La potente creatividad de los Millares Sall

La Fundación CajaCanarias reúne en una exposición la obra plástica y el archivo de una de las sagas artísticas por antonomasia de las Islas Canarias

Varios retratos que forman parte de la exposición ‘Creación plástica en los Millares Sall’ . | | LA PROVINCIA/DLP

Varios retratos que forman parte de la exposición ‘Creación plástica en los Millares Sall’ . | | LA PROVINCIA/DLP / Celestino Celso Hernández

Celestino Celso Hernández

La muestra sobre la Creación plástica en los Millares reúne un centenar de obras (108), junto con una destacada sección de documentos, que incluye ediciones, publicaciones periódicas, fotos, apuntes, objetos. El conjunto de la muestra la presentamos en distintos espacios, dedicados, el primero de ellos, a la obra de Manolo Millares, centrada en la década de los sesenta, y en las series de Mutilados de paz y Artefactos para la paz, el conjunto de obras denominadas Homúnculos y la serie Los Curas, que suman un total de treinta y ocho obras. Un segundo espacio, de similar capacidad, lo dedicamos a la obra de Jane Millares, centrada también en los sesenta, pero incluyendo obras de otras etapas, incluso recientes, desde sus obras más ligadas al indigenismo, hasta sus ensayos y variaciones de la figuración a la abstracción, de mayor inclinación geométrica, con un total de treinta y cinco obras.

Y un tercer espacio, para las creaciones plásticas de Eduardo Millares, con su faceta y alter ego, más conocido, de Cho-Juáa, con sus caricaturas e historietas, al tiempo que reivindicamos su faceta más plástica, y menos conocida, o expuesta, con un total de dieciocho obras. Junto con él, las creaciones plásticas también de José María Millares, con una clara vocación dibujística y pictórica, que quedó sobrepasada por su brillante trayectoria literaria, poética, aunque nunca eliminada de su voluntad y hacer, del que exponemos once obras, de sus Clerigoncias, también de los años sesenta, sus Censores y sus dibujos con poemas. Cuatro obras, también, del padre, Juan Millares Carló, de trayectoria preferente en la literatura, como profesor y escritor, pero que siempre albergó su particular querencia por la creación plástica, como él mismo se encargó de dejar constancia, en sus escritos.

Creación plástica que podemos extender, incluso, a la madre, Dolores Sall, y al primogénito de los hermanos, Agustín Millares, con un ejemplo de sus "mironiadas", así como autor de los dibujos de su libro Poemas inéditos (1948-1980). También testimonios del segundo de los hermanos, Juan Luis, con sus intervenciones en la revista familiar y artesana La Pandilla, de 1936-37, con la participación también de sus hermanos José María, Eduardo y Manolo, y en las revistas Racha, de igual ámbito y factura, del año 1939, y Viento y Marea, del año 1940, en esta última con aportaciones también de Jane, así como autor que es del retrato de su hermano José María, para la Antología cercada, publicada el 30 de mayo de 1947, en la que también se incluían poemas de Agustín y José María, y retratos, a lápiz, de Manolo Millares. Creación plástica, así mismo, en Sixto Millares, pese a sus breves veinte años de vida, fallecido el 7 de septiembre de 1942, por los padecimientos de postguerra y los hechos represivos, a los que la familia fue sometida por el régimen franquista.

Hemos centrado la mirada de la exposición en la creación plástica, que los ‘Millares Sall’ desarrollaron en los años sesenta del siglo XX, aunque no de modo exclusivo. La fijamos así, por haberse dado un hecho capital, para la familia, la muerte del padre, Juan Millares Carló, don Papas, como afectivamente le llamaban, que tuvo lugar en Las Palmas, el 19 de marzo de 1965. Otro hecho, un año antes, el 1 de abril de 1964, no pudo pasar desapercibido para esta familia, la celebración, por el régimen franquista, de los XXV Años de Paz, celebración de los veinticinco años transcurridos desde el final de la Guerra Civil. Año 64, en el que Manolo Millares realiza un grupo de obras, a las que denomina Artefactos para la paz, y que, en palabras de Juan Manuel Bonet, es una "irónica contra-conmemoración de los 25 años de paz del franquismo, dedicada a su padre, el primer mutilado de paz al que conoció".

