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La primavera maldita

La primavera maldita

El Rocasa, en apenas tres semanas, se despide de la Copa, la Liga Iberdrola y de su segunda corona continental

Plata europea para el insaciable dragón amarillo en el infierno polaco. La quinta corona no llegó. Hay maneras de caer en el parqué en una primavera maldita. Las pupilas de Antonio Moreno se han despedido, prácticamente en un suspiro, de la Copa de la Reina y del título de Liga en las últimas jornadas. Y ahora, ven como se esfuma el cetro europeo. Se cierra la campaña con la Supercopa, que ilustra el cuarto título de una secuencia fantástica -en la parte inferior de la información figura el palmarés de las isleñas-.

¿Qué le faltó al Rocasa? Aferradas a la épica, se cayó con un barniz poético. El bloque de Antonio Moreno puso el piloto automático con un segundo tiempo repleto de coraje y tuvo la segunda corona continental en su mano. Pero Kinga Acruk -siete tantos- arruinó cualquier opción de milagro, ante un MKS Perla Lublin incombustible en la fases decisivas de una final repleta de adrenalina. El cruento destino de una multinacional de la rabia, que sabe lo que es perder finales de Copa de la Reina (2014 y 2013), así como Supercopas (2014, 2015 y 2016). Ahora llega la primera plata europea, ya que hace dos años se besó la eternidad en Telde.

Frenar el bombardeo

El conjunto polaco de Robert Lis impuso su tesón, un lanzamiento exterior portentoso y una sensación de superioridad indescriptible. Pero el Rocasa se aferró al nervio de Haridian Rodríguez. El primer tiempo fue una pesadilla, y se fueron las locales de forma contundente: 10-6 tras un nuevo tanto de Achruk. Las intervenciones de la araña Silvia Navarro fueron el anzuelo. La oportunidad para renacer del caos.

Un tanto de Melania Falcón, seis de Manuela Pizzo, cuatro de Sayna Mbengue, dos de Tiddara Trojaola, tres de Toscano y tres de Macedo. Haridian echó el resto en esa búsqueda constante del oro.

Pero no se podía regalar. El Rocasa malogró dos penas máximas en instantes capitales del encuentro, se arrugó el dragón amarillo que terminó superado de forma clara. El resultado no fue justo, no fue la fotocopia de una final apretadísima, que se decidió por una fina capa de glucosa. Las polacas llegaron más enteras a un fin de fiesta portentoso. Al Rocasa se le nota esquelético, en un esta primavera maldita, donde han volado varios títulos de forma cruenta. Especialmente el de la regularidad, porque el Rocasa ha completado méritos para coronarse como campeón del campeonato doméstico.

Quizás en la retina de las gladiadoras de Antonio Moreno haya pesado los efectos nocivos de la primera maldita. Perder la Copa y la Liga han pesado de forma diabólica en la muñeca de estas heroínas.

A pesar del bombardeo, de la penuria de verse siempre a remolque, el Rocasa lució amor propio. Al infierno de pie. Como muestra de la rebelión, el inicio de la segunda mitad. Todo parecía perdido en el parqué: Mbengue desperdició un penalti y Melania Falcón hizo lo más difícil, errar un gol evidente.

Y llegó Manu Pizzo y una actriz inesperada como Carmen Toscano. La bandera del Rocasa, Tiddara Trojaola, puso a las grancanarias a solo un gol. Llegó el empate gracias a la extremo: 22-22. El fin de fiesta.

Fue en ese punto kilométrico cuando se apagó la luz. Macedo perdió el tino, temblaron las piernas cuando las polacas parecían más vulnerables. Derrota de forma contundente pero el espíritu indomable sigue vivo. A este Rocasa, nunca hay que darlo por muerto. Cuatro coronas y la quinta se quedó a unos centímetros en la primavera maldita. Todo por un final tétrico, a oscuras, para un elenco de gladiadoras, que se refugiaron en Toscano para acariciar la hazaña imposible.

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