Artes escénicas

'BZD hasta los huesos': la performance sobre salud mental y migración que toma La Marquesina

El Festival Tara cierra su cuarta edición con un relato irónico de la mano de la dramaturga y psiquiatra Amelia Repetto y la artista Adalucia Sandoval

Performance ‘BZD (benzodiacepinas) hasta los huesos’ esta tarde, en La Marquesina.

Performance ‘BZD (benzodiacepinas) hasta los huesos’ esta tarde, en La Marquesina. / Mónica Padilla

Martina Andrés

Martina Andrés

Reposan los barcos en el puerto mientras cae la tarde y sobre La Marquesina, como un apéndice en el que culmina el parque de Santa Catalina, caen la luz del atardecer y los ojos curiosos que se han acercado a ver como la performance BZD (benzodiacepinas) hasta los huesos toma el espacio público de la capital grancanaria. La artista Adalucia Sandoval pone su voz y su cuerpo para contar la que es la historia de tantas mujeres que migran de un país a otro con sus proyectos de vida -sus inquietudes, sus sentimientos, su alma- cargaditos a la espalda; la historia de tantas mujeres cuyo grito interior solo encuentra la respuesta hueca e impersonal de una pastilla que, a priori, las calma por dentro.

Una caja de clonazepam de tamaño humano y una mujer son las protagonistas de esta performance en proceso de investigación que narra, tal y como indica su sinopsis, «la existencia de un cuerpo femenino atravesado por el proceso migratorio y como el mismo es medicalizado y ultrajado por la ferocidad del sistema capitalista heteropatriarcal».

Medicalización del trauma

Con una dramaturgia de la argentina Amelia Repetto, esta obra es, en sus palabras, un «cuestionamiento de, como ante la migración forzada, aparace la medicalización del trauma como una respuesta inmediata». Repetto dejó de lado la psiquiatría hace años para dedicarse al teatro, trayectoria que ha influido -e influye- en su aproximación artística a la realidad: «Antes llevaba el teatro a la salud mental y ahora llevo la salud mental al teatro», explica desde la playa de Las Canteras.

BZD (benzodiacepinas) hasta los huesos nació tras una propuesta que le llegó a la dramaturga argentina por parte del XI Festival Subterráneo de México (2023), festival independiente donde la obra se presentó por primera vez. «Usamos la ironía y plenteamos una perspectiva decolonial, la mirada de cómo ante el trauma aparece esta respuesta y cómo muchas veces la respuesta puede dar lugar a la propia enfermedad. Lo que te puede sanar también te puede matar», puntualiza Repetto haciendo alusión a la rapidez con la que una experiencia dolorosa como lo es la migración forzada -que puede llevar a la exclusión social, a la precariedad, a la soledad, al desarraigo, a la depresión, a la ansiedad- se termina por acallar a través de medicamentos que narcotizan las emociones.

«La migración forzada es un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades mentales como la esquizofrenia, el trastorno de estrés postraumático… En Europa, las personas migrantes son las que menos acceso tenemos, y tienen, a los servicios de salud, porque los que no están regulados no pueden acceder a la salud pública», denuncia la dramaturga y psiquiatra argentina.

Performance ‘BZD (benzodiacepinas) hasta los huesos’ esta tarde, en La Marquesina.

Performance ‘BZD (benzodiacepinas) hasta los huesos’ esta tarde, en La Marquesina. / Mónica Padilla

Testimonios en un vinilo

Además de con la actuación de Sandoval, la performance cuenta con una instalación escénica en la que a través de un vinilo se pueden escuchar los testimonios reales de mujeres latinoamericanas que han tenido que migrar. «La pieza ha ido mutando, porque en México yo la empecé a hacer sola, e hicimos un disco de vinilo donde amigas y artistas de Latinoamérica contaron sus testimonios. Una vez que empecé a preparar la pieza, nos dimos cuenta de que era mejor que la performer no fuera yo, tomaba más potencia, tenía más valor simbólico si lo hacía Adalucia. La instalación escénica se amalgama con la performance», añade Repetto.

La dramaturga también hace referencia al valor simbólico que tienen un espacio como La Marquesina y una ubicación geográfica como las Islas Canarias, una simbología que «aparece por la propia naturaleza del lugar», donde la colonización y las migraciones están tan presentes aun a día de hoy. «Adalucia y yo esperamos no llorar cuando esté empezando la performance, ya que se vuelve de una carga simbólica fuerte. Después aparece toda la parte ficcional, todo este universo de los psicofármacos… Por eso buscamos encararlo desde un lugar irónico, todo el tema de sobremedicalizar a las personas. Cuando hay temas que son tan grandes, a veces es preferible abordarlos desde otro lugar», concluye.

Con BZD (benzodiacepinas) hasta los huesos se aproxima el final de la cuarta edición del Festival Tara, espacio de encuentro de nuevos lenguajes escénicos y artísticos en Las Palmas de Gran Canaria que desde el pasado 2 de mayo ha ofrecido una programación en las que se han podido ver proyectos como el taller de creación escénica ¿No ves que estoy ardiendo? de Alberto Velasco, la instalación participativa Estación recuerdo, la performance Pez Mantequilla de Fran Vélez, la obra de teatro Poco (o alguien dirá que nos equivocamos) de Roberto García de Mesa o el cine de verano «para domingos sentimentales», espacios que generan momentos para la creación, la reflexión y la pausa que permiten que las emociones fluyan libremente. Sin nada que las adormezca, sin nada que las calle.