Ópera

'Klara', los peligros de la inteligencia artificial

El teatro Pérez Galdós acoge este miércoles la representación de la primera ópera de Pedro Halffter 

Una escena de 'Klara'

Una escena de 'Klara' / LP / DLP

‘Klara’ aborda los problemas de la inteligencia artificial con una estética futurista y un lenguaje moderno. La primera ópera de Pedro Halffter se representa este miércoles en el teatro Pérez Galdós.

La irrupción de la Inteligencia Artificial en nuestras vidas ha creado todo un cúmulo de beneficios para aplicar en la vida diaria. Sin embargo, los ingenieros informáticos ya se han dado cuenta de los peligros que este novedoso sistema está empezando a generar. Por eso mismo, el viernes pasado el consejo de la Unión Europea aprobó la primera legislación para regular esta tecnología que ya está empezando a crear realidades falsas y que amenaza con la inestabilidad de algunos sectores laborales. 

En este contexto, de total actualidad, se enmarca la ópera Klara, del compositor y director de orquesta Pedro Halffter, que se representa mañana miércoles, a las 20.00 horas, en el teatro Pérez Galdós. Con la interpretación de la soprano Ashley Bell, y la presencia de Juan Carlos Garvayo y el propio Pedro Halffter a dos pianos, la obra destaca por tener numerosos atributos para atraer al público joven al mundo de la ópera. «En las universidades norteamericanas se han dado cuenta de que los jóvenes no conectan con la ópera, no por la música, sino por el argumento que les resulta casi siempre lejano», aclara el propio Pedro Halffter. «Por eso mismo, lo que yo intento con esta ópera es acercar un tema de actualidad para que hagamos una reflexión sobre algo que está ocurriendo hoy que nos afecta a todos de forma directa hasta el punto de que actores, traductores, etc., han tenido que salir a defender sus trabajos».

La ópera, que dura en torno a una hora, y que cuenta con el trabajo del director de escena Antón Armendariz, está dividida en cuatro partes a modo de haikus o formas japonesas. El primero, el despertar, ocurre «cuando la IA se da cuenta de lo que siente», afirma Halffter. El segundo ocurre cuando la IA descubre sus similitudes con las emociones humanas «y se da cuenta de que el ser humano tiene también un lado oscuro y negativo provocándole una reacción hacia ello». El tercero es «esa tormenta tanto exterior como interior donde la IA se plantea si quiere tener esos sentimientos». Y el cuarto es «cuando decide que no quiere ser humana pero tiene que convivir con nosotros».

Halffter destaca lo singular de que se haya creado una ley para proteger a los ciudadanos de algo que hemos creado nosotros mismos. «Es muy difícil de asumir lo que hemos tenido que hacer a nivel conceptual porque el cambio climático no es algo que pueda actuar con voluntad, pero esto sí que puede tener voluntad propia», aclara. El compositor recuerda que la IA «es capaz de mentir» y uno miente «generalmente para protegerse y porque ya existe una consciencia de uno mismo y eso es lo que empieza a dar miedo». Pero otra cosa muy interesante es que «pueden tener alucinaciones o imaginaciones», y por eso que luego pueda tener forma humana y no lo podamos diferenciar de un ser real llegara en poco tiempo».

Sin embargo, la obra no plantea una lucha del ser humano contra la inteligencia artificial, sino que es mucho más simple y complejo al mismo tiempo. «Parto de la premisa de que la IA en el futuro va a desarrollar sentimientos y emociones», señala. Sin embargo, la historia «está contada desde el punto de vista de la propia IA que nos relata lo que ella siente» y que no tiene que ir en contra de la humanidad, sino que tiene que verse como «una reflexión mucho más profunda de la creación». Por lo tanto, aunque pueda clasificarse como una obra distópica, la obra ha sido construida a partir de que «podemos llegar a pensar que cada una de las creaciones puede tener su propia personalidad».

En la escenografía es muy importante la videocración que interactúa con el personajes a través de una puesta en escena novedosa, con proyecciones en 3D, y holografías para lograr una atmósfera inmersiva y espectacular. De este modo se crea un mundo en el que Klara interactúa con imágenes que están flotando en el aire y alrededor de ella y por eso Halffter ha recurrido a la cantante Ashley Bell porque el «uso de la voz de soprano es aquí muy expresiva» y como única actriz que tiene que soportar toda la trama durante una hora y pico que «es muy intensa emocionalmente», añade.

Por otro lado, la música aparece arropada por el sonido de dos pianos, con el objetivo «de que la voz humana estuviese acompañada de forma diferente, fácil de representar, para que fuese accesible a un público amplio en torno a la protagonista. El resultado musical es, por tanto, «melodías muy largas con armonías que te envuelven en forma de continuos».

Halffter subraya que la obra se estrenó en Harvard, cuna de la inteligencia artificial, a través del departamento de psicología que se interesó por la ópera «porque les interesaba mucho», y en octubre de 2022, «cuando aún no era tan conocido el chatGTP». Pero a continuación, se escenificó en el Festival de Villafranca, el Paraninfo de Filosofía de la Universidad Complutense, el auditorio de El Escorial, y para enero de 2024 ya hay previsto representaciones en Nueva York, Dinamarca, etc.

El músico recuerda que en su carrera sólo había trabajado en una ópera titulada El emperador de la Atlántida en la que puso muchas partes, pero sobre Klara subraya que ha sido el autor de todo: música, idea y texto. El autor también introdujo la idea de que la IA hablara con aforismos, que son las formas de los haikus, para transmitir la máxima emoción con el mejor texto posible. «Los aforismos transmiten una ventana con el que todos los espectadores pueden conectar y la música va comentando todo eso que nos transmite la voz de la soprano».

Halffter dirige muchas óperas en EEUU, Alemania o Japón, «que me permite investigar» y Klara la escribió en una estancia de tres meses en Suiza dirigiendo una producción durante el covid.