Lleva 50 años ligados al mundo de la canasta. Historia viva. En referencia al CB Gran Canaria, ¿qué recuerdos tiene del club y de su propia evolución?
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Siempre lo he visto como algo fantástico. Ese ambiente que se vive en la Isla, en el que se sienten identificados con el equipo, es formidable. Eso ayuda al club a mantener una línea como la que ha tenido, que es realmente increíble con las posibilidades que tiene. Y más ahora, al participar en la Eurocup, con viajes muy largos. Poder realizar el tipo de baloncesto que está haciendo es el resultado de una proyección de hace muchísimos años. Por lo tanto, es una maravilla.
Respecto a esa proyección, ¿ha cambiado con el relevo en la presidencia del club? ¿El salto de calidad que tantos demandan se mantiene como reto?
La verdad es que nosotros, los técnicos -desde Berdi [Pérez] hasta los ayudantes- y los jugadores vivimos el día a día disfrutando muchísimo. Lógicamente, de lo que hace falta para llevar el club adelante, estamos un poquitín menos conectados con respecto a cómo se hacía antes. Cuando entrenaba al Joventut o al Barça había un contacto con los directivos casi de reciprocidad en cuanto a ayudarles a entender el deporte y ellos hacia el entrenador a entender cosas de las directivas. Ahora se vive un poco más separado. Pero realmente el equipo está en una línea muy positiva.
Tras 50 años en la ACB, ¿cumplirá los 51 al mando del Herbalife Gran Canaria?
Nunca se sabe. No me preocupo de ello... Cuando tenía 30 años pensaba en mi futuro, pero ahora ya no lo hago. El futuro está en el domingo, que es cuando jugamos ante el UCAM Murcia.
Antes hablaba de una línea positiva del equipo. ¿Cuál es la meta fijada después del papel que cuajó el Granca en la Copa?
Pues ir haciendo exactamente los mismo que en la Copa. ¿Qué es? Desde el principio del curso hasta la Copa el equipo ha mejorado mucho. Ahora estamos en un nivel que es muy difícil mejorar. Tenemos que respetar a los demás equipos, que también progresan. De aquí al final debemos conseguir los mejores resultados posibles en base a continuar con el mismo interés, el mismo trabajo y la misma ilusión.
Ese trabajo se ve reflejado en el papel del equipo, pero también ha dicho usted que el respeto se gana en la cancha. Con estos dos conceptos, ¿diría que el partido que enfrentó al Real Madrid en casa el domingo pasado se le faltó el respeto al Gran Canaria y a su afición?
[Piensa] Intento no entrar en temas que no me toquen directamente. Quiero decir, yo hablo de mis ayudantes, de mis jugadores y las cosas que tengan que hacer los demás, ya las harán ¿no? Cada partido tiene unas dificultades diferentes y nosotros deberíamos hacer lo máximo por nuestra parte, que es lo que creo que hacemos.
Tras temporada y media en el club. Dígame un momento para recordar y otro que borraría.
Lo mejor, sin duda, es vivir en la Isla. Aunque fíjese, esta semana la tenía sin viajes y he tenido que venir aquí a Madrid, aunque lógicamente el esfuerzo vale la pena. Ha coincidido con el día de descanso de la semana, porque normalmente, cuando tienes partidos dos días por semana, no puedes tener este parón. Asumo perfectamente los viajes y si lo lamento no lo digo por mí. Son muchísimas horas lo que implica cada desplazamiento, no solamente en los aviones, si no en los aeropuertos, autocares, etcétera. Resulta muy difícil conseguir que el equipo, aunque afortunadamente lo hemos conseguido, tenga un nivel bastante bueno cuando no tienes la posibilidad de entrenar porque pierdes muchísimo tiempo por los viajes y tienes un gran desgaste físico. Eso es un poco lo peor.
Durante la gala ha transmitido unas palabras de su padre en las que él le decía que "puedes ganar o perder pero tienes que intentar ser el mejor". En referencia a este mensaje, en el partido que enfrentaba al Real Madrid en la primera vuelta liguera, les comentó a sus jugadores algo parecido por su "falta de educación" respecto a la imagen que dieron en que partido ¿Apeló entonces a esa enseñanza de su padre?
Sí, mi padre me dijo que no importaba que fuera barrendero o lo que quisiera ser, pero tenía que intentar ser el mejor. La frase que yo apunté aquel día, que sólo es achacable a diez minutos de toda la temporada porque en el resto del tiempo la actitud de los jugadores ha sido magnífica, era que no hay que valorar o desilusionarse porque en un momento determinado no las metas, o te las metan todas y pierdas, sino que hay que seguir con el mismo espíritu. Eso sí que es una filosofía que es muy importante, no sólo para el equipo si no para la vida. No hay que dejarse llevar por las euforias excesivas ni por las decepciones al mismo nivel.
¿Cómo era el baloncesto hace cincuenta años?
Primero, integrándote dentro del baloncesto y evolucionando y, permítame que presuma un poco, ir por delante de los demás, porque es muy difícil cambiar las cosas y cuando cambias vienen las críticas, pero al cabo de los años tienes la satisfacción de que esas cosas que cambiaste y que antes me criticaban es lo que ahora hace todo el mundo.