SPR Pogon Szczecin: Monika Pruenster, Ivana Blozovic (4), Daria Szynkaruk (4), Daria Zawistowska (1), Karolina Kochaniak y Jelena Agbaba (4), Joana Wolowsky (2) „equipo titular„. Oktawia Plominska (1), Patrycja Noga, Agata Cebula (1), Marlena Urbanska (1), Natalia Janas, Marta Wawrzynskova, Ivana Dezic, Natalia Krupa y Valentina Blazevic (1).

Rocasa Gran Canaria: Silvia Navarro, Mela Falcón (1), Tiddara Trojaola (4), Lissandra Lussón (7), María González (3), Sayna Mbengue (5) y Haridian Rodríguez (7) „equipo titular„Gleinys Reyes (1), Manuela Pizzo (1), Arinegua Pérez Risco (1), Carmen Toscano (1), Vika Macedo, Slavica Schuster y Dara Hernández.

Parciales: Cada cinco minutos. 2-4, 5-6, 7-9, 9-12, 10-15, 12-17 „descanso„ 12-19, 14-19, 17-20, 18-24, 20-28 y 23-30 „final-.

Árbitros: Safia y María Bennani (Suecia). Excluyeron a Voloszyk, Zawistowska y Kochaniak por el Pogon Szczecin y a Haridian Rodríguez (dos veces), María González y Melania Falcón por el Rocasa.

Incidencias: Netto Arena de Szczecin ante unos 1.600 espectadores. Partido de ida de la final de la Challenge Cup.

'Vamos a bailar/Ponte tus zapatos rojos y baila el blues/Vamos a bailar/A la canción que están tocando en la radio'. Esas primeras líneas del tema Let's dance de David Bowie fue lo primero que sonó en el Netto Arena cuando el Rocasa Gran Canaria saltó a calentar en la pista del SPR Pogon Szczecin. Como si la canción penetrase en el equipo, el Rocasa cumplió con esa estrofa: bailó en la pista, bailó con el Pogon y encarriló -y de qué manera- su segundo título de la EHF Challenge Cup.

Y es que el cuadro de Las Remudas, en un partido soberbio, danzó sobre la pista e hizo suyo Szczecin. Ganó en la ida de la final del título continental por 23-30 al cuadro polaco para dar un paso de gigante y conquistar por segunda vez la EHF Challenge Cup. Casi nada. Rodeó al Pogon Szczecin con una defensa férrea, anulando sus puntos fuertes como el juego con el pivote y el lanzamiento exterior. Superó la corpulencia física del cuadro polaco y suplió con garra su falta de centímetros. Con eso y con talento, algo que no dan los músculos ni la altura.

El Rocasa completó una primera parte extraordinaria, supo sufrir al comienzo de la segunda y selló siete goles de renta para el partido de vuelta en el Rita Hernández de Telde el próximo domingo. El paso es de gigante. Siete goles de renta en un 'rock and roll' con zapatos de claqué.

Porque el Rocasa sacó sus mejores galas, la versión de los días grandes para doblegar al SPR Pogon Szczecin: actitud defensiva y recursos en ataque. En un día donde llegaron balones contados a los extremos, el Rocasa tiró de brazo en un gran día de Lissandra Lussón y Sayna Mbengue -7 y 5 goles respectivamente-, escoltadas por un trabajo fenomenal de Haridian Rodríguez en el pivote -otros 7 goles-. Todo redondeado con la figura de la sempiterna Silvia Navarro, sostén del equipo en la segunda mitad, con 14 paradas -21 en el partido-. Unos números de lo que es: leyenda del balonmano nacional.

Arrancó el Rocasa Gran Canaria con buen ánimo y dos factores fundamentales: Silvia Navarro empezó parando y dificultó cada uno de los ataques del SPR Pogon Szczecin. Contener a la gigante Jelena Agbaba, móvil en la línea de seis metros y canalizadora de parte del juego polaco, era un elemento clave para que el Rocasa sacara un buen resultado del Netto Arena.

Lisandra Lussón abrió el marcador y desde entonces el Rocasa se puso en plan mandón. Controló la situación siempre, con ventajas que oscilaron entre los dos y tres goles, superando exclusiones como la de Haridian Rodríguez y Mela Falcón. La capitana María González era el metrónomo del equipo de Carlos Herrera, enorme en la dirección.

