El Molina Sport recupera su corona de campeón de la Copa del Rey

Los grancanarios tumban al 'anfitrión' tapado, el Caja Rural CPLV Valladolid, con un gol en la prórroga del MVP, Guti (5-6)

Cuarto entorchado de los amarillos en el torneo del KO

Los jugadores del Molina Sport posan con el trofeo de campeones de la Copa del Rey.

Los jugadores del Molina Sport posan con el trofeo de campeones de la Copa del Rey. / Molina Sport

El Molina Sport vuelve a hacer historia en la Copa del Rey. Los grancanarios conquistan Zamora en una final intensa y no apta para cardÍacos que tuvo que decidirse en la prórroga ante el CPLV Caja Rural Valladolid, que llegaba a la cita como líder de la Liga Élite y que defendía la corona de campeón.

Un gol de Guti, elegido como el MVP del partido, daba el triunfo final en la prórroga a los grancanarios tras llegarse al tiempo reglamentario con un 4-4 en el marcador.

Como era de esperar la final de la Copa del Rey arrancaba con una intensidad máxima en cada acción del juego, con un Pabellón Ángel Nieto hasta la bandera, con una mayoría aplastante de aficionados pucelanos en las gradas, merced a la cercanía geográfica de Valladolid, que les convertía en el anfitrión tapado de la cita copera.

La mejor defensa se medía al mejor ataque, en un partido intenso desde el primer minuto, en el que la lucha por cada pastilla se convertía en una cuestión de estado y en la que el trabajo se le multiplicaba a los dos cancerberos, Javi Tordera en el Molina y Jimmy Teed en el pucelano, para mantener sus porterías cerradas a cal y canto.

Superado el ecuador de la primera parte llegaba el primer gol del partido en una veloz contra de Chuck Baldwin en el que el rey de Copas del Molina Sport conseguía batir al meta canadiense del CPLV con un mortífero latigazo.

El gol no alteraba el plan de partido de los vallisoletanos que tiraban de corazón ante un Molina más cerebral en sus acciones. El empuje de los castellano leoneses tendría su recompensa a poco menos de 10 minutos para el descanso en un remate lejano de Andrés Baños que rozaba en Edu Cabalin lo suficiente para despistar a Tordera que no podía evitar que el 1-1 subiera al marcador.

Andrysek y Mooney lanzan a los grancanarios

El juego se aceleraba con los dos equipos volcados para deshacer el empate. Un tiro de revés del genial Jan Andrysek sorprendía a Jimmy Teed que veía como el 1-2 subía al marcador.

El Valladolid aumentaba su intensidad y sufría la exclusión de Carlos Cabrera, aprovechando el power play el Molina para aumentar su renta con un tiro elevado de Kevin Mooney que se colaba por encima del hombro del meta canadiense del CPLV para colocar el 1-3.

Sin embargo, el corazón pucelano todavía tendría algo que decir en un final de la primera parte de locura, e la que una discutible falta de Kevin Mooney sobre Charly Cabrera, le otorgaba un power play al Valladolid que aprovechaba Pablo Tribiño para reducir distancias al descanso (2-3).

Igualada pucelana con fortuna

El paso por vestuarios no rebajaba la intensidad, sino todo lo contrario, lo que embarullaba un poco más el juego, con menos fluidez en ataque y con los dos porteros exhibiendo su calidad a cada remate de sus oponentes.

Sin embargo, en una jugada afortunada de los vallisoletanos llegaba el tanto del empate (3-3), en un remate de Rubén Sinovas que se le quedaba enganchado en su guarda a Tordera, que no podía evitar que la pastilla se deslizase hacia el interior de su portería.

Los nervios crecían, las luchas contra la valla sustituían a las transiciones veloces, pero el Molina tiraba de inteligencia para dar un doble zarpazo que parecía definitivo en el partido, con un tanto a la media vuelta de Chuck Baldwin y un segundo gol tras recuperación en tres cuartos de campo del puk y que permitía a Guti colocar el 3-5 a falta de seis minutos para el final.

Mazazo y gloria

El Valladolid apretaba en defensa y asumía riesgos, lo que le permitía recortar diferencias a menos de tres minutos para el final en una nueva jugada afortunada en la que Guille Jiménez tocaba el puk lo suficiente para colarlo entre las piernas de Tordera para colocar el 4-5.

A dos minutos para el final los pucelanos decidían vaciar su portería para contar con un jugador de campo más que su rival y su propuesta kamikaze le servía para forzar la prórroga a 10 segundos del final al aprovechar Guille Jiménez un pase medido de Dani Diez que colocaba el 5-5 en el luminoso.

Llegaban cinco minutos de angustia en el que los dos equipos con tan solo tres jugadores en pista buscaban el gol de oro que les diese el ansiado título de Copa. El Valladolid tenía la primera oportunidad que se topaba con el guante de Javi Tordera, pero los grancanarios no fallarían su golpe. Mario Diez asistía a Guti y ejercía de pantalla para que su compañero ajusticiase a Jimmy Teed con un gol que les daba la cuarta Copa del Rey de su historia.