Cuando era un atrevimiento irse a la Península para jugar a la pelota, Manuel Lorenzo González, conocido en el barrio de San José por Manolín, tomó una maleta de cartón piedra, que le prestó un familiar, y aterrizó en Madrid en 1963 para buscarse la vida con un balón enredado en los pies. Quería jugar en el Rayo Vallecano, tras no encontrar fortuna en la Unión Deportiva, y acabó en la SD Huesca, que esta tarde visita el Gran Canaria.

"Hice la pretemporada con el Real Zaragoza porque allí estaba como secretario técnico don Rosendo, Rosendo Hernández, pero me tuve que ir a Huesca porque ya estaba apalabrado", cuenta Manolín, de 69 años muy bien llevados por su afición a practicar deporte.

"Jugaba como medio, era fuerte, aunque también técnico", recita el antiguo futbolista, que también actuó en el Sporting de San José o el Extremadura, entre otros clubes. "¿A quién me parecería? No le voy a engañar, sería más Mascherano que Xavi", explica con gracia este hombre que rememora que cobró 35.000 euros del Huesca por temporada.

"Solo me pude quedar un año allí porque el club tenía dificultades económicas y yo era el futbolista más caro", precisa Manolín, quien recuerda con cariño su etapa en el conjunto azulgrana, donde hizo amigos tan entrañables como Carlos Lapetra, uno de los Magníficos del Zaragoza.