Andy Pando debe reinventarse si quiere jugar (más) en la Unión Deportiva. Lo sabe el delantero peruano porque se lo ha dicho el entrenador, Sergio Lobera. El preparador maño, tal y como ha concebido el sistema de juego de Las Palmas, no precisa de un nueve puro a la antigua usanza. Por eso Pando no juega tanto como quisiera, tanto como se le supondría por su fama de empedernido goleador.

El técnico maño no quiere a un jugador que se sitúe entre los dos centrales adversarios y les busque las cosquillas a base de empuje y fuerza. En su concepto de juego, Lobera pretende avispas que se muevan por el frente de ataque, buscando espacios para recibir envíos directos desde el medio o desde atrás, y den picotazos como hacen Thievy, Tato o Macky Chrisantus. Busca movilidad continua por los costados y a Pando le puede el centro del área, porque ahí es donde se ha ganado los garbanzos hasta llegar a la UD.

A pesar de que ha hallado una óptima forma física, el peruano ha perdido comba y confianza en los tres meses y medio que lleva en el equipo amarillo. Se le aleja el tren de la selección andina, que camina sin él por las eliminatorias hacia el Mundial de Brasil el próximo año, y este hecho le mina la moral, porque ya tiene 29 años y percibe que puede ser su último tren con el combinado nacional preparado por Sergio Markarián.

"Todo jugador siempre busca tener continuidad", apreció ayer Pando, tras el entrenamiento de la mañana. "Sabía que iba a ser complicado al llegar en el mercado de invierno, pero si lo vemos desde el punto de vista global, estoy contento porque estamos luchando por el objetivo". "Lo importante es el equipo", enfatizó para anteponer los objetivos colectivos a los individuales. El peruano, a pesar de piropear al entorno, la Isla y al equipo, no dejó nada claro que vaya a continuar la próxima campaña si no consigue convencer a Lobera de que su juego se ha reinventado.