Teatro

'Burundanga', la semilla del diablo

Una escena de 'Burundanga' el pasado fin de semana en el teatro Cuyás

Una escena de 'Burundanga' el pasado fin de semana en el teatro Cuyás / LP / DLP

La acción de Burundanga transcurre en el salón, comedor y cocina de un modesto piso de dos dormitorios. Allí Berta le confiesa a Silvia, ambas compañeras de piso, que está en estado de su novio, Manel, y duda acerca de la predisposición de este a ser padre de sus intenciones como pareja. Silvia, estudiante de farmacia, tiene la brillante idea de desvelar el pensamiento de Manel suministrándole una droga, la burundanga, que le hará responder a todas las preguntas que desee su novia. La droga es suministrada en una copa de cerveza y Manel nos cuenta todo sobre su vida, su amor por Berta, las infidelidades y sorpresa, su pertenencia a ETA.

Manel queda aturdido por la burundanga, se acuesta en el dormitorio y, entre los gritos de angustia y miedo ante la noticia, suena la puerta. Es Gorka, amigo de Manel y compañero de la banda. Los dos terroristas secuestran a un empresario que esconden en el piso de Berta y Silvia y que resulta ser don Jaime, el tio de Silvia y militante de una antigua organización terrorista llamada Olla. Don Jaime experimenta el síndrome de Estocolmo y se pone de parte de los secuestradores aleccionándoles en como afrontar el rapto para que tenga éxito.

Jordi Galceran introduce en su obra dos elementos, ETA y la burundanga. Lo hace en el año 2011, cuando la banda anuncia el cese de sus actividades terroristas, lo cual es más osado aún. La trama hubiera funcionado igualmente si en lugar de terroristas fueran narcotraficantes y en vez de burundanga otro narcótico. Es claro que el autor desea buscar la polémica o la atención y lo consigue. Manel y Gorka son los últimos militantes de la banda, sólo quedan ellos, con lo cual la disolución tiene una muy fácil solución. Además, no tienen delitos de sangre, el historial de Gorka no pasa de haber suministrado pizzas a sus compañeros, todos ya detenidos.

Rebelde

Don Jaime, añorando su juventud rebelde y contestaria decide no denunciar. Intuimos una gran burla a la banda en la descripción de los últimos de la banda desde un punto de vista nada positivo, sino como dos personajes de pacotilla. ¿Se puede hacer una obra de teatro con estos mimbres? A juzgar por las continuas risas, carcajadas y aplausos del público, sí. Cierto es que había una mayoría de gente joven, a quienes les sonará como algo lejano. Más delicado parece la ligereza con la que se toca la burundanga. Jordi Galceran retoma de la literatura clásica el bebedizo como medio para cambiar la acción a otra circunstancia que pensamos es mas propicia. Lo hizo Cervantes en 1613 dándole un hechizo en un membrillo a Tomás Rodaja, también con fines amorosos, en El licenciado Vidriera. Y lo hace nuestro querido Bartolomé Cairasco de Figueroa en la Comedia del recibimiento, en la que la Sabiduría elabora una pócima de la que bebe Doramas y causa el efecto de pasar de hablar en amazigh a castellano.

La obra termina como una especie de botellón de burundanga, del que se muestra que sus dulces efectos son afrodisiacos y un ataque de sinceridad. Realmente es más complicado. La escopolamina es una droga peligrosa, incluso provocar la muerte, y que se encuentra en varias plantas. En Canarias abunda la datura stramonium, presente en bordes de cercados, barrancos y carreteras. Son llamativas sus acampanadas flores blancas con un olor dulzón y sus frutos en forma de esferas espinosas con semillas en su interior. Tiene propiedades venenosas, desde la raíz hasta las flores.

En 1967 Hergé sitúa en una isla volcánica de forma similar a El Hierro cómo un malvado Rastapopoulos hacía inyectar el suero de la verdad al avaro millonario Lazlo Carreidas para sacarle la información de su cuenta secreta. Consigue un ataque de verborrea imparable, que dicen que es otro de sus efectos, pero no los datos anhelados sobre una cuenta secreta en la que guarda su fortuna. Ya en los entrados los años 70 un misterioso escritor, Carlos Castaneda, difunde a través de Las enseñanzas de Don Juan y demás libros de la saga los efectos de la datura Inoxia, la yerba del diablo, que malogra a los hombres. Fue responsable de la visita a psiquiátricos de muchos jóvenes que creyeron en lo que leyeron a pies juntillas. Muy bien los actores, perfecta la contraposición del cliché masculino de sencillez y pragmatismo y frente al femenino de complejidad e idealismo. Excelente don Jaime, hacía mucho tiempo que no oía tantas veces la palabra asamblea. El ritmo va in crescendo y no decae en ningún momento. Y no dramaticemos, tan sólo es una comedia.