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OPINIÓN

Siete años en sesenta minutos

Siete años en sesenta minutos

Hubo una vez un entrenador, inspirado por el gran Xesco Espar, que reunió a un grupo de jugadoras que creían en él y les contó aquello que Xesco le contó a la plantilla del FC Barcelona de balonmano antes de uno de los partidos mas importantes de sus vidas: "La razón por la que sólo nos falta un peldaño es porque nosotros somos los que hemos subido los otros veintinueve" [Xesco Espar, (2010) Jugar con el corazón].

Xesco hizo subir treinta escalones a su plantilla en silencio y luego reflexionó con ellos; él quería que entendieran que el esfuerzo entre el vigésimo noveno y el trigésimo peldaño era exactamente el mismo.

Carlos Herrera hizo la misma reflexión con las suyas horas antes del partido más importante de sus vidas. No había que hacer nada extraordinario. Solamente aquello que habían estado haciendo todo el año. El trabajo estaba hecho. Era el momento.

Ayer vivimos probablemente uno de los días más gloriosos y exitosos del deporte canario en toda su historia. Una Liga. La primera. La Liga. Buscada y ansiada durante los últimos siete años. Siete años remando y remando para morir siempre en la orilla porque siempre faltó la madurez y la frescura de los grandes equipos para llegar con vida, con fuerzas y con opciones reales. Y aquí es donde aparecen los tres genios de la lámpara: gracias Carlos Herrera, gracias Roberto Santana y gracias Jesús Alemán por llevarlas hasta un día, un momento y un lugar que difícilmente olvidarán.

Tratar de describir las emociones vividas ayer tras el pitido final sería tratar de mentirles, y esa emoción la compartimos pero no nos corresponde. Es la emoción que le corresponde a quienes han soñado durante tantos años con ella, quienes han remado sin descanso durante esos siete años y han fracasado casi siempre como más duele: acariciándola con la punta de los dedos.

Anoche María González se encargó de acariciarla y levantarla con fuerza porque sabía que era el fruto del trabajo de muchos años y de mucha gente; con cariño porque es un trofeo mimado y deseado; con orgullo porque es el mismo que todos nosotros sentimos por nuestra capitana y por nuestro equipo; y también la levantó con un cierto grado de melancolía porque en su interior quiere dar un trocito a todos los que de alguna manera u otra han contribuido a este éxito desde que el profesor Moreno despertó un día con la idea en su cabeza de crear una escuela de balonmano en el colegio.

Hoy, horas después, con la cabeza algo más fría pero aún invadidos por la felicidad que rodeó anoche este hecho histórico, pienso que quizás todo pase por algo. El deporte y la vida en general nos pone a prueba constantemente, nos golpea con fuerza, nos hace grandes a base de fracasos. Y anoche ellas fueron las más grandes. Y tenían que ser ellas, precisamente ellas. Ellas y sus familias. Porque así lo decidió el destino y porque "todos los grandes campeones son campeones en su interior antes de que les cuelguen la medalla" [Xesco Espar]. Porque creer en algo es el primer paso. Porque todo se crea dos veces, la primera en nuestra mente y la segunda ahí fuera, en el día a día, peleando y trabajando duro.

Dos Copas SM La Reina, una Supercopa de España, dos EHF Challenge Cup y una Liga. Ni el mismísimo Antonio Moreno pudo haberlo imaginado, estoy segura. Pero me quedo con algo que no se empolva como lo hacen los trofeos: la capacidad de emocionar. ¿Qué es el deporte sino eso?

Alba Albaladejo. Exjugadora del Rocasa Gran Canaria.

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