Entrevista | Arturo Chacón-Cruz Tenor

«En ‘La Bohème’ hay una conexión extraordinaria con el sentimento real»

Con un director como José Miguel Pérez-Sierra los cantantes podemos dar poesía al público

Arturo Chacón-Cruz.

Arturo Chacón-Cruz. / La Provincia

El tenor mexicano Arturo Chacón-Ruiz interpreta el papel de Rodolfo en ‘La Bohème’, segundo título de la presente 57ª Temporada de Ópera de Las Palmas de Gran Canaria que se estrena mañana martes a las, 20.00 horas, en el teatro Pérez Galdós, y que contempla otras dos funciones los días 14 y 16 de marzo. El cantante, que visita por cuarta vez la Isla, analiza desde distintos puntos de vista esta ópera de Puccini.

¿Qué destacaría de La Bohème si tuviera que diferenciarla del resto de títulos del repertorio operístico?

Que tiene una conexión extraordinario al sentimiento real. De hecho, hay muchos puristas de la ópera que aman más el Barroco, a los que no les gustan Puccini porque dicen que «me hace sentir demasiado». Y yo siempre les pregunto que qué tiene eso de malo. Pero ellos analizan la obra para que le lleguen luego los sentimientos. Por eso para mí La Bohème es especial ya que puedes estar enfadado, completamente fuera de ti y llegas aquí y ves esta cosa maravillosa y te encuentras con una caja de sorpresas en la música, historia y voces.

¿Es una obra que tiene, por tanto, carácter terapéutico

Las voces operísticas tienen algo muy particular. Un cantante llega a una frecuencia de 3.600 hercios. No hay un instrumentos en la Tierra que legue a esa intensidad y que permite volar por encima de 75 instrumentos. Dos cuerditas vocales que tenemos, cuya resonancia con el hueso de la cara hace que salga vibrando. En los últimos estudios han encontrado que en gente con Parkinson o alzhéimer despierta ciertas memorias a través de esas frecuencias y a muchas de repente le llegan recuerdos de infancia, de olores, lugares, y saltan lágrimas. La voz humana es una de esas cosas especiales que la naturaleza nos ha dado.

¿Qué pasajes de La Bohème destacaría especialmente?

El aria Che gelida manina es el gran reto para todos los tenores. Es el único aria de Puccini que tiene un do de pecho. Es muy conocido por ese do de la esperanza y muchos colegas han sufrido mucho en esa posición de tener que cantar un do de pecho justo al principio de la ópera. Pero, por suerte, y tocando madera, ya llevo muchas producciones y me siento cómodo, lo siento parte de mí. Y es un momento muy especial aunque a su vez muy complejo. Y, aparte, en el dueto del tercer acto con Mimí y con Marcello, en la escena de cuarteto del tercer acto, es maravillosa y me encanta.

¿Le llega en un momento especial en su carrera?

La debuté hace 20 años y ahora mi vocalidad es diferente, pero me siento mucho más completo, más redondo y con un dramatismo en la voz mucho más fuerte que cuando comenzaba. Por lo tanto no veo la hora de compartir eso con el público.

¿Qué opina del método del director Pérez-Sierra de adaptarse a las voces de los cantantes?

Con un director como Pérez-Sierra así es más fácil cantar. A mucho directores los tengo que seguir porque ellos no tienen la capacidad de seguirme a mí para hacerlo lo mejor posible. Pero cuando tengo a alguien como José Miguel, que entiende que puedo hacer una frase larga, bonita, expansiva, sin tener que preocuparme de nada es magnífico. Hay directores que están acostumbrados a ir rápido y tú vas forzado. Esto es como recitar un poema. Si lo puedes decir con mucho cuidado, con tiempo, y anticipación para las cosas hermosas, lo haces mejor. Pero si tienes 30 segundos para decir el poema, pues no. Así es realmente, los cantantes tenemos la capacidad de dar poesía al público.

Estamos en el centenario del fallecimiento de Puccini y el festival comenzó con Tosca ¿Cómo definiría La bohéme en el conjunto de la obra compositor italiano?

Es su primera gran joya. A nivel particular Tosca es mi favorita de Puccini. Pero, al principio de mi carrera siempre decía que La Bohème. Sin embargo, han ido cambiando mis percepciones del mundo y de la vida y si La Bohème es un chico joven e idealista, Tosca en un hombre más maduro., Musicalmente las encuentro a ambos perfectas. No puedo establecer comparaciones. No le quito nada a ninguna de las dos, pero dramáticamente, tal y como me encuentro ahora en este periodo de mi vida, Tosca es mi Puccini favorito. Esta es mi producción número 23 de La Bohème. La del martes va a ser mi noventa y siete función. Como dicen que Carlos Gardel cada vez canta mejor, pues La Bohème siempre suena mejor.

Usted ha cantado muchas óperas de Puccini. ¿Cuáles otros títulos destacaría aparte de La Bohème y Tosca?

Turandot, Madame Butterfly, Manon Lescaut o La feniculla. Pero debo decir que me sorprendió mucho Le villi, las hadas, que es su primera ópera y tuve el placer de interpretarla. Puccini la escribió para un concurso en el conservatorio y pude grabarla en Suecia hace unos años. Se nota la juventud de Puccini, pero su genio aparece desde el primer instante.

Esta es la cuarta ocasión que usted actúa en Gran Canaria. Y aquí comenzaron a despuntar Juan Diego Flórez y Cristina Gallardo-Domas.

Vine con Turandot, Los cuentos de Hoffman, el homenaje a Kraus y ahora La Bohème. Me gusta hacer una visita a los lugares emblemáticos de la ópera. Vivo en Estados Unidos y lo fácil sería para mí cantar todo allí, pero me impongo como imperativo tener presencia en Europa y Asia para poco a poco ir expandiendo mi carrera y abriendo mis horizontes. Con Gallardo-Domas tengo una buena relación desde hace tiempo,

¿Qué le diría la público que aún dude de si acudir o no a ver esta ópera?

Invitarlo para que nos acompañe ya que le dará una gran satisfacción. Vamos por la vida con mucho estrés y nos merecemos un momento así para recordarnos que venimos para amar en el mundo, a estar con los demás y apreciar este gran regalo que es la vida. Y La Bohème es todo eso.