Caricaturas, retratos, libros, revistas, fotos, apuntes, abstracción y objetos conforman, entre otros, el ‘corpus’ patrimonial

Destacamos actividades, afectividades y realizaciones conjuntas. Trabajos que los Millares Sall alumbraron en los días felices en la isla de Lanzarote, "el oasis de arte de la familia Millares Sall", tal como lo definió Selena Millares, hija de Luis –Totoyo-, en 2018. Momentos nostálgicos, tanto en la primera estancia, 1928-1929, como en la segunda, de 1936 a 1938. Muestras, testimonios, sobre todo, de los días más tristes, separado el padre de su cátedra y suspendido de empleo y sueldo. Un "hombre bueno", como le califica Ángeles Alemán en su texto, de 2017, Mutilados de paz, de Manolo Millares. Homenaje al padre represaliado por la dictadura, un "poeta recoleto", según Juan Rodríguez Doreste, en su artículo de homenaje, republicano, no masón, como él confesó en sus memorias, Recuerdos de mi vida, referidas al año 1936, pese a que sus enemigos, como el propio don Juan dejó escrito, proclamaban que 2si no era masón, merecía serlo". Su hijo Manolo dejó anotado, en sus propias Memorias, publicadas en 1998, que "en la suspensión de mi padre se alegaba su afiliación a la izquierda Republicana, pero en realidad, aunque nunca se supo de una manera clara el motivo del castigo, siempre vimos en ello la mano de la Santa Iglesia Española".

Son varias las muestras de conexión y afectividades, entre los Millares Sall, como los retratos que realizó Manolo Millares, de trazo conmovedor, a su hermano Sixto, en 1945, tras su trágica, tres años antes, retrato también a su hermana María del Carmen –Jane-, en 1945, y a su padre, Juan Millares Carló, en 1950 y en 1953, en este segundo caso con el título de El primer mutilado de paz que conocí. Retratos, a su vez, de Jane a su padre, además de un busto en barro cocido, a escala natural, ambos de 1965, muy cercano a su dolorosa pérdida. Retrato de Jane, igualmente, a su madre, Retrato de Mamama, como cariñosamente le llamaban, del año 1978. Caricatura de Eduardo Millares a su hermano Manolo, de 1975. Y retrato que Juan Millares Carló le realiza a su mujer, Dolores Sall Bravo, en 1961.

Testimonios de colaboración conjunta, como de Manolo Millares en la portada para el libro de su hermano Agustín, Poesía unánime, publicado en 1967. Colaboración fraterna, pese al desencuentro, que duraría una década, y que ambos tuvieron a raíz de una desavenencia en el número 13 de Planas de Poesía (1949-51), de 2 de febrero de 1951. Testimonios como el grabado de Jane Millares, que acompaña el libreto Preludios, obra de su padre, Juan Millares Carló, publicado en 1965, o el dibujo para la portada de otro libro de su hermano Agustín, Más lejos que yo amargo, editado en 1986. También las portadas que Eduardo Millares realiza para discos de su hermano Luis –Totoyo-, Antología del timple, volumen 2 y 3, empresa musical que Totoyo inició en 1978, con texto introductorio de Lothar Siemens. Esta es una propuesta de la Fundación CajaCanarias, que resulta inédita, en la que se aborda, por primera vez, la creación plástica de la práctica totalidad de los nueve hermanos Millares Sall, su padre y su madre.

Se han realizado esfuerzos muy relevantes, incluso algún guiño, como el de traer la obra de Manolo Millares Artefacto para la paz, también titulada Artefacto al 25, u Objeto para la paz, del año 1964, década y año clave, en el propósito de esta exposición, y obra que formó parte de la I Exposición Internacional de Escultura en la Calle, en Santa Cruz de Tenerife, del 1 de diciembre de 1973 al 31 de enero de 1974, hace, ahora, cincuenta años.

En los dos programas de mano, que se editaron, figura la obra de Manolo Millares, ubicada en la sede del Colegio de Arquitectos, con el número 10, como Objeto para la paz, cedida por su familia, dado que Manolo había fallecido tres meses antes de aquella exposición. Desde hace cinco décadas la obra no había vuelto a Canarias, a Tenerife. Como comisario de esta exposición he podido contar con el apoyo de algunos profesionales, que aportan también sus textos para el catálogo, que se editará en el transcurso de la exposición. Importante apoyo, también, de la familia Millares Sall, sus descendientes, convirtiéndose, además, en principales prestadores de las obras y documentación.

La creación plástica, que ofrecemos en el Espacio Cultural de la Fundación CajaCanarias, también literaria y musical, es tan amplia y tan destacada, que nos preguntamos cómo no ha generado la creación de un Centro, que reúna toda esa ingente aportación cultural. Ese objetivo es alcanzable. A las puertas está el centenario del nacimiento de Manolo Millares, el 17 de febrero de 2026, y poco tiempo después el centenario de María del Carmen –Jane Millares–, el 2 de agosto de 2028. Sin dejar atrás el centenario del nacimiento de Eduardo Millares –Cho-Juaá- que coincide con esta exposición, el 21 de junio de 2024.

Concluimos con el epitafio de don Juan Millares Carló, padre de los Millares Sall, palabras de su autoría, poema nº 4, de título Esta mano, de los 13 incluidos en su opúsculo Preludios, editado en Las Palmas en 1965, año de su fallecimiento:

La mano que estas líneas escribe / en tiempo no lejano estará inerte. / Cuando la hora final al fin arribe, /lo que haya de quedar será más fuerte.