Se cruzó el ecuador de la primera mitad con el Rocasa dominante. No le gustaba ese panorama a Neven Hrupec, técnico local, que paró el partido en busca de una reacción de las suyas. Más que un vuelco del partido, el croata encontró todo lo contrario: el látigo del Rocasa.

Porque Haridian Rodríguez, tras una asistencia de espaldas de María González -cosas de llevar toda una vida jugando juntas-, aumentó la ventaja (8-11). El Pogon peleaba por no despegarse del marcador, pero el Rocasa hacía justo lo contrario: quería marcharse del todo, aprovechar para romper el partido. Y el plan funcionó.

Con un parcial de 0-3 alcanzó su máxima renta hasta el momento con cinco goles (10-15, gracias a Trojaola, Haridian Rodríguez y Pizzo). Apretó el Pogon que no encontraba la manera de responder. El trabajo de Carlos Herrera y Roberto Santana se notó. Insistieron en cómo cerrar huecos a Jelena Agbaba y también en no darles facilidades para lanzar desde lejos.

El Rocasa se marchó hasta los seis goles de renta (11-17) y se llevó cinco al descanso. El partido iba sobre ruedas para el conjunto grancanario, cómodo en la pista, vibrante, con hambre de victoria. Pero el partido, que parecía plácido por momentos, se enredó en la segunda mitad para hacer creer al Pogon Szczecin y al Netto Arena, dormido hasta ese momento.

Momento difícil

El segundo acto se abrió con el Rocasa poniendo la máxima diferencia en el marcador hasta el momento: siete goles de ventaja (12-19, tras un gol de Tiddara Trojaola). El parcial inicial de 2-0 mostró el camino al equipo de Carlos Herrera y Roberto Santana, que seguía controlando la movilidad y corpulencia de Jelena Agbaba, bien vigilada entre Manu Pizzo, Lissandra Lussón y Haridian Rodríguez. Si la pivote entraba en juego, habría problemas para el Rocasa.

El SPR Pogon Szczecin no quería que se le escurriese tan pronto la final de la Challenge Cup. Encontró vías de escapa en el buen 6-0 que había plantado el Rocasa hasta el momento y empezó a carburar.

Entre eso, la falta de tino de cara al arco polaco y las pérdidas, el cuadro teldense empezó a dilapidar su renta. El parcial que levantó en un momento el Pogon era preocupante: 5-0. De repente, el Pogon se había puesto a solo dos goles (17-19).

Sufrió el Rocasa, obstinado en ataque ante un Pogon que leyó mejor esa fase del encuentro. Paró el asunto Carlos Herrera y reajustó a su equipo, al que refrescó con la entrada de Arinegua Pérez Risco o Carmen Toscano. Pero si el Rocasa consiguió traerse siete goles de ventaja para el partido de vuelta fue, en gran medida, por la aparición de la guardameta Silvia Navarro.

La portera valenciana tiene ese halo que solo rodea a los más grandes. Su capacidad de intimidación no se mide en centímetros. Es otra cosa lo que desprende Navarro, algo casi que escapa a la física, a la ciencia. Se encogen los brazos cuando el balón le mira, cuando se topan con su poder de anticipación, con sus reflejos perennes.

Las paradas de Silvia Navarro reconducieron al Rocasa, que siguió por delante. Superó el bache y le volvió a tomar el pulso al partido. Aceleró y encontró la manera de volver a desesperar al Pogon Szczecin.Devolvió el parcial de 0-5 y se soltó de nuevo (18-25, espoleados por Lussón y Haridian Rodríguez, que jugó todo el partido en un derroche de poder).

Derribado ese muro, el Rocasa se lanzó a por el partido, la final y el título. Esos siete goles de ventaja final son un tesoro para el Rocasa Gran Canaria que cada día está más cerca de completar un año de gloria y aumentar las piezas del museo.

Solo le quedan 60 minutos más para levantar su segundo título europeo y tres partidos para terminar su eterno duelo con la Liga Guerreras Iberdrola. Bowie le pidió bailar al Rocasa y