Eduardo Martínez Ramírez (25/2/1976) y Silvia Santana Rodríguez (11/4/1977) son dos grancanarios que decidieron unir sus vidas el 18 de agosto de 2012. Se las prometían muy felices. Él, un joven licenciado en Farmacia con una empresa emergente de distribución; ella, una joven licenciada en Derecho. Ambos, con todo un mundo por delante.

Sin embargo, una fatídica fecha se interpuso en su camino. El 3 de noviembre de 2012, Eduardo sufría un trágico accidente que iba a determinar su futuro inmediato. "Estaba entrenando la subida al Pico de las Nieves, porque iba a participar en la Cicloturista. Recuerdo que subí bien, sin problemas. Luego, en la bajada, más o menos a la altura de La Pasadilla, perdí el control de la bicicleta y me vi rodando por el barranco. No recuerdo nada más hasta que desperté en el hospital", señala Eduardo, quien como consecuencia del accidente sufrió una lesión medular a nivel de la vértebra dorsal 6 (D6) que le dejó impedido y en silla de ruedas.

Fueron momentos duros. El mundo se le vino encima al joven matrimonio. Pero su coraje les ha llevado a superarlo todo, "porque desde entonces vivimos en positivo", como señala Silvia y así lo recoge en el libro que recientemente acaba de publicar -titulado Sonríe, ponte plumas y celebra la vida- e ideado a raíz de las vivencias conyugales desde entonces.

Coraje e ilusión

"Yo he cambiado muchísimo desde el accidente", señala Silvia, quien añade: "Es otra visión. Cuento la realidad, sin ánimo de recibir pena o lástima, porque nosotros vivimos y pensamos en positivo y eso es lo que pretendemos mostrar a los demás". Así, en ese vivir en positivo, han surgido desde ese noviembre de 2012 muchas ideas, a base de coraje e ilusión. De una parte, Eduardo Martínez y Silvia Santana, junto a otro buen número de amigos, la mayoría de ellos triatletas, han fundado un equipo que se denomina La vida sigue en +, y en el que ya forman unas cuarenta personas, de las cuales cinco compiten como personas con diferentes discapacidades, entre los que se encuentra el jovencísimo lanzaroteño Acoydán, de apenas 11 años, "y que ya se está preparando para disputar la Gran Canaria Maratón", indica Eduardo.

Ese coraje y esa positividad que rezuma por todos sus poros la han dirigido este año Eduardo y Silvia a cumplir con una ilusión: correr juntos una de las pruebas a la que más cariño tienen, la HPS San Silvestre. "En 2012 querían que participase, pero, la verdad, yo estaba mal, hundido y no pude. Luego, en 2013 me invitaron a que diera la salida, y lo hice. Y ahí prendió de nuevo mis ganas para volver a participar, como había hecho antes del accidente", señala Eduardo.

Así, en esta edición de 2015 ambos van a correr. Eduardo con la silla de atletismo -la que se ve en la imagen- y Silvia a pie. "¡Supongo que me esperarás!", señala ella a su marido, quien responde: "¡Si me entra hambre, te espero en casa!", y surgen las risas.

"Es la primera vez que voy a correr, porque me hace ilusión hacerlo con él. Antes había tenido algún atisbo de intención, pero nunca llegué a hacerlo. Y voy a acabar. Yo iré a mi ritmo y la acabaré, aunque sea caminando. ¿Qué tiempo te dan para llegar?", pregunta a Eduardo y este, entre risas, le responde: "Creo que debes llegar antes de que se inicie la de 2016".

Eduardo siempre tuvo ilusión por disputar esta carrera, y este año lo hará gracias a que ICOT le ha conseguido esta silla de atletismo y les patrocina para participar en la prueba a los componentes del equipo que quieran hacerlo. "Es una fiesta para estar con los amigos, todos aquellos que corríamos desde el principio de esta prueba", indica Eduardo, que antes de su accidente había incluso llegado a disputar el Ironman de Lanzarote o dos veces la travesía a nado de La Bocaina. Ahora, una vez recuperado física y mentalmente, ya se ha atrevido a algunas carreras y, además, con la prueba del Mar de las Calmas, en El Hierro, que disputó recientemente y donde logró nadar 12 kilómetros, lo cual es toda una proeza.

La San Silvestre es el nuevo reto para este matrimonio lleno de coraje y pundonor, así como para sus compañeros de equipo. "Nuestra idea, nuestro objetivo, es formar una escuela de paratriatlón y participar en pruebas. Es nuestra ilusión y la del equipo", apunta Eduardo, quien por el momento, y dado que debió dejar su profesión dada su invalidez permanente, se dedica a dar charlas en colegios, asociaciones e incluso hasta en Salto del Negro, acerca de prevención de accidentes, discapacidad y deporte o motivación. "Es muy importante que todos sepan que la vida da segundas oportunidades, y nosotros somos un ejemplo muy claro de ello", indica Eduardo. Además, "la Fundación Vodafone me becó y he hecho un máster sobre 'Tecnología de accesibilidad y diseño para todos', en la Universidad Carlos III de Madrid, y quiero aplicar todo lo aprendido para ayudar a las demás personas discapacitadas. Aquí prácticamente no hay nada acerca de la tecnología aplicada a la accesibilidad, aún a pesar de que nosotros conformamos un club integrador e inclusivo, de tal forma que también hemos creado una Fundación y nos volcamos en ella para ayudar a los demás", añade. En definitiva, que Eduardo, Silvia y sus compañeros del equipo 'La vida sigue en +', tomarán parte en esta nueva edición de la HPS San Silvestre con mucha ilusión y coraje, con ese positivismo que les invade y que sigue intacto pese al paso del tiempo.