Podría pensarse que a Fernando Alonso le han echado un mal de ojo esta temporada. Ya no es sólo que su McLaren-Honda no de para más, de momento, que para cerrar la parrilla -los Manor necesitaron un permiso especial de la FIA para poder disputar hoy la carrera-, sino que Ferrari se confirma como alternativa y el alemán Sebastian Vettel, el piloto que ha heredado su volante en la Scuderia, se mete en medio de la batalla reservada hasta ahora a los Mercedes. Eso sí, el ovetense optó por poner al mal tiempo en la crono una amplia sonrisa ante las cámaras y tirar de fina ironía: "Vamos progresando. Estamos más cerca de lo que estábamos en Australia... Si seguimos así, en tres o cuatro carreras podemos estar en la pole".
El decimosexto puesto del viernes en los ensayos libres invitaba a pensar que Alonso volviera a sacar ayer un conejo de la chistera en Sepang y superar la criba de la Q1. Aquí logró en 2003 la primera pole y el primer podio de su carrera en la Fórmula 1, y aquí ha logrado lo que ningún otro piloto: ganar con tres escuderías diferentes (con Renault en 2005, con McLaren en 2007 y con Ferrari en 2012). Pero ayer, y quitando a los Manor, los McLaren no estaban para competir contra nadie y el ovetense se veía incluso superado en el último momento por su compañero Jenson Button para ocupar la decimoctava plaza y pedir que el dios de la lluvia llore hoy sobre el circuito para intentar pescar en medio del río revuelto.
"Tenemos mucho trabajo por delante.Al coche le falta potencia, sobre todo en recta, pero confiamos en ganar plazas hoy en la carrera. ¿Lluvia? Cuando estás tan atrás no tienes nada que perder y algo podremos ganar. Además, para nosotros la carrera no deja de ser un nuevo test y si llueve podremos analizar el comportamiento del coche en mojado", comentaba el español, que quedaba eliminado a las primeras de cambio junto al debutante este año Felipe Nasr, su compañero Button y los Manor del británico Stevens (una vez más incapaz de sacar su coche del garaje) y del español Roberto Merhi, a quienes la Federación Internacional aceptaba repescar pese a no lograr la mínima exigida para completar una veintena de coches en la parrilla.
Sainz, sorpresa positiva
La sorpresa positiva en la Q1 la protagonizaba Carlos Sainz, cuarto con su Toro Rosso, pero el madrileño no estuvo luego fino en su primer intento en la Q2 y la aparición posteriormente de la lluvia le condenaba a la decimoquinta plaza. "Cometí un error en una curva", admitía.
Susto también pasó Lewis Hamilton en la Q2. Sus ingenieros calcularon mal los tiempos y la llegada del agua y el británico sólo conseguía el octavo crono. La bronca, por radio, fue más que considerable. Y en el garaje tomaron buena nota. En la definitiva Q3 le valía al campeón vigente su primera vuelta para hacerse con una primera plaza que ya nadie le discutiría.
Y cuando todo apuntaba a un nuevo doblete de Mercedes al frente de la parrilla, el décimo consecutivo tras el de hace quince días en Australia y los de las ocho últimas carreras del pasado año, apareció Sebastian Vettel con su Ferrari para meterse en medio de las flechas de plata y sumarse a la batalla por la victoria.
