantas otras cosas, está hecho por una gran cantidad de personas y agentes más allá de quienes suelen aparecer en el papel cuché. Por eso se lo hemos concedido a L’Immagine Ritrovatta, laboratorio que ha recuperado grandes películas de la historia del cine o a Cahiers du Cinèma, la gran revista de crítica francesa. Entonces, este año hemos querido poner el acento en las escuelas de cine y en los entornos de enseñanza. Y lo hemos hecho a través de una institución clave para la cinematografía más interesante que se ha hecho en el mundo en general, y en Latinoamérica en especial, desde los años 80. Es un premio merecido que nos hace muy felices. Cuando lo recogieron este pasado jueves, durante la inauguración, mostraron también su felicidad por un premio que cada año adquiere mayor prestigio.

No queremos tener la exclusiva de ningún título, sino generar interés y repercusión a través de otros mecanismos

La Muestra también dedica un espacio al cine canario. Justo este mes han recogido premios cineastas canarios contemporáneos como Víctor Moreno por el corto Meteoro o David Pantaleón & José Víctor Fuentes por el documental Un volcán habitado. ¿Cómo percibe el pulso actual del cine que se hace en las Islas? ¿Echa de menos más apoyos institucionales al sector?

El cine que se hace en las islas es extraordinario. Hay obras realmente de primerísima calidad. Sin embargo, creo que seguimos teniendo un enfoque desde las instituciones que aún no percibe el enorme potencial que estas propuestas tienen para nuestras islas. Tengo que reconocer que en Lanzarote cada vez se apoya más a un proyecto como la Muestra de Cine. En los últimos años, tanto los ayuntamientos como el Cabildo han ido viendo que estos proyectos de calidad son muy positivos en términos sociales, educativos y también económicos. A veces se olvida esto en lo que tiene que ver con la producción.

Con todo, a título personal, ¿cómo le ha transformado a usted este proyecto como director?

Si le tengo que decir lo que primero me viene a la cabeza es que he perdido mucho pelo… No podemos olvidar que este gran proyecto lo hacemos desde una asociación cultural sin ánimo de lucro que hasta hace muy poco era muy pequeña, y que hoy por hoy luchar por su crecimiento. Luego le diría también que, además de eso, he aprendido sobre la isla de Lanzarote más de lo que jamás hubiese soñado. Es un proyecto maravilloso para quien lo recibe, pero de un incalculable valor para quienes lo hacemos por todo lo que aprendemos sobre esta isla a la que tanto queremos.