Mal, muy mal, inicia el camino hacia los Juegos Olímpicos de Londres la selección española. Ayer perdió contra Senegal en su primer partido de preparación y lo preocupante no ha sido el resultado, que no sirve para nada, sino la sensación que dejó en el estadio de Maspalomas el equipo que prepara Luis Milla. Así no se traerán de Londres ni siquiera un triste diploma olímpico, porque con ese fútbol sería un milagro que superasen los cuartos de final.

El ensayo debe servir para corregir múltiples errores, en especial la falta de actitud ante un rival como los olímpicos de Senegal que, sin hacer nada especial, ganan a pulso una satisfacción que servirá para reforzar su moral, porque de fuerzas van bastante sobrados.

La selección olímpica perdió los papeles en la primera parte. Más bien ni los llevó al campo. Trató de tener la iniciativa casi sin correr y se estrelló todas las veces que intentó hacer algo para ganar el partido y agradar a la numerosa afición que se desplazó hasta el estadio de Maspalomas, que hacía muchos años no presentaba ese aspecto tan poblado en sus gradas.

Los cachorros de los Leones de Teranga propinaron dos zarpazos a los españoles de los que nunca se repusieron. Las heridas fueron mortales y la lección sirve para sonrojar a los campeones de Europa sub 21. Con un fútbol simple, buena colocación y actitud, los senegaleses enrojecieron a la Roja Olímpica, como los denominó Marco Aurelio Pérez, alcalde de San Bartolomé de Tirajana.

Un descuido de Botía propició una peligrosa falta al borde del área en una acción con olor a penalti y expulsión en contra de España. Los africanos no sacaron provecho de esa acción. Sí ocho minutos después cuando un segundo córner consecutivo fue rematado desde el centro del área por el musculoso Seck. Los defensas españoles ni el portero De Gea hicieron nada. Aquello era un mal augurio pese a que el público empezó a animar para tratar de contagiar a los futbolistas en busca de la exigible reacción.

España, lenta e imprecisa, no sabía cómo armar sus jugadas. Tener la suficiente profundidad como para asustar a Ousmane Mane. Tampoco ayudaba el campo porque nunca ha ayudado. El balón cuando rueda parece una calabaza por los botes que da, si bien eso no es disculpa para una selección plagada de profesionales y que acude a Londres como una de las favoritas, aunque el entorno de la selección huye de esa condición porque siempre es mejor tener como punto de referencia la discreción y la humildad, algo que tal vez faltó ayer, entre otras muchas cosas.

Y es que el fútbol del equipo de Luis Milla era tan previsible que Senegal se impuso casi siempre. Sólo contadas acciones le permitieron acercarse al área contraria. La primera en un córner rematado por Botía a manos del portero y, al filo del descanso, una acción en la que tuvo suerte Senegal porque el árbitro señaló penalti por mano de Seck, sanción que no concedió tras consultar con su primer asistente a petición de los africanos. Lo cierto es que Adrián se quedó con las ganas de lanzarlo y la llegada del descanso más que un alivio fue un castigo para la selección española.

Milla hizo dos cambios y un nuevo error en defensa antes de cumplirse un minuto de la segunda parte puso el 0-2 en el marcador. El extraño remate, prácticamente desde el suelo, de Sadio Mané sorprendió a Mariño, que nada pudo hacer tras picar el balón en el área.

Aquello fue la losa que terminó por enterrar a los olímpicos españoles. Nadie tuvo sabiduría para enderezar la situación adversa y menos cuando no hubo ni un solo jugador capaz de lanzar sobre la puerta del flaco Camara con efectividad. El partido fue plácido desde ese momento para los senegaleses, que incluso pudieron marcar un gol más por medio de Konate.

Milla dio entrada a más jugadores, entre ellos dos de los que quedan fuera para viajar a Londres, Illarmendi y Álvaro Vázquez, y el panorama se mantuvo sin variación y preocupante para España. Y encima, malos modos, como el que tuvo Íker Muniain con Idrissa.

El marcador no se movió más pese a los intentos de Yero por Senegal y Koke por España. Malo y preocupante será si la selección española no saca conclusiones. El tiempo apremia y sólo los más preparados podrán hacer algo en unos Juegos Olímpicos que están a la vuelta de la esquina. Se espera mucho de la Roja Olímpica y no que defrauden como sucedió ayer.