Obituario

Elu Arroyo, un bajo de voz perfecta especializado en los grandes secundarios

El cantante grancanario, que falleció el pasado martes, realizó una fructífera carrera operística

Elu Arroyo durante su interpretación de Néstor en ‘Querido Néstor II’

Elu Arroyo durante su interpretación de Néstor en ‘Querido Néstor II’ / La Provincia

El fallecimiento la noche del pasado martes del bajo grancanario Elu Arroyo, a los 77 años de edad, ha conmocionado a todos los profesionales de la cultura en Canarias. Considerado como un profesional versátil y de múltiples recursos vocales e interpretativos, el cantante nacido en Las Palmas de Gran Canaria había trabajado con casi todas las asociaciones, orquestas y festivales importantes del Archipiélago. Pero fue con Amigos Canarios de la Ópera con quienes mantuvo una colaboración regular, apareciendo en 107 funciones en total. Precisamente, estaba prevista su participación en la actual producción de La Bohème que se estrena este martes, en el marco de la 57ª Temporada, pero tuvo que ser sustituido finalmente por Antonio Navarro.

Elu Arroyo recibió sus primeras nociones musicales de Pepita Suárez Verona; posteriormente tomaría clases de técnica vocal con Lola de la Torre, asistiría a cursos de interpretación de Suso Mariategui, y fue perfeccionándose con María Isabel Torón. Siendo la música coral una de sus aficiones preferidas, realizó con diversas agrupaciones giras por las Islas Canarias y la Península, llegando hasta Polonia, la ex república Checa, Gales, Dinamarca y Suecia.

Como solista, participó en numerosos conciertos colectivos y grabó el Romancero Gitano (Castell-NuovoTedesco) y la Zarzuela gran canaria La Sirena ( Saavedra). A lo largo de su vida, Elu Arroyo participó en numerosos Festivales de Zarzuela y se presentó en Querido Néstor II, en el rol de Néstor Álamo (Teatro Cuyás, 2006).

Relación

Su relación con la Temporada de Ópera de Las Palmas empezó en 1989 con los paeles del posadero un comandante en Manon Lescaut, de Puccini. Al que seguiría los roles de Betto di Signa (Gianni Schicchi, 1990), un mandarín (Turandot, 1991), Silvano (Un Ballo in Maschera,1991), Fiorello (Il Barbiere di Siviglia,1992), Manuel (La vida breve, 1992), la voz de Carlos V (Don Carlo, 1992), Wagner (Faust, 1993), Sciarrone y un carcelero ( Tosca, 1994/2003), un sicario (Macbeth, 1996), Schmidt (Andrea Chénier, 1996), Alcindoro y un sargento ( La Bohéme, 2000 y 2007), Grenvil (La Traviata, 2000), el posadero (Manon, 2004), un campesino (Pagliacci, 2006), un notario ( Don Pasquale, 2006), Benoît (La Bohème, 2007), un comisario y un doméstico de Flora ( La Traviata , 2007), Bonzo (Madama Butterfly, 2015), Schmidt y Dumas (Andrea Chénier , 2016) y el Conde de Ceprano (Rigoletto, 2017). En 2018, interpreta el rol de Chirurgo en la ópera La Forza del Destino y el rol de Pinellino en Gianni Schicchi.

El músico Manolo González recuerda su trabajo con el cantante como algo inolvidable. «Era el año 2007 cuando hacíamos la segunda parte de Querido Néstor y fue una responsabilidad importante buscar a alguien para el papel principal», señala. «Había pasado más de diez años de la primera parte y Quino Falero lo había hecho fantásticamente bien. Por eso el reto era aún mayor». Alguien le sugirió al integrante de Mestisay contar con un bajo de voz potente que siempre aparecía en la ópera. «Era un hombre muy responsable», recuerda. «Muy serio, optimista y generoso. Muy cómplice con nosotros. Lo hizo fenomenalmente bien. Y todas las personas que han colaborado con nostros desde entonces tienen ese mismo recuerdo». De un modo parecido se expresa el director artístico de Amigos Canarios de la Ópera, Ulises Jaén, sobre sus continuas apariciones en el festival grancanario. «Aunque la gran mayoría de los papeles que interpretó eran secundarios», señala. «Hubo algunos muy importantes y su presencia era una garantía de que iba a salir bien». Lo más destacable para Jaén se resume en que «era una voz de primerísima calidad, con una técnica muy buena» que aunque no hiciera una carrera internacional, pudo haberla logrado porque «era muy bueno en escena».

Jaén lo recuerda como una persona que siempre estaba de buen humor y positiva, un buen compañero, trabajador infatigable, cuya carrera solo se vio interrumpida por la pandemia. «Era la voz perfecta de bajo» y aunque interpretara tantos papeles, Jaén recuerda su trabajo en Bonzo de Madama Butterfly «porque era una voz muy sonora que resultaba amenazante de verdad». Todos los profesionales de las islas le han dedicado bonitas palabras en las redes sociales. El pianista Juan francisco Parra lo recuerda como «un ser humano excepcional, un hombre bueno amante de la música». Barrios orquestados lo definía como «un hombre comprometido, que se sumó a muchos de nuestros conciertos siempre dispuesto a bregar, mano a mano, con los músicos». El coro de Amigos Canarios de la Ópera destacaba su «amable sonrisa, gran sentido del humor y arte maravilloso». Y el director Nacho Cabrera recordaba su trabajo fructífero en la ópera Candelaria a finales de 2016. La cantante Estefanía Perdomo señalaba que «coincidimos en el escenario en múltiples ocasiones, unidos por el gran cariño que nos teníamos». Y el director de escena Mario Pontiggia recopnocía que «tenerlo en un elenco era un placer, por su arte, su tesón y su energía positiva».