Nasim Eshqi: «En Irán siempre hay miedo de ser detenida por la policía»

Hace 17 años decidió abandonar el kickboxig, tras una decena de títulos mundiales representando a Irán, para enarbolar la bandera de la reivindicación de los derechos de la mujer en su país

Exiliada en Italia desde hace año y medio, triunfa en el deporte de la escalada, abriendo rutas por todo el planeta para propagar su mensaje.

Nasim Eshqi, en el European Outdoor Film Tour, el pasado domingo en Tenerife.

Nasim Eshqi, en el European Outdoor Film Tour, el pasado domingo en Tenerife. / LP / DLP

Santiago Icígar

Santiago Icígar

¿Qué la ha traído a Las Palmas de Gran Canaria?

Tuve un contacto con Kinema Producciones, que son los organizadores y distribuidores del European Outdoor Film Tour, que es el Festival de Cine de Montaña más importante que existe en España. Mantuvimos una interesante conversación en la que llegamos a un acuerdo para que me ayuden en mi objetivo de poder alzar la voz sobre la situación actual de los derechos de la mujer en mi país, Irán. Nos pusimos de acuerdo. El pasado domingo estuve en Tenerife y  mañana -por hoy- en el Teatro Guimerá de Las Palmas de Gran Canaria -19.00 horas-.

¿Qué cambió en su día a día para que decidiera abandonar la disciplina del kickboxing para dedicarse a la escalada?

Me di cuenta que no deseaba ser una forma de propaganda del régimen iraní poniéndome el hiyab. En el caso del kickboxing, me obligaban a llevarlo para poder competir por mi país. Tuve la oportunidad, en un momento dado, de poder practicar la escalada en Irán. Aunque siempre he sido una mujer con una buena condición física, me sentí bastante débil y frágil ante la piedra en medio de la naturaleza durante la escalada. Me lo tomé como un reto personal y supe en ese instante que era a lo que me quería dedicar.

¿Cuál es la situación real de la mujer iraní a día de hoy?

Muchas de nosotras siguen cada día protestando contra el régimen sin llevar el hiyab por la calle, sabiendo que asumimos un riesgo. Pero eso no nos impide continuar haciéndolo cada día. Sabemos que hay un riesgo de poder ser arrestadas. De hecho es algo habitual. La policía moral nos lleva a prisión y permanecemos dos o tres días, pero desde que volvemos a pisar la calle volvemos a quitarnos el hiyab. A pesar de que existe ese riesgo, entendemos que ha llegado el momento en el que es necesario que todas las mujeres alcemos la voz.

¿Por qué decide ir en contra de la normas impuesta en su país, decir que no al hiyab y poner su vida en riesgo?

Llevar el hiyab es como un intento por parte del régimen de meter a la mujer madre en una cajita, no dejándola criar a sus hijos con libertad de expresión. Limitaciones como tener prohibido bailar en la calle o mostrar el pelo lo que pretenden en último término es limitar cualquier forma de pensamiento de la mujer, y que se vea limitada a no ser nadie y vivir totalmente apartada. Países como Irán, Afganistán y el resto de estados islámicos quieren evitar que la mujer reciba una educación, porque eso conlleva una libertad de pensamiento; por eso quieren limitarlo al máximo. Se ven amenazados en su deseo de perpetuarse en el poder.

¿Ha sentido verdadero miedo en su país?

Siempre, en todo momento. Cada día que sales de casa no sabes lo que te pueda pasar, sabes que estás siendo observada y que puedes ser detenida por la policía moral y llevarte a prisión. En todo el mundo islámico ellos quieren dar la imagen de que todo está en paz y armonía, pero en realidad reina la inseguridad; existe una represión que no nos permite vivir con dignidad. Se trata de una religión que está enferma.

¿Cuánto hace que se exilió de su país? ¿Cómo lleva su familia su decisión?

Hace un año y medio que no he vuelto a Irán. Siempre he sido una mujer bastante independiente; desde muy joven ya no vivía con mi familia, por eso, quizás mi caso no es el ideal para tomarlo como ejemplo. Siempre he querido mostrar a las nuevas generaciones iraníes lo que yo ya sabía, pero mi familia siempre ha querido lo mejor para mí, están felices de que yo esté aquí, pero no he podido expresarme como la persona que soy en Irán, porque es imposible.

¿Por qué ha decidido utilizar el deporte como vehículo de transmisión de su mensaje?

Estuve compitiendo en diferentes disciplinas deportivas en Irán, como la natación o el kickboxing, pero me cansé de la competición después de llegar a ser diez veces campeona del mundo, vi que ya no me aportaba ningún beneficio personal. Sentí que necesitaba un oponente más allá de otra persona y encontré en la naturaleza la posibilidad de tener un reto personal de crecimiento, con mi vida y mi persona.

«Europa está jugando con fuego anteponiendo el dinero árabe a los derechos humanos»

¿Cómo ve que países como Arabia Saudí, con el dinero, utilice el deporte y a los deportistas de élite como medio para mejorar su imagen en cuanto a la situación de las mujeres y de los derechos humanos?

Europa está jugando con fuego. Está ofreciendo una imagen pésima y muy pobre ante todo lo que está sucediendo en el mundo islámico. Corre el peligro de que sus libertades terminen por verse afectadas. Estamos anteponiendo el interés económico a los derechos de las personas.

¿Cuándo está previsto que salga a la venta su libro ‘De una roca a una montaña’ y qué nos puede avanzar de él?

Sale a la venta el 6 de febrero. Con el libro pretendo conectar a mi abuela, a mi madre y mi propia historia; abrir los ojos e intentar contar lo que está pasando en Irán. El título, De una roca a una montaña, refleja cómo me siento hoy en día. 

¿Qué significa para usted ser una de las tres finalistas del Premio Aventurero del Siglo XXI junto a Simone Moro y Boris Hermann?

Si consigo ganar este premio, con la dotación que lleva aparejada, lo voy a invertir en este proyecto que tengo de conseguir que las montañas hablen, seguir abriendo nuevas rutas y ponerles nombres de mujeres o de proyectos relacionados con los derechos humanos y de la mujer.

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