Miguel Planas lucha por su autonomía: pide que le arreglen el mando de su silla eléctrica para moverse

"No es un mando a distancia, es el mando que yo controlo la silla eléctrica... y ahora que se me ha roto y me quedan ocho meses para que se lo vuelvan a renovar, pido que agilicen ese trámite lo antes posible," declara

Miguel Planas pide que le arreglen el mando de su silla eléctrica para moverse

La Provincia

Miguel Planas, un joven residente de Gran Canaria, ha enfrentado un desafío monumental desde que quedó tetrapléjico tras un accidente mientras practicaba acrobacias. A pesar de haber comprado una casa con la ayuda de donaciones ciudadanas, este joven sigue lidiando con barreras significativas para hacer su nuevo hogar accesible y recuperar una pieza esencial para su movilidad: un mando a distancia especial para su silla eléctrica.

Después de cuatro años en el Hospital Universitario Insular de Gran Canaria, Miguel ha logrado adquirir una vivienda gracias a la generosidad de la comunidad. Sin embargo, la falta de recursos económicos le impide realizar las adaptaciones necesarias para que la casa sea completamente accesible, según ha recogido COPE Canarias. "Gracias a muchísima gente me he podido comprar mi propia casa, así que espero estar ahí en poco," expresó Miguel en un mensaje en redes sociales, destacando la solidaridad recibida y la frustración ante la falta de apoyo institucional.

Problemas con la movilidad: un mando a distancia indispensable

El mando que permite a Miguel desplazarse de forma autónoma con su silla eléctrica se ha roto, y enfrenta una espera de ocho meses para su renovación debido a políticas de la Seguridad Social que no contemplan casos urgentes como el suyo. "No es un mando a distancia, es el mando que yo controlo la silla eléctrica... y ahora que se me ha roto y me quedan ocho meses para que se lo vuelvan a renovar, pido que agilicen ese trámite lo antes posible," declara Miguel, evidenciando la falta de empatía y flexibilidad en el sistema.

Un llamado a la acción y solidaridad

Miguel utiliza las redes sociales para visibilizar su situación y buscar soluciones directas con las autoridades de salud. Su historia no solo es un testimonio de resistencia personal, sino también un claro llamado a la necesidad de políticas más humanas y adaptativas que realmente consideren las necesidades individuales de las personas con discapacidad en Canarias. La comunidad y los medios de comunicación juegan un papel crucial en amplificar su voz y exigir cambios que, en última instancia, mejorarán su calidad de vida y la de muchos otros en situaciones similares.