Literatura | Aniversario de Benito Pérez Galdós

Tal día como hoy, hace 104 años

Benito Pérez Galdós falleció el 4 de enero de 1920 en Madrid

La excelencia de su obra se impuso entre un grupo privilegiado de galdosistas de todo el mundo

Un retrato de Benito Pérez Galdós.

Un retrato de Benito Pérez Galdós. / La Provincia

Yolanda Arencibia

Tal día como hoy, 4 de enero de 2024, se cumple el 104 aniversario de la muerte de Benito Pérez Galdós. Fue en Madrid, en una madrugada especialmente fría.

De inmediato y en las semanas y meses siguientes, los periódicos de toda España y de América recogieron un gran número de evocaciones galdosianas, afianzadas las mejores de ellas en el homenaje, el respeto y hasta en la devoción hacia el creador desaparecido. Muchas se dedicaron al hombre y a aspectos de biografía; y muchas hubo que se adentraron en la trascendencia futura de la obra que acababa de cerrarse.

No eran aquellos buenos tiempos para el galdosismo. Los últimos años de la vida de Galdós y los que le siguieron de cerca después, hubieron de soportar las consecuencias del relevo generacional lógico, que coincidió, además, con el colapso histórico del periodo entre guerras y con las consecuencias estéticas de los principios de la deshumanización del arte y la vanguardia. No podía ser propicio aquel ambiente para el realismo galdosiano. Y luego vino el primer franquismo que logró ningunearlo en los planes de estudio oficiales.

Pero nunca murió el creador Galdós. Casi con la fuerza de un Ave Fénix, se fue imponiendo la excelencia trascendente de su obra entre un grupo privilegiado de galdosistas de todo el mundo quienes, ante la dificultad de ver a Galdós como «un clásico moderno», exploraron en la particular modernidad galdosiana; una modernidad, propia; distinta.

Y fueron transcurriendo las generaciones, y afianzándose y extendiéndose la valía del universo galdosiano y la genialidad de su personalidad y su legado. Allí, las voces procedentes de América del norte y del sur (españolas la mayoría de ellas) junto a las nacionales, y con el acicate de iniciativas diversas: como Anales Galdosianos y como nuestros Congresos Galdosianos; y las reuniones anuales norteamericanas, y los grupos de trabajo de universidades españolas, y la creación de la AIG, y las primeras biografías, y la revista Isidora o el portal galdosiano de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, etc.

Al llegar el 2020 del primer Centenario sin Galdós, intuíamos que la efeméride marcaría un antes y un después en el mejor conocimiento del escritor genial que fue don Benito, quien aún necesitaba ser reconocido en voz alta y clara. Fue 2020 un año excepcional, en efecto, en diferentes sentidos. Fue uno de esos annus horribili, merecedor del más absoluto olvido.

Pero logró ser a la vez el año en que la memoria de Galdós no sólo se mantuvo viva sino que avanzó de manera determinante, en el mundo de la cultura y la ciencia, de la historia, del pensamiento y de la literatura: se publicaron libros excelentes sobre el todo Galdós, las ediciones de sus obras se multiplicaron, fue leído y celebrado en centros de enseñanza españoles y extranjeros de todos los niveles, fue Galdós protagonista destacado en la prensa escrita, en programas de TV, en podcast o en sesiones de YouTube diversas… A la postre, en 2020 no solo se incrementó enormemente la divulgación galdosiana, sino que, a la par, avanzó el mejor galdosismo. Los resultados están ahí: nadie duda hoy de que Galdós es un clásico, es decir, un autor modélico cuyo universo se abre a perspectivas múltiples, un creador cuya relectura supone siempre un nuevo descubrimiento, un autor eterno.

Un regalo procedente de esos resultados recibió Galdós (y esta galdosiana con él) en este 2023 que acaba de dejarnos. Nos lo procuró una joven estudiante de bachillerato de un IES de Barcelona. Imbuida de galdosismo, Irene se había puesto en contacto conmigo desde 2021 (las redes tienen sus cosas buenas) para confiarme sus ilusiones y solicitar consejo y ayuda. Fue el principio de una amistad galdosiana muy especial que ha cuajado en una publicación de ahora mismo. La historia merece ser conocida. Irene, aprovechando sus vacaciones para visitar archivos, descubrió en uno de ellos unos documentos galdosianos: «No se puede imaginar —me escribió— mi enorme emoción cuando la responsable del Archivo me permitió consultar aquel antiquísimo cuaderno que contenía el diario del marino José Vidal [junto a] tres  cartas escritas por Galdós dirigidas al hijo del marino (…) Nunca pensé que podría tener este pedazo de historia en mis manos, me hizo muchísima ilusión» Y concluía Irene: «Me gustaría saber si usted conoce la existencia de este documento».

Pues yo no lo conocía. Y comenzó entonces mi indagación, que ha supuesto anotar para el futuro el descubrimiento de una nueva fuente que utilizó don Benito para su episodio La vuelta al mundo en la Numancia, y documentar la noticia en una publicación del boletín anual (2023) de la Sociedad Menéndez Pelayo de Santander (https://publicaciones.sociedadmenendezpelayo.es/BBMP/issue/view/23). ¡Menudo regalo! ¿Qué Irene es una estudiante excepcional? De acuerdo. Habrá de construirse nuestro futuro de estudiantes excepcionales, iluminados por creadores excepcionales, orientados por profesores excepcionales, ayudados por archiveros y por bibliotecarios excepcionales. Y hay muchos. Seamos optimistas.

Siguiendo una costumbre que casi es tradición, hoy, 4 de enero de 2024, las páginas de LA PROVINCIA (¡gracias!) recogen nuestra evocación galdosiana anual, añorando sin embargo, la ausencia forzada del galdosiano fiel don Manuel Herrera, que nos sonreirá desde arriba. Igualmente, siguiendo esa costumbre que casi es tradición, hoy, un grupo de los amigos grancanarios de Galdós, los más fieles, estaremos con un texto y una flor, junto a la escultura del autor, frente al Teatro que lleva su nombre. A las 13.00 horas.

4 de enero de 2024. 104 años sin Galdós. Pero Galdós no ha muerto, porque los genios no mueren. Revive Galdós con nosotros cada vez que, releyéndolo, levantamos la vista para pensar, o para anotar detalles sobre los qué, los cómos y los porqués de sus páginas. O cuando lo sentamos junto a nuestra mesa para conversar con él sobre tantas y tantas cuestiones que fueron de ayer y que siguen siendo de hoy. ¡Viva Galdós!