Por un familiar, por su mascota, por un reto con uno mismo, o simplemente por puro amor al atletismo. Estas son algunas de las promesas que empujaron ayer a los participantes de la III edición de la LPA Night Run a darlo todo sobre el asfalto. Tras la cancelación el pasado 24 de octubre de la carrera nocturna más emblemática del Archipiélago por las lluvias torrenciales, había muchas ganas por quitarse ese mal sabor de boca. Se podía palpar en el corazón neurálgico de la prueba, el parque del Estadio Insular.

Las calles Manuel González Martín y General Mas de Gaminde hervían de calentamientos previos, algún que otro nervio y mucha bebida isotónica, antes del pistoletazo de salida a las 20.30 horas ejecutado por el alcalde de la ciudad, Augusto Hidalgo, y el concejal de Deportes, Aridany Romero.

Algún que otro rostro conocido de la élite del atletismo, como Patricia Díaz, acudieron a la cita deportiva, pero sobre todo gente de todas las generaciones, que se congregaron con un mismo objetivo: disfrutar del deporte. Luis Gómez es un asiduo de esta carrera, no se ha perdido ninguna de las tres ediciones. El cansancio que acumulaban sus piernas tras haber disputado la Ruta Doramas en Firgas durante el día de ayer, no le impidió competir anoche en la modalidad de los 10 kilómetros de la LPA Night Run. "Lo principal es llegar bien a la meta y sin ninguna lesión, que no es poco", comenta este funcionario de 41 años, aficionado al running desde hace seis años. "Correr de noche en la ciudad es un gusto, porque no lo puedes hacer el resto del año", añade.

Un desafío personal. Ésa es la motivación de Ebed Mata, un ingeniero técnico de topografía. "Me gusta correr por superarme a mí mismo, cuando termino me siento satisfecho conmigo mismo, es una paz interior. Los nervios del día se van, salgo relajado", apunta el joven grancanario, que por segunda vez participaba en Medio maratón. Su techo es 1 hora 35 minutos.

Rocky es la razón que llevó a Vicky Clemente a recorrer los 10 kilómetros. "Dedico esta carrera a mi perro, que ya es mayorcito, tiene 16 años", explica esta analista de mercado, que lleva el nombre de la mascota en su dorsal. "Este deporte me da libertad, desconectas muchísimo y el sufrimiento que te genera luego te conecta, te da presencia, es un subidón", añade.

Al igual que Clemente, el atletismo circula por las venas de Claudia Mola. "Me la tomo como preparación para el Gran Canaria Maratón de enero. Hay que tener mucha cabeza para correr", señala esta estudiante de Ingeniería de Diseño de la ULPGC, que repite la experiencia nocturna este año. Su programa de entrenamientos no baja de tres veces por semana y una hora y media diaria, que combina con su otra pasión: bailar.

No sólo isleños tomaron la salida. Juan Verdejo, oriundo de Jaén pero canarión de adopción desde hace más de una década, está en plena forma a sus 56 años. Estuvo arropado por sus amigos en la modalidad de 10 kilómetros, unidos por la misma afición. "Es difícil explicar el sentimiento sobre el asfalto. Estamos entrenando muy duro durante todo el año y compensas ese sufrimiento cuando llegas a meta", indica este pintor decorador.

No podía faltar en esta fiesta deportiva, Juan José Laforet, cronista oficial de la ciudad. "Aunque se haya aplazado, la carrera sale con las mismas ilusiones y alegrías", comenta este atleta amateur, que compitió por las mujeres que sufren violencia de género.

Avi González, dueña del bar El Fénix, abierto hace apenas dos meses en Mas de Gaminde, estaba encantada con la organización del Ayuntamiento capitalino y de DG Eventos. "Estamos a tope, muy bien. Hemos vendido sobre todo bebidas energéticas, mucha agua, cerveza, bocadillos", afirma.