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Aitor, Chano y Nelson, de izquierda a derecha, sostienen en su casa diferentes placas del Athletic.JOSÉ CARLOS GUERRA

UD Las Palmas El reportaje

Con Iríbar empezó todo

Chano Benítez es hincha del Athletic desde que le regalaron la camiseta del 'Txopo' cuando era un niño

La pasión por un club de fútbol se puede desatar por un sinfín de motivos. Lo más habitual es por pura herencia y cercanía. Así es como se construyen la mayoría de las aficiones del mundo. También los hay que se enganchan a un equipo por su estilo de juego, porque ganan títulos, por un partido concreto que les impresiona, por un viaje a una ciudad que les enamora o por un jugador que les llama la atención. O, como en el caso de Chano Benítez, por una camiseta.

Cuando hizo la primera comunión le regalaron la elástica del 'Txopo' Iríbar y desde entonces su vida se tiñó de rojiblanco. En los partidos de fútbol que jugaba con sus amigos en Gáldar siempre elegía ser portero. "Yo era malo con los pies, pero para la portería no tenía problemas en tirarme contra las piedras. Mis amigos vieron que era bueno y siempre me elegían. Y como era portero me regalaron la camiseta de Iríbar", empieza Chano, socio 5.065 del club. Por entonces el 'Txopo' era el mejor portero del fútbol español y el ídolo de una generación de aspirantes a guardametas. Y Chano era uno de ellos.

Ese regalo le hizo fijarse en el Athletic. Y lo que empezó como una simple prenda envuelta en papel de regalo se ha convertido en un modo de vida. Ahora, a sus 54 años, su casa es un auténtico museo del Athletic. Su pasión no tiene límites. De hecho hoy, a pesar de que sufre agorafobia, estará en el Estadio de Gran Canaria para ver a su equipo en vivo por primera vez en quince años, desde la última vez que el Athletic jugó en la Isla.

Como toda historia de amor que se precie, Chano tuvo un punto de fortuna para desarrollar ese sentimiento. Cuanto todavía era un niño ilusionado por una camiseta de portero resultó que un vecino suyo también era del Athletic. Y le llevaba a ver los partidos del equipo rojiblanco al Insular. Esa cita anual era uno de los momentos más esperados para él: "Cuando veía un partido del Athletic los ojos se me llenaban de lágrimas", admite.

Julen y la visita a San Mamés

Su fiebre por el club fue creciendo durante su niñez y empezó a guardar objetos del Athletic: "Pero la camiseta se me echó a perder junto a otro montón de cosas porque se me mojaron, incluido el equipo de chapas. Me dio mucha rabia y por eso empecé a coleccionar tantas cosas. Llevo 40 o 45 años coleccionando", continúa.

Su primer gran ídolo fue el 'Txopo' Iríbar, al que incluso conoce personalmente y al que entrega hoy una placa ideada por él mismo por ser su primera visita al Estadio de Gran Canaria. Y el segundo es Julen Guerrero, un jugador por el que recortaba artículos de prensa para conservarlos: "Cuando venía a jugar el Athletic aquí contra el Tenerife o Las Palmas le llevaba los libros, que he hecho unos 40, con los recortes de periódicos y fotos para que viera lo que tenía de él. Julen se quedó alucinando y él me daba las entradas. Cada año lo mismo", explica.

Pero Chano tenía una asignatura pendiente como aficionado del Athletic, la de visitar San Mamés. Fue Julen Guerrero quien le concedió el sueño, y además lo hizo en una fecha muy especial: el centenario. "Lo recuerdo como si fuera ayer y han pasado 18 años. El recibimiento que tuvieron conmigo, tanto Julen como los padres, los suegros y los amigos no lo olvidaré. Fue un Athletic-Valencia y un Athletic-Juventus, me gocé dos partidos junto a los padres de Julen y cerca del presidente. Me sentía un rey", indica. Y aprovechó para aumentar su museo: "Me llevé por lo menos cien fotos de cosas que tenía del Athletic y los bilbaínos fliparon. Todos a los que conocía me regalaban cosas para que las guardara. Me daban pines, entradas, sellos de plata, monedas del Athletic, libros, periódicos del centenario... de todo", recuerda.

De padre a hijos

Si Chano es aficionado del Athletic gracias a una camiseta, sus hijos tienen un motivo más común: su padre. Nelson y Aitor comparten sangre, apellido, casa, museo y pasión con Chano. El padre no ha podido ir al nuevo San Mamés, pero sus hijos sí que lo han disfrutado. "No he ido por la enfermedad que tengo. Sería una ilusión tremenda, pero ahora que viajen mis hijos", explica Chano.

"Al nuevo San Mamés fuimos para ver el Athletic-Valladolid que quedó 4-2", recuerdan los hermanos, que aprovecharon para traer a Gáldar más piezas para el museo, como en viajes anteriores. Cien bufandas, unas 40 camisetas, fotos con sus ídolos -en especial Iríbar y Guerrero-, autógrafos... otro templo rojiblanco a más de 2.000 kilómetros de San Mamés.

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